La salida de Rodríguez Torres y cambios en el gabinete


Por las reacciones en las redes sociales, la sustitución de Miguel Rodríguez Torres en el Ministerio del Interior anunciada por Maduro el día 24-10-14, sorprendió a propios y extraños. No se esperaba. Al menos, no ahora.

De las cosas que leí antes de este anuncio, la que se acercó con más precisión fue la columna de Fernando Egaña en Quinto Día de fecha 24-10-14, quien dejó ver la pronta salida de Rodríguez Torres por el conflicto con los colectivos, a raíz del enfrentamiento en el que murieron 5 integrantes de un colectivo, ocurrido el 7-10-14 en Caracas.

En mi cuenta, luego que Maduro hizo el anuncio de los cambios, la mayoría de las explicaciones en el mundo opositor giraron en torno al motivo dado por Egaña: los colectivos ganaron la partida contra el gobierno, y lograron la salida del general que despachó hasta hoy desde la esquina El Platanal.

Que la Fiscalía haya dictado privativas a 6 funcionarios del CICPC por el enfrentamiento con el colectivo que dirigía Odreman, apoya la tesis de concesiones que hizo y hace el gobierno a los colectivos para calmarlos. Concesiones al precio de generar tensiones dentro del propio gobierno. La respuesta de directivos del CICPC apoyando a los funcionarios detenidos, es una de las pocas evidencias públicas sobre tensiones y diferencias entre organismos del Estado. En este caso, entre la Fiscalía y el CICPC.  

No descarto, entonces, la explicación de complacer a los colectivos para tranquilizarlos, pero no creo que haya sido la principal causa para la salida de Rodríguez Torres. Más bien, pienso que hay una cadena de acontecimientos que llevaron a esta decisión, catalizada por las expectativas que el gobierno tiene de cara al 2015.

No dudo de la capacidad para la violencia delincuencial y política que tienen los colectivos armados por el propio gobierno, pero no percibo al gobierno en tal situación de debilidad, que uno o varios colectivos le marquen la pauta en lo que a decisiones se refiere. Si es así -como escribió una persona en twitter- roguemos a los colectivos que protesten porque no hay harina, aceite, champú, medicinas, repuestos, para que aparezcan con la misma velocidad con la que Rodríguez Torres fue destituido.

Aventuro dos hipótesis para tratar de explicar los cambios ocurridos el 24-10-14. 

Una, es la hipótesis optimista. Otra, la hipótesis pesimista.

Comencemos con la hipótesis optimista. 

Maduro considera regresar a lo que fue su estilo cuando arrancó el gobierno en abril de 2013, hasta agosto de ese año, el cual tuvo una mejor evaluación en la opinión pública, y no el estilo de ahora, que tiene valores de evaluación bajos, muy diferentes a los que logró en 2013.

Un dato para esta hipótesis. De acuerdo a la firma Datanálisis, en abril de 2013, Maduro logró tener un 55,2% de aprobación. En octubre de 2013, el valor cayó a 30,2 por ciento. 25 puntos en poco más de un año. Bárbaro.

En la entrada de este Blog titulada Momento político de fecha 4-8-13, se argumentó con base en estudios de opinión publicados para esa fecha, que el gobierno daba un giro autoritario, causado por lo que se llamó la crisis en la confianza en la gestión, carencia que Maduro compensó con darle más confianza a Rodríguez Torres y a la lógica de la inteligencia de los aparatos de seguridad del Estado: todo es una conspiración.

La paranoia es la debilidad fundamental de todo político, sea del gobierno o de la oposición. Cualquier crítica se asume como parte de una conspiración ¿Por qué Maduro sería distinto? Al contrario, luce más permeable a esta influencia porque mi análisis es que desde el punto de vista de la personalidad, Maduro transmite una inseguridad estructural que compensa con la figura de su esposa, Cilia Flores, quien le ofrece la armonía y la seguridad que estructuralmente no posee o no en las cantidades que una tarea como la Presidencia, exige. 

A diferencia de Chávez, quien asumía riesgos y por eso era carismático, Maduro se acerca más al prototipo del político convencional venezolano: lento, burocrárico, dar muchas vueltas para que nadie note las verdaderas intenciones, tratar de estar bien con todo el mundo, e ir pisando el terreno primero, antes de tomar una decisión. 

