Sociología de la basura
En su afán para destruir cualquier signo de autonomía o de independencia, las políticas del gobierno de Chávez han afectado los servicios públicos. 
No me refiero a la posibilidad que algún servicio público de importancia -como la luz, por ejemplo- sea prestado por agentes privados, porque plantear algo así en Venezuela no es políticamente correcto y mucha gente, más que ideas o una posición ante las cosas, lo que quiere es estar bien con todo el mundo, por lo que es mejor no meterse en problemas y hablar de lo politícamente correcto. Por ejemplo, ahora dio por ser nacionalista. Todo el mundo celebra lo de los Diablos Danzantes. También yo, aunque en verdad voy a celebrar cuando la Unesco premie al país por ser una sociedad más amable o más integrada. En ese momento, sí voy a celebrar.  
Antes de la ola estatizadora del gobierno, el suministro de electricidad en Caracas y de algunas empresas de gas doméstico eran privadas.
Si bien estas compañías no eran perfectas -en mi caso, durante los 90, la sección Correo del Pueblo de El Universal tiene bastantes cartas que escribí sobre las fallas de la entonces Electricidad de Caracas Elecar- había regularidades que cumplían perfectamente. Una elemental para cualquier organización que viva de sus ingresos, la entrega de los recibos. 
Pero desde que la electricidad fue estatizada y la casi totalidad de las empresas de gas doméstico, el recibo ya no llega.
En la idea del pueblo empoderado el gobierno dio a organizaciones del poder popular la responsabilidad de entregar los recibos de luz y gas ¿El resultado? Ya no llegan.
Ahora, lo que hago es revisar por Internet para saber cuánto debo, adivinar, o acercarme a un punto de pago -en el gas, se eliminó el pago por los bancos, por lo que hay que ir al la agencia del gas, Pdvsa gas comunal- para cancelar. 
Tal vez el poder popular sea un concepto muy bonito junto a la fantasía del auto gobierno -que esconde el deseo de una vida simple, estática, del pueblo ingenuo o del buen salvaje en unos espacios que se caracterizan principalmente porque no hay movilidad, ni territorial ni social- pero es una instancia muy ineficiente, y eso que cuentan con todo el poder del gobierno. Si los recibos llegan, en el mejor de los casos, lo hacen con un mes de retraso a la fecha de vencimiento que dice el recibo. 
Me entero que ahora este poder popular tendrá la responsabilidad de fiscalizar la luz y de "imponer multas"......pero si no puede ni entregar recibos de luz o gas ¿Quién impondrá multas a la ineficiencia del poder popular? De otro modo Quis custodiet ipsos custodes? En socialismo el poder se despacha y se da el vuelto. 
También es con la descentralización. En su afán para convencernos que las alcaldías no tienen ningún sentido y marearnos con las bondades de un Estado comunal en donde la plusvalía que tanto se critica al capitalismo ahora será engullida por una Nomenklatura chavista
Por ejemplo, los "inspectores" de una cosa que llaman Sunavi -quienes hacen la inspección para determinar cuál puede ser el precio de alquiler de una vivienda- no tendrán "relación laboral" con este organismo. Es decir, mano de obra barata para apuntalar el control del Estado, sin obligaciones laborales ¡Guao, ni siquiera las maquilas en Vietnam llegan a tanto!
En el esfuerzo para estandarizar una vida simple que hace la dictadura de Chávez y controlar al país, las gobernaciones y alcaldías son claves. En tanto el delivery de éstas sea más mediocre, la gente puede creer que el Estado comunal es la alternativa porque, como dice la propaganda de los candidatos regionales de la dictadura, "Se requiere de gobernadores que tengan contacto con el gobierno nacional para que lleguen los recursos". 
Así, gobernaciones y alcaldías han perdido competencias desde 2000. Una de ellas, es que antes había barrenderos que limpiaban las calles. Hoy -al menos donde vivo- no hay, a pesar que uno paga un Servicio Medioambiental o Plus, que de plus solo tiene el precio.
Al no haber barrenderos, el sucio se acumula en la calle. Alguna gente se acostumbra, otros no. Estoy en este último grupo. 
Desde enero de 2010, di el paso para la fantasía comunal que promueve la dictadura y que fue la orden de Chávez el 15-11-12: que los gerentes también pasen el coleto. Así lo hice, aunque no soy gerente.
Desde esa fecha, comencé a ser el barrendero de la calle en donde vivo. No es una calle muy larga -cerca de 400 metros de largo- pero cómo he aprendido a conocer un poco más a la sociedad venezolana mientras recojo la basura los domingos.
