Arrancó 2014. En lo político, ya es lugar común decir que será un año difícil, en donde el gobierno buscará controlar a la sociedad más de lo que ya lo hace. En lo económico, ya es común escuchar en cualquier conversación que lo que viene es una hecatombe. En resumen, no hay buenos augurios para el año 14, al menos en el mundo no gobierno.
No dudo que esta lógica de la profecía que se auto realiza al final sea cierta; lo de la hecatombe, pero en estos años del socialismo como gobierno, he aprendido a no adelantarme a los hechos, a evitar las visiones deterministas, y a centrarme en los hechos, en facts, los que de acuerdo a un artículo sobre Hannah Arendt escrito por Michael Ignatieff -gracias a la gentileza de un tweet del profesor de la USB Miguel Angel Martínez Meucci- que leí estos días de diciembre, cuentan más que los deseos proclamados.
Desde la perspectiva de una persona que no es del gobierno ¿Qué esperaría de la Unidad para 2014?
Tres cosas: un objetivo, un atributo a adquirir, y una falencia a evitar.
1.-El objetivo es superar el 45% estructural de los votos que logra la Unidad, en promedio a partir de 2006.
Entre 2000 y 2005 el promedio de votos de las fuerzas no gobierno fue de 36,5% y las fuerzas del gobierno obtenían el 63,5 por ciento. El famoso 60-40 que muchos creyeron sería eterno.
A partir de 2006 cambia la proporción, y si tomamos en cuenta la última elección de 2013, la del 8D, tenemos que la proporción de votos para la Unidad en promedio para el lapso 2006-2013 (sin alianzas) es de 44,57% y el gobierno (sin alianzas) totalizó el 52,8 por ciento.
Ese promedio agregado se mantiene inalterable desde 2010.
Una interpretación de los números es que la Unidad es vista por la población como una fuerza de contención pero no como una fuerza para gobernar. Esto no es poca cosa si se tiene en cuenta que en 2005 la oposición no era vista como algo, era la nada, unos golpistas y guarimberos, de acuerdo a la propaganda oficial.
Pasar de algo modesto o inexistente a una fuerza de contención no es despreciable, pero ya luce insuficiente.
Un lugar común que hoy se escucha mucho es que en 2014 no habrá elecciones pero no es la primera vez que esto ocurre. En 2010 también pasó algo igual. La AN se escogió en septiembre y la próxima elección fue en octubre de 2012, es decir, dos años después.
Hoy ocurre algo igual, pero parece que es la primera vez que sucede. Pienso que esa sensación de primera vez que no es tal esconde el problema de fondo: que las elecciones ya no son suficientes para cambiar las cosas. Las esperanzas que habían con los comicios impulsadas por el referendo de 2007 se fueron desvaneciendo progresivamente hasta llegar al punto en que estamos hoy, en que se vuelve a plantear que comunistas no salen con elecciones.
El problema no es que no haya elecciones en dos años, el problema es que no hay esperanzas. Ni de cara al presente ni con la mira puesta a dos años.
En 2007, los electores fueron fuerza de contención -de aquí la victoria de la Unidad, no solo por el lugar común que el No ganó porque los chavistas se abstuvieron. Fue por algo que lo hicieron ¿No?- pero hoy la contención cedió a la inercia: el gobierno no concita esperanzas pero tampoco la Unidad por lo cual, para evitar un conflicto político de mayores proporciones, los electores buscan un equilibrio que hoy es rutina, que ya no tiene efectos políticos, que no produce nada. Decir que Venezuela tiene dos fuerzas importantes no cambia la realidad, no tiene efectos en el gobierno, quien debería ser el primero en leer ese mensaje que envían los electores. Sencillamente, el gobierno bypasea la voluntad de los electores por lo que la contención es ineficaz.
En este sentido no existe política en Venezuela: el mandato de los electores es ineficaz, no cambia las relaciones de poder, solo legitima un procedimiento para asignar puestos, parafraseando a David Easton.
La contención ya es dulce rutina aunque de frutos amargos: el cinismo que cada vez ocupa mayores espacios en la cotidianidad venezolana. Cada día le tengo más fobia a Venezuela y a lo que representa (aunque la prefiero a la paranoia, que creo es lo que domina mayormente en la población, causada por la inseguridad).
