La hora del policlasismo
No hay sorpresas en lo que pasa en el país. Simplemente, la tendencia autoritaria o dictatorial del gobierno se desarrolla, y eso ya se había identificado previamente en algunos posts como Empresas Polar, Tiranía, Cháveznomics, entre otros.
Como siempre, aunque muchas cosas se han pronosticado –en otras ha habido errores y fallos de apreciación- sorprende ver que los juicios se hacen realidad. No es fácil escribir y, al mismo tiempo, ser consciente de la dictadura que se pretende montar en Venezuela, negando todos los logros pasados del país. Es como ser testigo de la propia anulación de uno como persona o como alguien que pertenece a un grupo (oposición). Pero a los del gobierno también los anulan. Antes era sólo con ideología, y ahora, junto a la falsa conciencia, también comienzan a recibir dosis de represión verbal y física.
Por ejemplo, lo de Polar se había anunciado en los trabajos de mayo de 2008, pero es ahora que se ejecuta, y tal vez el gobierno en su blitzkrieg arrocero, logre lo que siempre ha buscado: obligar a esta empresa a negociar para adquirir sus activos o parte de ellos, como indicó Samán que van a solicitar la “expropiación de la planta de arroz”, o de Chávez, quien amenaza con expropiar a toda esa empresa.

A pesar de los ataques, los directivos de esta empresa mantienen su estilo de “hombres que buscan el diálogo”, siguen con sus cuñas de peloteros y “estamos comprometidos con Venezuela”, y afirman que están dispuestos a “dialogar” con el gobierno. Tal vez es lo que Chávez quiere, de manera de poder controlar parte de esa empresa, que en la lógica hegemónica de este gobierno, es inaceptable que un grupo privado pueda generar 30 mil empleos, sin ningún control del Estado. Son un poder, y en este gobierno, eso es motivo suficiente para ser destruido. De aquí que ante la petición de la empresa para "dialogar" -o escuchar- con Chávez, la respuesta de éste sea un arrogante, "lo estoy evaluando".
De manera que se está ante un gobierno en acelerado tránsito hacia una dictadura, y que se siente legitimado para hacerlo –más en el plano simbólico y religioso, y menos en el plano de los votos- sin tener que dialogar o validar su planteamiento con sectores del país, o del propio gobierno. "Se la calan, y listo”, es el mensaje.
Claro, esta “deriva autoritaria” –El País dixit- tiene factores precipitantes. El gobierno ha buscado, al menos desde 2003, un modelo hegemónico, pero pensó que podía “comprarlo” a través del “pacto de los dólares” para los ricos, y de las misiones para el sector popular, y las tasas de interés para las “camionetotas” de la clase media, y el apartamento en La Tahona o en Los Samanes. Así fue, hasta que los números electorales comenzaron a cambiar –el primer precipitante de la deriva autoritaria- y esto llevó a que el gobierno cambiara su enfoque sobre cómo avanzar hacia una hegemonía.
Hay cinco variables precipitadoras de la aceleración dictatorial:
a.-La crisis económico-social. De cada 100$ exportados, 93$ son por petróleo (BCV, 2008), y el presupuesto se hizo sobre la base de $65, pero el precio real se ubica en una banda de cerca de 35$ el barril, lo que dificulta “comprar” el socialismo a través del “pacto de los dólares”. De acuerdo a El Nacional (día 6-3-08), en Fonden sólo están disponibles 7,1 millardos de dólares. Es decir, el dinero escasea o mejor dicho, los dólares. Un golpe contra el “pacto de los dólares”, que había mantenido la "paz social" de Venezuela.
Lo anterior, también, sugiere que hay un reacomodo rentista -que es lo que "manda" en Venezuela, como se ha argumentado en otros post- en tanto las instituciones que existían en Punto Fijo para distribuir la renta –"el modelo populista de conciliación de las elites", en los términos de Juan Carlos Rey- fueron derribadas, y la lógica rentista que cuidaba la “gallinita de los huevos de oro” (PDVSA) y el mecanismo distribuidor de la renta vía BCV al distribuir los dólares, que eran las “joyas de la corona” de Punto Fijo y que aseguraban la estabilidad del mecanismo aún en crisis, cedieron a una visión gomera con este gobierno de “dinero para proyectos” y ruptura de la unidad del tesoro, que generó un aumento exponencial de los “buscadores de rentas” –la corrupción infinita de este gobierno, que ahora se quiere tapar con amenazas- que a su vez creó grupos autónomos sin vinculación, que lo que hacían eran llenarse y sacar dólares del país, con la anuencia de Chávez, que necesitaba de esos apoyos para legitimarse en momentos de crisis política (2002-2006), y por eso Cadivi y la Ley Penal Cambiaria eran –y son- para “los pendejos”, es decir, para la mayoría del país, que tiene que ir a Cadivi para justificar por qué se excedió en 500$ cuando viajó, pero nada se dice sobre cómo salieron 3.500 millones de dólares vía banco Stanford, o por qué unos cubanos andaban con un maletín con 300 mil dólares en Caracas.
El gobierno compró la paz subsidiando al dólar y a las importaciones –el verdadero Venezuelan dream ser “alguien” sin trabajar, sin nada que engalane la historia, y sólo les queda decir, “vengo de abajo, del barrio, no tuve papá”, como si eso fuera una patente de corso para abusar- y ahora no se puede pagar por ella, pero Chávez se siente más seguro en el poder, y siente menos escrúpulos para justificar su autoritarismo, de manera que el mecanismo de repartición rentista se redefine hacia un mayor control de las divisas en manos del Estado, y quien sacó sus dólares, “bien sacados están, porque ahora va a ser más difícil”, por lo que el gobierno considera que puede aplicar políticas de rentas más duras, porque los ricos ya tienen su patrimonio afuera, de manera que pueden vivir en Venezuela con “su estrella judía” en la solapa, pero tranquilos, porque su plata está afuera.
Unos millonarios, pero que viven azarozamente -¿Para qué tienen dólares afuera, entonces?- mientras que el gobierno parece decirle a la “boliburguesía” que hay que moderar la tasa de acumulación del capital y concentrarla en la oligarquía del gobierno, a la manera de Raúl Castro: un grupo de militares que controlan la economía. En resumen, las tres R se conviertieron en las tres C: centralizar, controlar, y comandar.
Como señala el “correo de las brujas”, los corruptos de ahora –sean civiles o militares- colocan “su” plata en el Bono de la República 2027 que, aunque su valor está en 56% -subió 7 puntos- sus vencimientos se hacen a un interés del 18% -ni Stanford- por lo que muchos guisadores patrios dicen, abiertamente, que “ya no tendrán que trabajar más”.