Esa excesiva confianza depositada en la visión que tiene la seguridad del Estado del mundo representada por Rodríguez Torres, con el tiempo creció y se distorsionó.

La señal de ese exceso fue el enfrentamiento con los colectivos, que pudo encender la luz roja en el tablero que el gobierno respeta y que tiene una sola regla: lo que potencialmente pueda causar tensión e inestabilidad política, es prioritaria su atención. 

Junto a esto, un factor ayudó a la salida de Rodríguez Torres. La inseguridad se mantiene y la percepción que hay (o que tengo), es que aumentó en las últimas semanas.

No es solo el asesinado de Robert Serra. Es la muerte de un dirigente estudiantil de la UNERG cercano al gobierno. Es el aumento de los asesinatos de policías, no se sabe si para robarlos o como parte de una vendetta delincuencial o política. El último caso, el asesinato de un escolta del Director del Sebin, nada más y nada menos que el organismo de seguridad del Estado ¿Qué le habrá dicho el Director de la policía política a Rodríguez Torres cuando lo vio? Especulo, "Camarada, nos están matando, y tu piensas solo en cámaras de seguridad y drones"

Todo lo anterior ocurrió en apenas 15 días. Lo que transmiten estos hechos es que la visión tecnológica de Rodríguez Torres y pese al esfuerzo que hizo el gobierno en llevarla a cabo y las inversiones en recursos que hizo y hace, este enfoque luce insuficiente para detener la espiral de la violencia, que tiene vida propia. 

También agrego a beneficio de esta hipótesis, un par de entrevistas dadas por Diosdado Cabello. Una a El Universal y otra al programa José Vicente Hoy del canal Televen. 

En sendas entrevistas, Cabello da cuenta de la tensión que supone para el alto gobierno el ejercicio del poder. No es que Cabello se sienta débil, sino que acusa recibo del desgaste que lleva el poder y que, de seguir así, comprometerá la estabilidad del gobierno.

Mi hipótesis es optimista en el sentido que los hechos comentados encendieron las alarmas en el alto gobierno y una manera que consideran puede revertir esta tendencia de desgaste que muestran las encuestas, es regresar a esos 3 meses de 2013 en los que Maduro logró tener una aceptable evaluación en la opinión pública, sin tener que apelar al llamado Dakazo, discutible en sus efectos, pero que en la representación social quedó como que eso ayudó a mejorar su imagen.  Un Maduro más seguro de sí mismo y menos influenciable a relatos de conspiraciones.

En resumen, la hipótesis optimista es back to the beginning.

La hipótesis pesimista es que el gobierno anticipa un 2015 de conflictos sociales y políticos, escenario que no es descabellado.

Un hecho se configura como el catalizador de la tensión política acumulada: la elección a la AN. No solo la escogencia de los candidatos, sino los resultados van a llevar a buscar una solución política a una situación que hoy es de desgaste, cada actor jugando al desgaste del otro, en una especie de guerra de trincheras.

Si ese es el escenario y la estabilidad política es fundamental, luce razonable hacer lo que Maduro hizo: promover el juego cerrado entre los órganos de seguridad civiles y militares, para enfrentar ese eventual escenario.

Así las cosas ¿Quienes mejores facultados para eso que Carmen Meléndez Rivas y Vladimir Padrino López?

Desde el punto de vista político, son totalmente leales al gobierno y a Maduro. Me atrevería a decir que mantienen su prestigio dentro de las FAN. 

Como funcionarios, Meléndez y Padrino han logrado en Defensa y en el CEO respectivamente, una excelente división del trabajo, en la que no se observan rivalidades, competencia para serrucharse el puesto o celos profesionales. Meléndez sabe cuál es su tarea y la hace sin complejos, e igual pasa con Padrino López. Los dos, además, están en la moda que plantea la sociedad como requisito para la política: patear calle. Lo hacen, pero la calle castrense.

Para Maduro, esa llave que se formó en julio de 2013 cuando designó a Meléndez como Ministra de la Defensa y a Padrino como jefe del CEO, quizás haya sido la mejor decisión política que ha tomado, y por eso era poco probable que los cambiara cuando los ascensos militares de julio de 2014. Pasó lo esperado en este escenario: los ratificó a los dos, y a otro oficial del perfil de Padrino y Meléndez, el general Alexis López Ramírez, pasó a retiro en julio de 2014 cuando dejó la Comandancia del Ejército, pero lo colocó cerca, como secretario del Codena y secretario del Consejo de Estado.