Ese es, a mi modo de ver, el problema político para la Unidad ¿Cómo deja de ser una fuerza de contención para ser fuerza para gobernar, percibida como capaz para ello?
Aquí entran dos propuestas que para la mayoría son compatibles y para la minoría -en donde me incluyo- son incompatibles: o construyes una fuerza para ganarle al gobierno en una elección o haces protestas para que la crisis ponga en crisis al gobierno y ocurra un cambio de régimen.
No volveré a explicar mi posición porque ya lo he hecho en entradas previas: me ubico en la primera.
Aunque suene positivista, pienso que el pueblo define una suerte de derecho a ser gobernado; en sencillo, gobernar al pueblo se gana, y pienso que se logra no con calle sino con cara a cara, mostrando que se sabe cómo gobernar e interpretando ese deseo de la gente de desarrollar una vida en paz.
No excluyo la calle, pero si por calle se entiende promover una movilización para generar una crisis que saque a un gobierno (a este o a cualquier otro), no es mi opción.
Si por calle se entiende movilizar para que una fuerza política sea percibida como alternativa, como capaz de solucionar la demanda planteada por el pueblo en ese momento, competente para mostrar que puede garantizar una vida en paz, sí es mi opción.
La segunda genera confianza, la primera menos, y en mi opinión, la confianza es lo que puede romper la dulce rutina y es el reto de la Unidad para 2014. No es nuevo este desafío, es una tarea pendiente desde hace años.
Ganar más en confianza significa romper el 45 por ciento estructural.
Apostaría a que mientras el asunto de la confianza no se resuelva, aunque las elecciones sean manuales y con un CNE totalmente no gobierno, los resultados serán, nuevamente, rutinarios: con tendencia a ser parejos, con un poco más para la opción que logre movilizar, hacer alianzas, o convencer más.
Si se logra confianza, aún con todas y más adversidades, la Unidad vencerá al gobierno. Si luego desmantelan al gobierno -como hicieron con la alcaldía de Barinas o la de Iribarren en Lara luego del 8D- eso será otro problema.
2.-El atributo a lograr es tener una visión estratégica, poder verse en el tiempo, sea de forma inductiva o de forma deductiva.
Por una forma inductiva entiendo las grandes fuerzas que moldean a una sociedad, las tendencias estructurales. Así, por ejemplo, una tendencia estructural es el uso de teléfonos inteligentes, lo que lleva a una concepción de la vida más inmediata y tal vez más insegura o menos estable, así, el equivalente en la política. Por ejemplo ¿Podemos hablar del carácter democrático del pueblo venezolano del mismo modo como se entendía cuando salió a la luz el Programa de Febrero de 1936 o, incluso, cuando logramos la democracia el 23 de enero de 1958 (concepciones que creo todavía dominan el imaginario político venezolano)?
Por una forma deductiva entiendo un ejercicio de planificación y de escenarios ¿Cómo quiero que me vean como Unidad en tanto tiempo o cómo a partir de un contexto puedo inferir el ánimo del pueblo en X tiempo y ubicarme allí? Es algo cercano a la Etica de la responsabilidad weberiana en tanto supone inferir las consecuencias de las decisiones que se tomen, a futuro.
Por ejemplo ¿Se infirieron al momento de tomar la decisión, las consecuencias presentes y futuras del no reconocimiento a Maduro en abril de 2014?
Hacerlo te proyecta en el futuro y da más flexibilidad para la acción política, táctica y estratégica. Te saca de la dulce rutina.
La política venezolana -y seguramente la política mundial- se caracteriza por el juego al detal, por el juego del momento, y menos por la visión estratégica, lo que a veces genera que la dinámica política gire en bucles y se entrampe, lo que lleva a las metidas de patas y como dice Bill Clinton, en política, cuando se mete la pata, la tendencia es a meterla de nuevo, cada vez más hondo.
Pienso que la política venezolana debe superar el juego de quien sobrevive más, lo que se logra aguantando y esperar a los demás en la bajadita.
Esto, también, es dulce rutina. Solo sentarme para esperar ver pasar el cadáver de mi enemigo por la puerta de mi casa. Esa es la política venezolana hoy: no es innovación, es supervivencia y paciencia estática. Venezuela se ha convertido en un verdadero trapiche que se come a sus generaciones.
