Nueva Asamblea Nacional
El miércoles 5 de enero de 2011 se instaló el nuevo parlamento, que durará hasta el día 5 de enero de 2016, compuesto por 98 diputados del PSUV, 65 de la Unidad, y 2 del PPT. Asistieron 162 parlamentarios, porque los 3 restantes -todos de la Unidad- su inmunidad parlamentaria fue y es violada por la "justicia" de la dictadura.
La instalación de la AN fue un forcejeo entre dictadura y democracia, en el cual la democracia salió bien librada.
Aunque se esperaba una “batalla campal” entre el PSUV y la Unidad, el ambiente conflictivo se fue desmontando semanas antes, y lo que hubo fue pugnacidad entre los grupos parlamentarios, pero eso ocurre en los parlamentos. No podía ser de otra forma: entre un gobierno que quiere imponer una dictadura “entre chistes y cadenas”, y unas fuerzas democráticas que lo impiden, tiene que ocurrir pugnacidad, pero al mismo tiempo, se da una dinámica de interacción entre diputados de diversas corrientes, por más “ley contra la conciencia” que haya aprobado la anterior AN. Al final de la instalación, varios parlamentarios de la Unidad se acercaron a la directiva a reclamar, y en la instalación del Parlatino el día 7-1-11, Aristóbulo Istúriz tuvo que responder al discurso de Henry Ramos. Los parlamentarios van a interactuar, es inevitable.
El clima de “compartimientos estancos” que el gobierno quiere promover en la AN, no va a durar mucho. Un dato interesante es que Alfonso Marquina comentó en el programa Buenas Noches de Globovisión (día 5-1-11), que los empleados de la AN se acercaron a los parlamentarios de la Unidad, con un “por fin regresaron”, lo que sugiere el deseo de buscar un clima distinto, no despótico –como es el trato del gobierno al país, simbolizado en que Chávez toca la espada de Bolívar sin guantes, pero los demás con guantes- en donde se pueda dialogar, en donde no haya hegemonía sino, dadas las circunstancias, pugnacidad. Aquí cabe la expresión de Harry Truman con respecto a la política, “A quien no le guste el calor, que no entre en la cocina”. Quien espere una AN de elegancia, mejor no vea las sesiones. Habrá pugnacidad, y aunque no lo parezca, también diálogo y acuerdos. Es la dinámica de un parlamento, y es lo que Chávez quiere evitar.
La instalación se puede evaluar desde la forma y el contenido.
Sobre lo primero, fue un acto muy malo, honestamente no estuvo a la altura. No se respetaron los procedimientos ni las formas, y esto es grave, especialmente en un parlamento. “Cuida de las formas, que las formas cuidarán de ti”, es un viejo adagio que siempre ayuda en política.
Los juramentos que tomó el nuevo Presidente de la AN, Soto Rojas, fueron distintos, en un caso se le cayó la Constitución, en otro caso, un juramento con otro contenido. Si en Venezuela hubiesen instituciones, se plantearía si esta directiva realmente es legal, porque fue mal juramentada, y habría que ver si tienen capacidad para tomar decisiones vinculantes, dado que la juramentación no siguió los procedimientos.
Una nueva “moda” de la dictadura es que los titulares se auto-juramentan, y no como se estilaba anteriormente, que alguien les tomaba el juramento. Soto Rojas se auto-juramentó, y Rodrigo Cabeza se auto-juramentó como Presidente del Parlatino el día 7-1-10. Procedimiento que deja mucho que desear en cuanto a las formas democráticas y republicanas. C
omo que eso fue lo que les quedó de Carmona Estanga.
El deseo de anular a la Unidad se vio en la forma. Normalmente, se designan comisiones para informar de la instalación de la AN a los otros poderes, pero en esta ocasión Soto Rojas dijo que se “enviarían cartas”, pero luego se fue a un templete del gobierno en la plaza O’Leary, con lo que su carácter "institucional" está entredicho. Cuando en el mitin del dictador Soto Rojas afirmó que le "van a caer a carajazos a la oposición", su auctoritas queda severamente lesionada. Así, no va a durar mucho como Presidente de la AN.