Con estas acciones de mayor control del gobierno, se definirá un nuevo patrón de acumulación de capital porque el “modo de producción rentista” ha generado “relaciones de producción” que ya son antagónicas por la ruptura de los mecanismos de salvaguarda de la renta –PDVSA y un BCV autónomo, que Punto Fijo se esmeró en cuidar, para evitar luchas redistributivas existenciales, aunque no las pudo evitar al momento de su agonía- que llevó a que los grupos pugnen por quedarse con la mayor parte de la renta a través de los distintos fondos y mecanismos en dólares, sin ningún tipo de control y manejados discrecionalmente.
La corrupción, que fue un factor de estabilización política para el gobierno de Chávez, pasó a depredación, y amenaza la viabilidad del “proceso”.

De aquí que Venezuela sea un país estucturalmente violento, y seguirá siendo así –la violencia también cambió de clase social, porque el sicariato y el secuestro son crímenes “de clase media para arriba”- en la medida en que las fuentes de acumulación de capital y excedentes están siendo golpeadas –a final de cuentas, lo que quiere el gobierno, siempre ese ha sido el plan- y que el excedente quede en manos del Estado, y que los privados no tengan capacidad de producirlo, porque si es así, como argumenta el economista de formación marxista Janós Kornai (De Marx al libre mercado), aparece el pluralismo. Donde hay un burgués, hay la posibilidad del pluralismo, cosa inaceptable en un gobierno autocrático y monocrático, de acuerdo a los términos de Bobbio, como es el gobierno venezolano.
Entonces, la propiedad no importa tanto, sino el control del excedente. Polar puede tener sus activos, pero el Estado reguló sus excedentes, y lo peor, los pone a trabajar para ellos (el gobierno). Mendoza hoy no es dueño de nada –no controla la formación del excedente privado en su conglomerado- y sólo quedó como chivo expiatorio para burla del inefable Nolia, un personaje que fue director de periódicos de Rafael Poleo, quien hoy quiere erigirse en la conciencia moral de la república y de la oposición, “porque están negociando con el régimen”.