3.-Finalmente, la falencia a evitar: las famosas matrices de opinión.
El cambio de dueños de Globovisión tuvo muchas consecuencias no deseadas, tal vez más de las esperadas, y muchas perjudiciales.
Una de ellas es que el nuevo tono objetivo del canal también rompió la brújula del contacto informativo con la realidad. No era que Globovisión haya sido un canal de oposición no, no era eso, era un canal que podía tocar diversos temas -todos de forma crítica- y eso abría líneas informativas diversas, pero críticas hacia el gobierno.
Ahora que la objetividad es el norte del canal 33 y el clima de opinión de Venezuela es de censura y auto censura, paradójicamente, el ambiente es más proclive a las matrices de opinión. Al no haber contraste en un ambiente de cinismo, la opinión se entuba.
Las matrices son sencillas y ese es su poder. En un ambiente de ruta periférica -es decir, no examinar a profundidad los argumentos, sino quién lo dice, cuál fuente, el atractivo, a cuál grupo pertenece la fuente- es más fácil adherir a una matriz que examinar argumentos. Es lo popular.
De manera que el mundo opositor se mueve en matrices que parten de líneas informativas que a su vez son RT de forma viral y comentadas por anclas formales o informales, y lo que no tiene base en hechos se convierte en algo veraz. Todo el mundo las repite y son una verdad.
Como la opinión se polariza en el sentido que la opinión original se refuerza, no hay contrapesos porque cualquier check and balance es visto de forma sospechosa. Así, se produce la famosa Espiral del silencio del Noelle-Neumann.
La más reciente matriz fue la de Maduro no es Chávez y la conclusión es que no duraría mucho. No había conversación en que esta matriz no apareciera, y los hechos para soportarla eran los cuentos del tipo, tengo un amigo del PSUV que comentó que Cabello tal cosa o que los militares ya buscan un sustituto, y afirmaciones que en los hechos no tenían apoyo, pero era lo que se quería escuchar.
Los números de las encuestas -o la mayoría de ellas- nunca apoyaron tal matriz. Por ejemplo, en IVAD, la aprobación de Maduro se mantuvo estable entre el 5-5-13 y el 8-12-13: un 51,3% y un 49,9% respectivamente. La no aprobación creció discretamente: de 46,7% en mayo a 48,9% en diciembre. Así con otras preguntas.
La matriz fue creciendo hasta sugerir que los resultados del 8D serían totalmente adversos al gobierno, por lo que habría que plantear un cambio de gobierno, y todo giró en torno a eso. Los huevos en una sola cesta.
El 8D produjo un resultado mixto, y para justificar una matriz errónea se apeló al Efecto Daka. Es decir, Maduro venía en picada, pero el Efecto Daka lo salvó. Otra vez el locus de control externo. Algo que está fuera de la oposición salva el juego al gobierno, y es la explicación. Y listo. Ahora, a buscar otra matriz.
Hasta El País de España cayó en la matriz, y citó a Hinterlaces para decir que Maduro subió 12 puntos gracias al Efecto Daka ¿Realmente hubo tal efecto?
Si lo hubo, fue discreto. En IVAD, la intención de voto hacia el gobierno pasó del 37,6% el 26-7-13 al 42,8% el 8-12-13, un crecimiento de 5,2 por ciento. Para la Unidad la cuenta fue 36,7% y 36,9% respectivamente, con un crecimiento de 0,2 por ciento.
Ahora bien, el llamado Efecto Daka fue a principios de noviembre de 2013. Veamos el ex ante y el ex post. En teoría -solo tomo IVAD- la intención de voto del gobierno tuvo que crecer mucho.
El 8-10-13 antes del Efecto Daka el gobierno tenía 38,9% y el 4-12-13 luego del Efecto Daka el PSUV pasó al 42,8% con una subida de 3,9 por ciento.
Para la Unidad, la cuenta fue 32,6% y 36,9% respectivamente, para un aumento total de 4,3 puntos.
Es decir, que entre el 8-10-13 y el 4-12-13 -lapso del Efecto Daka- la Unidad subió más que el PSUV en la intención de voto nacional para las municipales del 8-12-13.
Si se trata de ver el Efecto Daka en cuanto a la motivación de los votantes seguros, pudiera hablarse de un Efecto Daka (sin establecer causalidad) en los moderados del oficialismo.