Igualmente, se estila votar las propuestas en el orden inverso a como fueron presentadas, pero al “secretario accidental”, Amoroso, se le salió en cámara, “eso era antes”, y no se votaron las propuestas de la Unidad, y la votación a mano alzada fue todo un despelote. No hubo conteo ni nada. Había apuro en terminar pronto el acto, en que la Unidad no hablara, y en ignorarlos. Esto se vio en la transmisión de la “objetiva” ANTV. Al momento de hablar los diputados de la Unidad, el sonido comenzó a fallar, “poncharon” poco a los diputados de la Unidad, y cortaban la pantalla en tres partes para mostrar la concentración del gobierno mientras hablaban diputados de la Unidad, pero no para mostrar la concentración de la Unidad en la esquina El Chorro. En fin, la “objetividad” de las dictaduras, que se resume en las cuñas del “mundo feliz” de la Ley Resorte: toda está bien.
Las dictaduras son cursis, y la de Chávez no es la excepción. Una música de cámara poco apropiada al momento, y un vestir de diputados del “proceso”, que con el cuento que no les importan las formas, terminan en ridículo: las guayaberas rojas –seguramente, de “marca” y no de Bolivia, ropa que venden en la “tiendas Alba”- un diputado disfrazado de Fidel Castro sentado de primero, y otra diputada imitando el estilo de las Madres de Mayo. No sabemos si esta diputada sólo imitará el estilo, o solicitará una investigación por las 2.000 ejecuciones extrajudiciales, ocurridas durante el gobierno de Chávez.
En fin, en la forma, se hizo un acto apurado, forzado –aprobando al final comisiones sin debate- y en la estética –también con barras que gritaban “asesinos”- se buscó reducir la importancia y formalidad del parlamento, y se trató de convertirlo en un espacio no para el debate, sino disolverlo al agredir las formalidades de todo parlamento.
Se vio una estética muy mediocre, un kitch político, y el protocolo tuvo mucho desajuste. Soto Rojas no se veía en el puesto, con un guión, y apuntadores que le decían que hacer o que no hacer. Todo una agresión a las formas, que es propio de las dictaduras del Siglo XXI.
Sin embargo, a la oposición le ayudó la estrategia de la Unidad, y fue eficaz en cuanto a no emitir mensajes belicosos, a pesar de las provocaciones en la forma. Las declaraciones de los diputados de la Unidad fueron congruentes con el planteamiento de la campaña de trabajar para el país. Es importante para la Unidad diferenciarse y eso comenzó por el lenguaje, pugnaz pero no insultante. Destacaron mensajes a favor de la descentralización, el trabajo para todos, y el respeto para los diputados cuya inmunidad es violada.
En cuanto al contenido, el gobierno fue con su estrategia. No hubo sorpresas en la directiva. Con la escogencia de la nueva directiva, el PSUV quiso demostrar su "aplanadora". No obstante, la sensación que transmite Soto Rojas es de fragilidad, no se sabía ni el juramento, parece un señor que está en otra época, como si estuviéramos en los años 40. Lució bien la estrategia de la Unidad de presentar a José Sánchez y a Juan José Molina a la directiva y secretaría de la AN, respectivamente.
El gobierno comunicó dos mensajes claves. Uno, que la oposición no puede hacer nada. El discurso de Cilia Flores fue muy pobre y provocador, y ese fue su propósito: a través de unas cuentas como las que saca Eljuri del INE o Merentes del BCV, quiso demostrar que con menos diputados que antes, ahora son más fuertes. Indudablemente, el 52% tiene “loco al gobierno”, y aunque si se es estricto la cuenta es 48% PSUV, 47% Unidad, y 5% otras fuerzas, el mensaje cualitativo que comunicó la Unidad con los carteles “52%” es cierto: el gobierno no tiene la mayoría para imponer una dictadura, para dictar una habilitante, ni para hacer lo que le de la gana. Eso es lo importante, no la "aritmética electoral".