Si alguna cosa hay que criticarle a AD y a Copei, fue haberle dado posiciones de comando a personajes tan siniestros como los mencionados (menos Mendoza) –los hicieron senadores y diputados, gobernadores, ministros, funcionarios, embajadores, miembros del CEN y del Comité Nacional- y, como Chávez, los políticos de oposición también desconfían del talento –les acompleja, así como a Chávez le acompleja no apellidarse Mendoza Giménez o Mendoza Fleury, a pesar que puede acabar con los dos cuando quiera- pero los hombres de poder en Venezuela son acomplejados –eso explica en parte el primitivismo del país- y bien lo había visto Andrés Eloy Blanco en su Vargas, Albacea de la angustia al analizar cómo se ascendía en la época de Gómez: un coronel, para ser general, tenía que tener 1.000 cabezas de ganado, “y perder a propósito una pelea de gallos con el presidente”. Los gallos los cambiaron, ahora, por los “billeticos verdes”, por lo que se calla y mata en Venezuela.
En el campo social, la multiplicación de los problemas sociales y laborales, al mismo tiempo que no hay estructuras de canalización de los conflictos, y los pocos intentos realizados, como el de Roberto Hernández al dialogar con la CTV, fueron desechados por una visión de comando, en la que los trabajadores deben obedecer ya que están comprometidos con algo más trascendental que sus derechos, junto al fracaso del sindicalismo paralelo, no sólo por la multiplicidad de sindicatos del gobierno que se desprendieron de la UNT, sino que la dinámica inflacionaria despertó en los trabajadores, cierto sentido de ser grupo para sí, por lo que la categoría “obrero” se hace saliente, y orienta la acción de los sindicatos, aunque sean del gobierno.
Hoy muchos dicen, “trabajamos para la enmienda, pero ahora vamos a luchar por nuestras reivindicaciones”, con lo que la enmienda no se ve como algo ontológico, sino como un mero contrato: apoyo a cambio de beneficios.

El contexto ayuda a esto. El INE reportó que en un mes, el desempleo subió 3 por ciento. Es decir, en diciembre de 2008 llegó a 6% y ahora está en 9,5 por ciento (El Nacional, día 6-3-09), mientras que el desempleo juvenil (15-24 años), saltó del 12,7% al 19,2 por ciento de diciembre a enero de 2009 (El Universal, día 8-3-09).
b.-El crecimiento de la oposición. Aunque desde la propia oposición hay empeños en magnificar la derrota del 15 F –nadie ha dicho lo contrario- lo cierto es que los 5,2 millones de votos impactaron al gobierno.
Tanto, que en su dogmatismo, Chávez no puede entender cómo 5,2 millones no ven las “bondades” del socialismo. Hasta le “compró” la idea a Müller Rojas que la “cuota” de la oposición debe ser de 20% y el socialismo tener el 80 por ciento de aprobación, pero como la cosa es 55-45 por ciento, la diferencia en contra es culpa de los medios de comunicación, de manera que Chávez anunció el día 1-3-08, hacer un “mapa de los medios de la oligarquía” para poder actuar, porque sin los medios que no son del gobierno, “el apoyo al gobierno estaría en 80 por ciento”. Es no querer ver la realidad.