En IVAD en el público Pro oficialista -los moderados- los Totalmente seguros para votar eran para el 8-10-13 un 67,8% y el 4-12-13 llegó al 84,3 por ciento.
En el público Pro oposición -los moderados de la oposición- la cuenta fue 52,4% y 68,9% respectivamente.
Como expresé, hay asociación pero la causalidad hay que establecerla. No dudo que el Efecto Daka motivó a los chavistas -como se pudo leer en Aporrea antes y después de los eventos en Daka- pero de allí a decir que la única explicación para dar cuenta de los resultados del 8D y porqué Maduro no cayó, sea el Efecto Daka, hay un trecho largo. Influyó, indudablemente, pero también influyeron otras variables no menos importantes (la confianza, por ejemplo, ya comentada).
Como todo en Venezuela, se pasó de una matriz a otra sin ton ni son. Es decir, de la matriz que Maduro no duraría a la matriz de Maduro se consolida y, ahora, a otra: viene una crisis económica que obligará a Maduro a negociar o la crisis tumbará al gobierno.
El corolario de esta nueva matriz -es lo que me temo- es también la dulce rutina: no hay que hacer mucho, solo esperar que la crisis económica haga su trabajo -obligarlo a negociar o tumbarlo- y de lo que se trata es de capear 2014, sin tener alguna iniciativa o innovación, que no vaya más allá de las jugadas de rutina ¿Y si no ocurre ni negociación ni salida, habrá que justificar con otro Efecto Daka?
Pienso que si la dinámica política venezolana se ve en términos de matrices, la famosa cita de Santayana será cierta: estaremos condenados a repetir el mismo guión: en 2015, a principios de año, las encuestadoras dirán que el gobierno está mal, eso dará pie a matrices que ya el mandao está hecho, luego, en el último trimestre, pasará algo y los números cambiarán, y el sábado antes de la elección, las mismas encuestadoras entregarán sus escenarios en secreto, donde el gobierno gana, y luego de la elección, los pundits de siempre dirán que tal encuesta acertó, por lo que hay que usarla para la elección de 2016, y así over and over again.
Por eso me cuidaría del pensamiento de matrices de opinión y determinista que caracteriza hoy en buena medida el pensamiento en la oposición. Como el gobierno, le agarró el gusto al cuento de las leyes inexorables.
Como Unidad, presentaría al país una hoja de ruta, para ilustrar mi visión y propósitos: qué quiero, cómo lo voy a lograr, con qué y con quiénes, con puntos estratégicos y tácticos.
Lo primero ¿Es la crisis o es crecer? Lo segundo ¿Qué se hará el 23 de enero, por ejemplo? Ya el gobierno anunció su programa ¿Y las fuerzas no gobierno qué, o todo se va a limitar a comentar la lista de viajes de Delcy Eloina? ¿Y si saca una lista de quienes van a los restaurantes de Caracas, también habrá que dedicarle una semana?
¿Qué tal si se habla de que no hay leche líquida o aceite de motor? ¿Qué tal si se toca el aumento de la gasolina? ¿Y Simonovis, o solo fue una catarsis las reacciones cuando Maduro se lavó las manos ante este caso (con lo que mostró que no tiene estatura, y ese es un problema de Venezuela, hay dirigentes, no líderes; hay ambiciones, no hay grandeza)? ¿Qué tal si el documento de la Unidad sobre el balance económico 2013 motiva una gira de los dirigentes por todo el país para explicarlo cara a cara, en las plazas Bolívar, en los mercados o todo va a ser el castrocomunismo? A quienes gustan de las marchas ¿Qué tal una de quienes tienen cáncer, porque los aparatos no sirven, no hay medicinas para esta enfermedad, etc?
Ganando confianza, viendo a futuro, y evitar el determinismo, son mi fórmula para salir de la dulce rutina en que está no solo la Unidad, sino el país, para vencer al gobierno. Suena poco realista, pero es en lo que creo.
Estos son mis propósitos para 2014, y esta mi primera entrada del año, que espero sea la primera de muchas. Deseo a quienes leen este Blog un año lleno de progreso, paz, y logros en sus metas.
¡Feliz 2014, con las ganas de seguir adelante!
Comentarios