Recuerdo que en el pasado existía limpiar el frente de la casa. De niño, recuerdo que en casa se hacía. Vivíamos en Prados del Este y cada cierto tiempo mi papá salía a la calle a limpiar el frente. En algunos casos, lo ayudábamos con la manguera y el rastrillo.
Pero era una limpieza más de ornato; rastrillar las hojas secas, podar las matas, recoger las hojas de unas palmeras que había en la acera de la casa, regar las matas; pero no recuerdo que recogiéramos basura. Lo hacía el extinto IMAU, en calles iluminadas, y los pipotes de entonces no eran tan sofisticados como los de hoy. Sencillos, de plástico, con las novedosas bolsas negras que comenzaban a usarse y para la casa, las famosas tobitas. Insisto, limpiábamos, pero no recogíamos basura, que es lo que ahora hago, en calles oscuras y con las tapas de las tanquillas desaparecidas (robadas).  
Dos cosas tengo claras, luego de casi tres años limpiando la calle de la casa. Ruego me perdonen si generalizo:
1.-Hacia los espacios públicos, los venezolanos no somos gente limpia. En nuestro mundo privado, seguramente sí. La gente se bañará más de una vez, se echará el pachulí antes de salir de la casa, se arreglará, se vestirá bien, pero ese cuidado no invade lo público. La pulcritud llega hasta el carro, porque los fumadores tienen el cuidado de lanzar la colilla a la calle, a pesar que los carros tiene ceniceros y si no quieren ensuciarlos, pueden comprar los ceniceros pequeños, para fumadores, pero no lo hacen. La calle es el cenicero por excelencia. 
A pesar que no es una calle extensa, es increíble la cantidad de basura que uno recoge. Uno piensa que va a ser menos el próximo domingo, pero que va. Siempre está sucio y a a las pocas horas de estar limpio, alguien viene y tira basura de nuevo, como expresando ¿Qué sentido tiene una calle limpia, porque para qué existe el aseo?
Tal vez la recuperación de lo público en Venezuela comience con algunas lecciones sencillas como no tiro basura en mi casa, no tiro basura fuera de mi casa
2.-En ensuciar no hay diferencia de clases sociales. Si en alguna cosa se nota el socialismo es en la basura. Diría que -junto al riesgo de morir a manos de un choro  o un colectivo- es la única cosa igualitaria en Venezuela. Ensuciar iguala.  
Normalmente el estereotipo sugiere que las clases menos favorecidas tienden a ser menos cuidadosas con los desechos. Se tiende a asociar lugares económicamente menos boyantes con más basura, descuido, suciedad, etc.
Mi corta experiencia indica que si este estereotipo es cierto, se quedó corto, porque en zonas más boyantes la gente ensucia y cómo. La educación, los viajes, o hablar idiomas, no dan para entender que el espacio público no es igual a tierra de nadie o hago lo que me da la gana, que es la zona en la que los venezolanos, sean ricos o pobres, chavistas o no chavistas, se encuentran. Ensuciar lo público parece ser uno de los pocos consensos que hay entre gobierno, oposición, ni nis, y lights. El hago lo que me da la gana parece ser uno de los pocos terrenos en común que hay en el país. 
Se ensucia en todos lados, y todas las clases sociales ensucian ¿Será el Gangnam Style criollo?
Tengo una particular explicación para esto, que es algo descabellada, pero que me suena. 
Detrás de ensuciar hay una relación con el poder que como ocurre en Venezuela, siempre se orienta a mostrar fuerza, ser alguien
Aunque no tiene nada que ver con el tema que trato en esta entrada, su lógica sí es similar. 
Ocurre con la obesidad, por ejemplo, la que de acuerdo a la FAO, es alta en Venezuela y si se ven los indicadores de la OMS, la obesidad femenina es mayor que la masculina.
El exceso de peso es una forma de demostrar poder, que se está en algo o se es alguien. Estar flaco si bien estéticamente es lo deseado para muchos, socialmente no tiene la misma valoración. Estar flaco socialmente hablando, comunica escasez, y en un país en donde el discurso oficial es el destape en todo -porque, de acuerdo a la propaganda de la dictadura, antes los ricos no me dejaban comer, pero ahora, gracias a Chávez, como y lo hago tres veces al día- tener unos kilos de más, socialmente comunica abundancia, poder, consumo, que es como los venezolanos entendemos la riqueza, consumir, y mientras más, más poderoso o alguien se es. 