Se buscó provocar a la Unidad con la historia de 2002 y 2005. El discurso de Alfonso Marquina fue congruente, legislar por y para el país. Mucho mejor que el de Earle Herrera. Este fue de mayor provocación. La Unidad no cayó en la provocación, y respondió con claridad y contundencia (que veo que esto no gustó a varios de la oposición, que francamente, no sé que esperaban, una instalación con un “Manuel de Carreño”, tal vez).
Hubo y hay una estrategia del gobierno frente los diputados de la Unidad de humillarlos y provocarlos. La Unidad mantuvo la serenidad frente a estas provocaciones, que serán las primeras de muchas. El viernes 7-1-11 vimos otra, con la agresión por parte de esbirros de la dictadura al diputado Henry Ramos Allup, de AD.
Lo que pude sacar del discurso de Soto Rojas -bastante incoherente- es que se quiere avanzar en la disolución de las formalidades institucionales, del parlamento en sí, con el cuento del “pueblo legislador”, que es la coartada que halló el gobierno para no debatir, para escapar de la realidad que ya no es mayoría, que tiene que rendir cuentas, que tiene que explicar y negociar sus propuestas, y no imponerlas, a no seguir aplastando, como se habían acostumbrado. Como ahora tiene que debatir, inventó una cosa llamada “el pueblo legislador” –algo de eso se vio en la instalación, con las “barras” que llevó el PSUV- para evadir la discusión y seguir con la demagogia.
La Unidad debe tener cuidado en no caer en esta demagogia. La calle es un espacio, ciertamente, pero el espacio por excelencia es la AN, no porque –como dice Soto Rojas- irá al Palacio Legislativo sólo para “actos protocolares”. Si es solamente esto, significa la muerte de la AN, que es lo que quiere hacer la dictadura: la debilita con una habilitante, y luego trata de diluir las formas en un kitch político, para que la AN sea un cascarón vacío ¡Sin mover un solo tanque la cerró!
El discurso de la Unidad estuvo centrado en tres cosas: la primera, mostrar que son una fuerza “tranquila” –como expresó Ramón Guillermo Aveledo, Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad- que va a trabajar por el país, para todas las orientaciones políticas, sin distinción.
La segunda, un discurso centrado en los problemas de la gente, cotidianos, de la realidad, del día a día, que se resumen en una “agenda social”, planteada en los discursos de Juan Carlos Caldera y de Américo de Grazia.
Finalmente, la defensa de la inmunidad parlamentaria –y de la libertad, en general- al tomar los casos de Sánchez y Pilleri, casos expuestos por Richard Blanco y Eduardo Gómez Sigala.
El discurso del gobierno es muy ideológico. El de la Unidad, de valores. Si la dinámica de la AN va a ser la de “triturar” a la Unidad –como anunció el dictador en su templete del día 5-1-11- no va a durar mucho, porque en algún momento va haber una crisis. El concepto de unión del que habló Soto Rojas debe ser amplio, y la AN debe ser un espacio de debate genuino, sin camisa de fuerza, y en donde se respeten las formas.
No obstante, hay dos retos para la Unidad, que se dejaron ver ese día y los días siguientes.
El primero es el de mantener la unidad. Aunque la reforma al reglamento de interior y de debates de la AN, eliminó la figura de los “grupos de opinión” (artículo 59), antes de la instalación ya habían varios dentro de la Unidad: AD, Humanista (Copei y PV), Independientes, PJ, Podemos-LCR, y UNT. El anuncio de un “grupo parlamentario independiente” el día 6-1-11, fue poco oportuno. No porque no puedan hacerlo –como se dijo, ya existía y es normal que ocurra- sino por el momento: luego de una pugnaz instalación de la AN, en donde más bien se reclama unidad de los parlamentarios, y no diferencias.
Insisto, en lo personal, no veo nada de particular que la gente se organice en intereses e ideas comunes –es el pluralismo, es lo que defendemos, es lo que nos diferencia de la verdad absoluta que pretende imponer la dictadura de Chávez- donde sí tengo puntos es en la manera cómo se hace, y en el fondo. Se pudo haber anunciado antes, o después, pero no en el contexto de una AN que se instala.
Esto invita a que en la Unidad se tenga una suerte de “Manual de estilo”, y a darle forma definitiva a la Junta de Coordinación de la Unidad en la AN.