Si en alguna institución a mi juicio Maduro logró establecer buenos canales de comunicación, es con las FAN. Creo que Chávez no tendría nada de que quejarse en este campo, de estar vivo.

Por lo demás, una mujer en el Ministerio del Interior refrescará la imagen de un ministerio cuya imagen se deterioró severamente por los eventos de febrero de 2014. Será interesante ver el toque femenino en una cartera ejercida exclusivamente por hombres y asociada a una tarea también masculina: reprimir. 

Otro elemento que ofrezco para apoyar esta hipótesis pesimista es la doble titularidad de Padrino López. Será Ministro de la Defensa y mantendrá, al menos en las primeras de cambio, su función como jefe del CEO.  

Este dato es interesante. Chávez fue muy celoso en separar lo operacional de lo administrativo (que fue lo que impulsó cambiar la Lofan en 2005), y él se colocó como la instancia de equilibrio en las FAN.

Maduro rompe con esto y coloca lo administrativo y lo operacional en manos de una persona, con lo que comunica varios mensajes: 1.-Que tiene plena confianza en la lealtad de las FAN y en la de Padrino López, 2.-Una señal para proseguir en los cambios que ocurren dentro de las FAN, que con Maduro han avanzado bastante (me atrevería a decir, a mayor velocidad que la que tenía cuando Chávez, y el corporativismo no carismático de Maduro ayuda a ese ritmo); y 3.-Que Maduro, al menos por ahora, no visualiza un oficial que pueda estar en la misma dinámica que Padrino y Meléndez.

En resumen, Padrino y Meléndez como cabeza de ministerios con poder de fuego, ofrecen a Maduro lealtad y capacidad para responder rápido en una probable situación de crisis. Y por eso se habla de hipótesis pesimista. El gobierno se coloca en posibles escenarios de violencia y tensión de alta intensidad. Si esto ocurre, hay que tener personas de lealtad comprobada, que no estén quemados, y que puedan hacer llave para responder rápidamente a los escenarios de tensión planteados, que seguramente veremos en 2015.

El tiempo dirá la validez de estas explicaciones. Solo agrego -para cerrar esta entrada- que compruebo de nuevo que Maduro no es el pelele que retrata el discurso opositor.

Por supuesto, es la opinión de un analista que no presume ni le interesa que crean que tiene burdel político, pero el tiempo favorece la opinión que no es un pelele.

En agosto de 2013, cuando asistía a reuniones con grandes políticos y gente de gran burdel político, era común escuchar que el general García Plaza sería el hombre fuerte del gobierno.

En esa época, era rutina escuchar los cuentos de quienes presumían del burdel político, el tengo un amigo que.....les decía que García Plaza carajeaba a los ministros, y por eso sería el hombre fuerte del régimen ¿Qué pasó? García Plaza cumplió su tarea. Hoy es exministro y oficial retirado.

Luego, el burdel político dijo que Maduro no podría con Giordani. Lo sacó del gabinete y lo criticó. En el interín, también se llevó a Navarro, otro de los históricos. Después se dijo que no movería a Ramírez porque era el hombre de los reales. Lo movió a Cancillería.

Luego, la corriente del burdel político afirmó que la disidencia del chavismo y Cabello le meterían las cabras en el corral a Maduro en el III Congreso del PSUV. El Congresó lo designó Presidente del PSUV, sin un voto en contra. 

Al mismo tiempo, se decía que el poder real lo tenía Rodríguez Torres. Que sería el candidato. También era el hombre fuerte del régimen. Fue destituido, con 15 días de descanso antes de tener "otra misión", según indicó Maduro.  

Veo que ahora las nuevas barajitas para probar que Maduro es un pelele son los disidentes del chavismo y los colectivos. Veremos.

En todo caso, mantengo mi hipótesis que Maduro lentamente construye su base y estructura de poder propia. Qué hará una vez que lo logre (creo que lo logrará), es una incertidumbre.

Puede optar por un socialismo moderado o por un capitalismo de Estado despótico, en la bonita expresión de Mark Lilla para referirse a la forma de gobierno que hoy tiene China. 

Hoy, la tendencia es hacia un capitalismo de Estado despótico a la venezolana. Es decir, con desorden.

Veremos. 

Comentarios