Tal vez por esto la obesidad femenina sea mayor que la masculina. En el destape del género que se vive hoy, las mujeres también exhiben su poder. Una forma, es con un exceso de peso.
Puede decirse que el género se afirma comiendo en exceso o, de forma más coloquial, los cauchitos rankean socialmente hablando. 
En ensuciar ocurre una lógica similar, acompañada de razonamientos más antiguos (como el de ensucio porque para qué existen los barrenderos, la lógica pragmática del venezolano que cree que lo que se hace es por algo, por algún motivo o cálculo. Cuesta entender que a veces uno hace las cosas porque simplemente  gusta, porque es el deber o corresponde. Tengo cerca de 32 años corriendo y cuando me preguntan si he ido a maratones o cosas así, les digo que sí, como a 1 o 2, y muchos se sorprenden y ponen cara de no entender por qué corro y cómo en tanto tiempo no haya ido a los espacios sociales que certifican que estoy en algo en el correr. Simplemente, me gusta correr, es una forma para pensar que tengo. Así de simple. No lo hago para estar en algún 10K o 21Kpara demostrarme algo a mi mismo, o cumplir con alguna moda que me de cancha social).
Hoy se añade a lo comentado previamente: ensuciar libera, parece ser la consigna. 
El gobierno ha legitimado un discurso del resentimiento social que explica muchos comportamientos extraños que se ven en lo cotidiano: desde la violencia hasta el ensuciar.
La lógica de este discurso es la siguiente: antes los ricos no te dejaban (llene usted el espacio) ahora, con Chávez, puedes (llene usted el espacio).
Por ejemplo, antes los ricos no te dejaban orinar en la calle, ahora con Chávez puedes hacerlo; hazlo, libérate, sácate la opresión de los ricos, y esto explica la gente orinando que se ve en las calles de Caracas, en zonas premium y en zonas menos premium. De día o de noche. Adultos y niños. Padres que miran socarronamente mientras sus hijos hacen sus necesidades, aunque tengan cerca algún centro comercial al que pueden ir y usar un baño, que es lo adecuado ¿Podremos ser una potencia cuando parece normalizarse que no se pueden controlar ni siquiera los esfínteres? Bien difícil. 
Orinar en la calle es afirmar la identidad de no explotado, es la rebelión contra la burguesía explotadora. Es la lógica implícita: los derrotados de siempre -Chávez dixit- que ya no lo son.  
Con ensuciar puede pasar algo igual, y puede explicar no solo la cantidad de basura sino la calidad de la misma. Liberarse es igual a dañar a lo público porque el ornato y lo que antes llamaban las buenas costumbres, son cosas burguesas que hay que demoler ¿Qué mejor manera de hacerlo que orinando en la calle o ensuciando la calle hasta reventar? 
Una consigna para la Caracas rebelde de la que tanto habla el gobierno pudiera ser orina en la calle y afirma tu identidad socialista
También he aprendido que la basura es un lenguaje que todavía no he podido descifrar. El tipo de basura y la forma en que la gente la deja, parecen comunicar algo; hay un mensaje en eso. Hasta ahora, solo sé que ensuciar es también una forma de dejar una huella, de decir estuve aquí, así soy yo; conóceme. El mundo interior también se revela en los papeles que la gente tira en la calle. 
Se ve mucho en la basura que dejan personas luego de tomar. La manera en que abandonan las latas o botellas de cerveza -algunas veces ordenadas, otras en círculo- comunican algo como Kilroy was here solo que los Kilroy's de aquí ensucian....
Mi contribución a esta sociología de la basura es que en estos cerca de 3 años como barrendero, tengo una clasificación empírica de quienes ensucian. Son 10 tipos:
1.-Los mecánicos: las calles en Venezuela son para todo y, por supuesto, son talleres mecánicos. 
Este grupo se caracteriza por dejar el tradicional cartón lleno de gasolina, aceite o liga, junto a potes de aceite o para el hidromático, junto a alguna caja de algún repuesto (amortiguadores, pastillas para frenos, o cajetines).
2.-Los ansiosos: es un grupo muy particular y que da mucho trabajo a la hora de recoger la basura. Porque -y de aquí su nombre- los papeles los pican en muchos pedacitos que lanzan a la calle, y cuesta mucho recogerlos. 