Así como los diarios tienen un “Manual de estilo”, la Unidad puede tener su manual para que exista un procedimiento, unas formas, en que la diversidad se exprese, y no sea de forma apresurada o con poca consideración, como pasó con el grupo independiente, que muchos lo interpretaron como una división de la Unidad –el gobierno también se aprovechó de esto- y no como lo que es: que las diversidades buscan su unidad, pero debe haber un “Manual de estilo” para que esas diversidades apunten hacia la Unidad. Algo como, “Es natural que nos organicemos por ideas o intereses, pero nuestra causa común es la Unidad. Fue la que nos trajo a la AN. En el espíritu de la Unidad y de acuerdo a sus normas para la AN, hemos decidido constituir un grupo de opinión independiente el cual, dentro de la unidad en la AN de todas las fuerzas políticas, trabajaremos para llevar adelante la agenda propuesta por la Unidad para la AN, y ser voz de sectores del país, junto a las voces de los partidos, para representar, para articular, para escuchar, para proponer, para vivir y progresar en paz”, o algo así.
Esto también se vio en las palabras luego de la instalación, donde cada organización hacía “su” propuesta legislativa. Ciertamente, cada organización tiene sus propuestas, pero todas se englobaron en una propuesta unitaria. que se presentó al país en un encartado que salió la semana antes de las elecciones. También hace falta un “Manual de estilo” aquí. Algo como, “Dentro de la propuestas que la Unidad presentó al país para la AN, PJ tiene como temas, entre otros, el empleo, y próximamente, dentro de la agenda parlamentaria de la Unidad, presentará el proyecto de ley del primer empleo”, o algo así. El lenguaje cuenta aquí también.
El segundo reto son las propuestas. Confieso que me gustó el tono empleado por Américo de Grazia (LCR-Bolívar) para hacer las ofertas, aunque algunas de ellas no tanto. Por ejemplo, la del aumento general de sueldos y salarios. Se entiende la preocupación por la pérdida del valor del dinero producto de las políticas irresponsables de Chávez y de Giordani que han empobrecido a la sociedad, pero un aumento general de sueldos y salarios no sé si sea la solución, especialmente cuando eso se empleó en la era de alta inflación en nuestros países (década de los 80), y trajo un círculo vicioso: aumento de salarios-inflación-aumento de salarios, y así sucesivamente. Durante el gobierno de Luis Herrera la CTV propuso algo así, y la experiencia no fue buena.
Me luce que falta más trabajo en algunas iniciativas o en su forma de presentarlas, y más innovación en las ideas. El mundo ha avanzado mucho, y a veces siento que repetimos las mismas ideas, sin saber qué se hace en otras partes. Hay muchas maneras de innovar, y una ventaja –que no parece- es que hay un Estado muy rico y poderoso, y se pueden proponer ideas de empoderamiento y creación de riqueza popular con los activos que hoy tiene el Estado.
En dos platos, creo que hay que ser más innovador y menos calculador y no dejarse acomplejar por los lugares comunes que hay en la sociedad venezolana.
El reto ahora de los nuevos diputados es el día a día. A la Unidad le toca mantener el aplomo porque van a haber más provocaciones. La oposición deberá promover su agenda social, mantener la bandera de los diputados presos, darle a la AN su espacio, y diferenciarse con sus propuestas legislativas.
Como se sugirió en la entrada anterior, Recule, hoy la pelota está en el campo de la Unidad, y los electores evalúan. El comienzo fue bueno, pero no hay que "dormirse en los laureles".
En mi opinión, la Unidad salió muy bien el día 5 de enero. Tiene que cuidar la Unidad que llevó a los parlamentarios a la AN, evitar la demagogia de la calle entendida sólo como vaciamiento institucional de la AN, tener su “Manual de estilo” para presentar sus ideas y diseñar su agenda de trabajo, con sus lineamientos o su vademecum que oriente las acciones generales, y elaborar e innovar en sus propuestas.
Son bonitos retos, y seguro estoy que del forcejeo entre dictadura y democracia, al final ganará la democracia, para alegría y beneficio de toda Venezuela, que lo pide.

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