AD fuera de la MUD


Me sorprendió el anuncio de AD de separarse de la MUD. No lo esperaba. Preveía que AD seguiría allí, en la inercia de la Mesa. Me equivoqué.

Escuché a Edgard Zambrano y a Henry Ramos explicar las razones para la decisión. Hay dos motivos. El primero, la Mesa no tiene eficacia política, no es capaz de hacer algo, no produce. No tiene Secretario Ejecutivo, pero tampoco capacidad de respuesta. El segundo, que AD ya no acepta ser el chivo expiatorio de la opinión opositora. Una buena parte los tilda de “colaboracionistas” y de tener negocios con el gobierno. El partido ya no tolera ataques a los gobernadores de AD, muy vituperados luego de las regionales de octubre de 2017, principalmente la Gobernadora de Táchira, contra quien la jauría de las redes sociales, se ensañó. Con los caballeros la opinión fue más benevolente, no así con la dama de los Andes. En honor a la verdad, AD no defendió a esos funcionarios, sino que los abandonó con la excusa que “se autoexcluyeron”. Muy pocos defendimos de forma pública a los mandatarios regionales. AD llega tarde en su defensa. 

La razón de la escasa eficacia de la MUD me parece el motivo de fondo para la separación de AD, sin excluir otras razones como las elecciones de concejales, previstas para el 9-12-18. 

Aunque las diferencias dentro de la oposición datan desde la llegada de Chávez en 1999 y es una historia muy larga y tediosa para contar; en tiempos recientes, pienso que la crisis de la Mesa viene cuando abrazó una estrategia –la de la “fractura”- que la hizo perder todo. De aquí su incapacidad para hacer cosas, ni siquiera designar un Secretario Ejecutivo. Seguramente cualquier nombre que se presente al G4, será vetado por alguno de sus integrantes. Se descuidó lo que llamo la “institucionalidad de la Mesa” –equipos profesionales de políticas, para elecciones, y una gerencia de la Mesa en la Secretaría Ejecutiva- y el voto, que se estigmatizó con mucha fuerza a partir de 2017, en la espera que ocurriera la tan esperada “fractura”. Las discusiones eran sobre cuál mezcla de “costos de represión” y “costos de tolerancia” era necesaria para producirla, como quien pone en práctica una receta de cocina. 

Esta estrategia de “la fractura” comenzó a ganar espacio en la oposición desde 2011. Para 2014, fue adoptada como la estrategia, y a pesar de su fracaso, todavía la oposición sigue pegada a ella, a la espera del milagro de “fracturar la coalición dominante”. Todos los grupos apoyaron esta estrategia; unos por convicción, otros porque no había remedio, y otros por el “qué dirán”. Pero la estrategia no funcionó, y el chivo expiatorio es la MUD. La alianza, en vez de cambiar, se cerró con otro “paradigma” también en crisis: “Es mejor equivocarse juntos que acertar solo”. Efectivamente, se equivocaron juntos, pero ahora quieren actuar solos para ver si aciertan.

Si hay otras razones detrás de la decisión de AD, el tiempo lo dirá, pero estimo se salen porque hay una inercia gigantesca en la oposición, no se hace nada, no se puede hacer algo. AD se sale para ver si puede hacer algo por su cuenta. 

En entradas recientes, he afirmado que el gran problema de la MUD no es estar unida, sino poder hacer algo, porque la vida política sigue. Si la oposición decidió estar en una burbuja y no “ensuciarse las manos” con la política que hay, para tener “dignidad”, eso no detendrá los días de la política. AD trata de evitar ser relegado por los hechos políticos, y busca insertarse para hacer política. En otras palabras, no desaparecer, ser tragado por la inercia, que es un ecosistema propio de los gobiernos autoritarios. El de Maduro no será la excepción. Por eso, en otros trabajos, me he referido a su gobierno como un “Escenario gomecista”, al referirme a la representación social de esa época (1908-1935) para explicar el sistema político en la actualidad, con los siguientes atributos de ese eventual “Escenario gomecista” en la actualidad: a.-Donde no hay alternancia; b.-Clima de desesperanza, de ver el tiempo pasar sin que pase algo; c.-Una sociedad cansada, rendida; d.-Donde muchos conspiran, pero fracasan; e.-La vieja oposición desaparece, y emerge otra; f.-Que es patrimonialista; y g.-En el caso de Maduro, no es liberal (para seguir el tipo descrito por Manuel Caballero en su “Gómez, el tirano liberal”). 

Aunque al salirse de la Mesa AD quiere evitar la inercia, ese puede ser el resultado, y contribuiría a separar más a la oposición. Esta es la cara negativa de la decisión de AD: hace más cuesta arriba reemplazar a Maduro.

La cara positiva es que con su salida, AD crea un desequilibrio dentro de la Mesa, que la puede llevar a reflexionar sobre sus fortalezas y debilidades. En este sentido, separarse es algo bueno, porque se ve todo a distancia. Tal vez hoy la unidad no permita ensayar cosas nuevas o cosas tradicionales, pero con algún grado de eficacia. Para innovar, hay que romper, puede ser la moraleja del comportamiento de AD. 

Lo de AD confirma lo que a mi juicio es el problema de la oposición: la eficacia, poder hacer cosas, y la pregunta asociada ¿Cómo se inserta nuevamente la oposición en la política? Opino que es a través de las elecciones, porque la “organización interna” que ahora se descubre necesita la oposición o las giras que promete Ramos Allup, son acciones que si tienen éxito, se verá a mediano y largo plazo, ceteris paribus.

Vuelvo con una afirmación ¿Cómo lograr la eficacia de la oposición? Porque ya el problema no es la unidad, ni siquiera el deslinde que ocurre desde 2014, porque tampoco funcionó. Si bien “cada partido está en lo suyo” desde esa fecha, se esperaba que las personas decidieran por alguna de esas acciones de partido, eso no pasó. El mercado no decidió, sino en la mejor tradición de la economía política venezolana, cada grupo cuidó su territorio. No hubo competencia intergrupal, y mucho menos intragrupal. Tal vez haya que replantear el tema, no es que “el mercado decida”, sino que “el mercado de la Venezuela profunda decida”, y esto pasa por meterse a fondo en la vida cotidiana, con constancia. Es aquí donde puede romperse la inercia, para tener eficacia y poder hacer cosas. Si la separación de AD de la MUD contribuye a romper esta inercia, habrá valido la pena. Si no, en un tiempo, la salida de AD de la Mesa, se habrá olvidado, y todo seguirá igual.

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