Mi reconstrucción es que hay gente que acumula los recibos que reciben diariamente pero en vez de lanzarlos completos, por alguna razón los pican en pedacitos y los tiran a la calle. Tal vez se sientan culpables por ensuciar y la basura en cuotas no los haga sentir tan mal.
Igual con las colillas. Hay gente que parece coleccionarlas, y de repende lanzan una bolsa muy ordenada llena de colillas. También con las cajas de cigarrillos. Las ordenan y las lanzan. 
3.-Los sofisticados. Es la basura geek. Piezas y partes de computadoras. Celulares, estos lanzados para que se destruyan, y todos los gadgets electrónicos.
Incluye lo que podemos llamar la basura socialité, que es colocar las cajas de electrónicos -mayormente de TV- en zonas visibles de la calle, seguramente para que la gente vea que alguien es dueño de un plasma HDMI que en Venezuela, es una señal de status o de ser alguien.
4.-Los papás. Son un grupo particular que deja pañales y compotas, principalmente. Solo me queda decir que si así son como papás ¿Qué le enseñarán a sus hijos?
5.-Los matutinos. Estos early risers ven a la calle como una panadería. Dejan restos de arepas y empanadas, maltas, Nestea, y las servilletas y bolsas que entregan en panaderías y venta de arepas o empanadas. Buen provecho.  
6.-Los chucheros. Supongo que deben ser las personas que esperan el transporte público. Cerca de las paradas, hay gran cantidad de envoltorios de caramelos, chocolates, Susy, Cososette, y refrescos. Si espero ¿Por qué no ensuciar y me como un rico caramelo de café Colombina? Ensuciar también puede endulzar ¿O no?
7.-Los brujos. A este grupo le tengo cosa. Cancelado y trasmutado. Imagino que también es producto de la revolución que vive el país. 
Dejan platos con velas, frutas, verduras, botellas de vino, símbolos en la tierra o grama, collares, cruces. Honestamente, cuando me encuentro con esto en mi tarea de recolección de desechos, paso, no vaya a ser que me empave. Está bien ayudar a la comunidad, pero no es para tanto.
8.-Los constructores. Este grupo no es nuevo y es el más fastidioso, por el tipo de basura que dejan. Ante me tocaba verlo. ahora me toca recoger la basura que deja. 
Son los famosos escombros en las bolsas y todo lo asociado: madera, botellas plásticas, cartones, pedazos de manto impermeabilizante, y lo más pesado: calentadores. 
Lo que no deja de sorprenderme de este grupo es que la basura queda cerca de casas muy grandes y costosas. Lo comento porque si poseo una casa costosa ¿No debo tener para pagar un camión que se lleve los escombros? Por ejemplo, para cualquier foto: una mansión......que deja el calentador que ya no sirve en la puerta del garage.
Como dije, esto no es nuevo. Es la lógica pichirre venezolana: gastar en cosas nada relevantes, pero los ahorros se hacen en lo que no hay que ahorrar. Por ejemplo, hay gente que tiene carros muy caros, pero no quiere pagar 3,36 "BsF" que cuesta una hora de estacionamiento, lo deja en la calle, y genera tráfico. 
Con esta forma de pensar ¿Por qué sorprende que Giordani y Merentes sean los jefes de las finanzas del país?
9.-Los amantes. Ustedes se lo pueden imaginar.......la crisis también afecta a los nidos de amor......También paso. 
10.-Los deportistas. Mi interpretación es que todo el mundo quiere dejar su huella en la vida. En un mundo tan complejo y complicado, el individuo puede sentirse chiquito y recrea formas para trascender.
Lo anterior porque este grupo deja botellas de Gatorade en cantidades nada despreciables, no sé si como forma que entendamos la grandeza del esfuerzo físico que hacen, que trasciende los esfuerzos de cualquier mortal. Es su huella. A gente superior ¿Por qué no recogerles sus botellas de Gatorade? Lo que sudan bien lo vale.
Solo espero que en algún momento las alcaldías recuperen sus competencias -lo harán con el voto, entre otras cosas- y tengamos empresas privadas y públicas eficientes, de manera de poder recibir los recibos y dejar de adivinar como hago ahora, y que la gente no ensucie tanto; que la liberación la hagan por otras vías -una interesante, que este país esté en condiciones de competir en el mundo, frente a sus pares, y sea menos un bazar de productos o corotos- para que cuando regresen los barrenderos, su trabajo sea no recogerle la basura a las personas sino mantener lo que ya por conciencia aprendimos a cuidar.  
Una pregunta al que me lee.....¿Usted está en alguno de estos grupos?

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