¿Votar o no votar?



Cuando era 2019 y el mundo opositor vivía la fiebre del "quiebre" y la "transición", algunos planteamos en medios y entrevistas que había que pensar y considerar las elecciones parlamentarias. En ese entonces, la opinión que domina en el mundo opositor -la del G4 y la del grupo Machado- desechó esta alternativa. Hoy ya no es tabú hablar de ese tema, y casi todos lo hacen. Ya no hay ni frenesí, ni amor como en 2019, sino es la realidad la que se impone. No obstante, todavía no he decidido si votaré para las elecciones parlamentarias previstas, en principio, para finales de 2020 o para 2021, de acuerdo a lo comentado por el Rector del CNE, Rafael Simón Jiménez, al diario Tal Cual el día 27-6-20.

La razón es que no tengo claro quiénes serán los candidatos. Sí quienes postularán. Me gustaría votar por alguno de los partidos del G4, pero entre las inhabilitaciones e intervenciones vía TSJ y sus propios errores de estrategia, no estarán en su identidad. Quedan los partidos de la mesa de La Casa Amarilla. No caeré en las descalificaciones hacia este grupo. Hubiese preferido que las negociaciones concluyeran con el G4, pero no fue así. Ya se han hecho análisis para explicar lo que pasó, y no tiene mucho sentido quejarse. Son los hechos, y sobre eso hay que decidir. Los políticos tienen una ventaja, pueden distanciarse y acercarse, pero para los ciudadanos las alternativas son más complicadas. Un distanciamiento con alguien puede ser definitivo. No tenemos el lujo de los políticos de hacer alianzas, por ejemplo, por lo que debemos decidir con algún criterio.

Hasta ahora lo que tengo como criterio para decidir si votaré o no en las parlamentarias, es una suerte de tabla 2x2 con dos variables, que llamo dilemas ético-políticos. 

En el eje de las abscisas (X), es si a Maduro se le permite una gestión o no. En el eje de las ordenadas (Y), si se legitima lo que llamo el "Nuevo sistema político venezolano" (NSPV), o no. De la tabla 2x2 salen cuatro escenarios, en función del sí o no o cada una de las dos variables.

No es este el lugar para explicar los cuatro escenarios que se obtienen. Tengo menos dificultades para dar un Sí a que Maduro tenga una gestión. No creo que la gente sea tonta, y aún con una gestión, considero que las personas optarán por cambiar a Maduro. El peso de la alternancia cuenta. Tampoco soy pro-sanciones, al menos desde la "orden ejecutiva" de Obama de 2015. De manera que no tengo problema en otorgarle a Maduro las posibilidades de una gestión. En 2020 sufrimos lo que significa que tenga una mediocre.

Tengo más dificultades para dar el Sí al NSPV. Si voto contra Maduro en esa elección, igual con mi voto legitimo el NSPV. Juego en las reglas del sistema. Mi reserva no es tanto esto -toca dar la lucha en un sistema que te excluye o te construye como diferente- sino por la incertidumbre de los posibles postulados por la oposición. No los veo como "colaboracionistas", que es el lugar común en redes sociales para los que no se avienen al discurso de la "corporación criminal", sino como un grupo que considera que la estrategia insurreccional en Venezuela no tiene futuro. También lo pienso así, y mucho antes que Chávez llegara al poder en 1999.

Mi reserva es si realmente tendrán una estrategia para hacer oposición dentro de un sistema político muy duro, del que todavía falta por ver la "constitución Maduro". Salvo que Maduro se sienta tan seguro y la deje en el aire una vez que cese la ANC, se presentará un proyecto de carta magna. Pensaría en este escenario. El chavismo es consecuente con sus políticas, y más en el caso de una constitución que sería el respaldo del NSPV. La ruta escogida para hacer oposición por los partidos que irán a estas elecciones, es la más dura y la más ingrata. No sé si tendrán la disciplina, el fuelle moral, porque el político lo tienen, para construir la alternancia desde el parlamento.

Soy de los que pienso que la oposición tiene que reconstituirse desde casi 0. Su estrategia de la "presión y el quiebre" y la de los "múltiples tableros" la dejó en un estado de debilidad tal, que para fortalecerse debe participar en todas las elecciones, en el terreno del adversario, y re-editar con los cambios actuales por el momento político, la tesis de la "acumulación de fuerzas". Pero primero tiene que tener tejido y músculo, después de verá hacia dónde camina. Lo primero es insertarse. Por eso pienso que hay que participar en las elecciones a la AN.

Esa es mi reserva ¿Tendrán la estrategia para hacer y ser oposición? Pienso que mi decisión, al final, estará determinada por la calidad de los candidatos que postulen. Si postulan solo a los jefes políticos -que tendrán que hacerlo, para eso están en política- mi decisión se inclinará hacia el No votar. Si junto a los jefes y cuotas políticas, postulan a personas de los más diversos sectores de la sociedad, para comunicarle al país que la oposición tiene un programa, tiene cuadros, tiene vínculos con la sociedad que vive una dura cotidianidad, mi decisión será Sí iré a votar. Insistiré con lo que busqué para la AN en 2015 y no tuve: una AN que represente a sectores del país, y que de la pelea desde ese espacio, sin decretar ningún "regime change". Que no ponga la carreta delante de los caballos, y éstos son la representación de una sociedad que no tiene voz en los canales políticos, y después será el "regime change" cuando corresponda. 

Pero todavía no tengo la decisión de si votaré o no. Lo que sí tengo claro es que no quiero la solución que ofrecen el G4 y el grupo Machado. No hagas nada, porque cualquier cosa es "colaborar con el mal". Solo esperar que suceda algo, porque "algún día Maduro se irá". O como dijo Sanguinetti en la conversación que tuvo esta semana en la AN, "algún día alguien de la dictadura dirá basta". Claro, algún día. Parafraseando a Keynes, "algún día todos estaremos muertos". Me parece una posición muy cómoda e hipócrita.

Cómoda, porque se limita a "denunciar el mal" en redes sociales. En la comodidad digital. Hipócrita, porque interactúan con el sistema, y señalan a otros -que no piensan como esos grupos- de hacerlo ¿O acaso los que apoyan al G4 o a Machado no pagan IVA, por ejemplo? Si organizaran una desobediencia civil "tributaria para no financiar al mal" -de paso, no creo en esos términos del "bien" y el mal", creo la situación es más simple a lo Arendt- los consideraría más, pero no sucederá bajo el pretexto de la represión, el G2, "los cubanos", o "nos obligan". No quiero estar allí. Prefiero la incomodidad de la disonancia que produce interactuar con un sistema que sabes te excluye, que la comodidad de una fantasía ética del "no me ensucio las manos". Eso sí lo tengo claro. La solución de estos grupos para mi no es satisfactoria, ni política ni éticamente.

Prefiero personas que en la AN, por ejemplo, lleven el caso de los concesionarios de gasolina desalojados desde el día 27-6-20 y hagan ruido, hablen desde esa tribuna, a los tuits "políticamente correctos" de denunciar el hecho, solidarizarse, y ya. Hasta el próximo escándalo para repetir el guión.

Ojalá los grupos que van a participar en las elecciones parlamentarias digan que van a defender el derecho de estos concesionarios expulsados de saber por qué los desalojan, y por qué no pueden seguir con sus trabajos que algunos proclaman tener desde hace más de 30 años. Ojalá den motivos para ir a votar en las próximas elecciones parlamentarias.

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