Para ser honestos -y nadie en Venezuela lo va a creer- el gobierno "le cogió" miedo a las elecciones, y van a fusionar las locales con las de la AN para diciembre de 2010, es decir, 22 meses sin elecciones, y la apuesta que hace el gobierno es que para esa fecha, como Franco, todo estará "atado y bien atado", de manera que Chávez gane como acaba de ganar su colega de Corea del Norte el congreso de ese país: con el 100% de los votos o, si "dialoga", con el 80 por ciento de los sufragios.
No por casualidad Müller atiza el fantasma abstencionista que pega en la oposición (El Universal, día 9-3-09), al decir que la única competencia que tiene el PSUV "es la abstención", o el mismo Chávez quien afirmó que la oposición "está fragmentada en 100 pedazos" (ABN, día 9-3-09). Sendos contenidos que seguro serán bienvenidos por la conciencia moral de la oposición tipo Armando Durán o Rafael Poleo, quienes afirman que hay "que solicitar los derechos, sin blandenguerías", pero no dicen cómo hacerlo. Creo que sería más últil al debate que estas personas hagan su planteamiento: la abstención, y cómo se llevaría a cabo. Pienso que ahora hay que discutir todo y criticar todo, pero hay que ser claros en los planteamientos, y no esconderlos en llamados "a luchar por los derechos".

A lo anterior, se agrega que la oposición es gobierno en sectores claves del país, y quien se había promocionado como el ungido por Chávez a sucederlo, Jorge Rodríguez –el “Pérez Roque”, que terminará igual, aunque con una buena fortuna- no ha dado la talla, más allá de la retórica radical.
El 15F la diferencia en valores relativos entre el Sí y el No fue apenas 4 por ciento, y en votos es de apenas 41.390 votos, cuando en noviembre de 2008 la diferencia entre Stalin González y Jorge Rodríguez fue de 108.844 sufragios (13% de diferencia: 54% a 41%) –llama la atención que la oposición no haya sabido explotar esto- y en ocho zonas populares de Caracas, la oposición creció más que el gobierno entre noviembre de 2008 y febrero de 2009: 20% en contra de 15 por ciento respectivamente.

La fuerza de la oposición es una realidad –cómo se distribuye en el país, es otra cosa- pero como valor agregado, existe y es fuerte. Que esto no se quiera reconocer, y ahora se le hable a ésta “como un padre que le habla a un hijo con la verdad”, es un problema de comodidad para evadir el paso siguiente, luego de crecer: desafiar al gobierno, porque eso implica represión, y nadie quiere eso.
No obstante, la oposición es una fuerza, y eso el gobierno lo reconoce. No por casualidad, sabotea de manera sistemática y por cualquier cosa, las gestiones de gobernadores y alcaldes de la unidad. Se busca evitar la comparación, porque si ésta ocurre, la oposición se fortalece, porque la gente discrimina al votar, y puede decir, “la gestión en Miranda es mejor que la de Cabello, voto por la oposición”.

Mientras la oposición no se asuma como una fuerza, difícilmente podrá enfrentar a Chávez y al gobierno. Mientras tenga la mentalidad del oprimido y de fatalismo –alimentada por personajes de la oposición, también- nunca va a salir de abajo. Lo primero, es asumirse como una fuerza de verdad, que lo es.
c.-Dogmatismo. El gobierno construyó, a la manera de Kafka su El Proceso o en el lenguaje de la ciencia política institucional un Deadlock ideológico (un “juego trancado”), de manera que sólo le queda “radicalizar”.
Retroceder, significaría perder no sólo apoyos políticos “duros”, sino lo más importante: su auto-construida “identidad socialista”, y lo que hace el gobierno perdería sentido. Y esto sí es un problema, porque el dogmatismo ya no es sólo de la cúpula, sino parte de la base del gobierno lo asume. Por ejemplo, los trabajadores de la harina asumen ya el término de la “plusvalía económica” e invitan al gobierno a ir a todas las empresas (El Universal, día 7-3-09), y esto, en el tiempo y si hay éxito, se extenderá a todo el país. Aunque también esos mismos trabajadores rechazan las expropiaciones, y defienden sus conquistas.

De nuevo, es evitar la formación del excedente, que es la variante “del Siglo XXI” a diferencia del comunismo clásico: puede haber propiedad privada, lo que no hay es excedente, aunque las dos están ligadas en la tradición liberal, pero es lo que se quiere romper. Sin excedente, no hay posibilidad de construir pluralismo en lo económico, aunque los dueños sigan siendo los dueños. Tal vez por esto Chávez desafía ahora a todo el mundo. Se siente seguro, y dice que “tiene poder económico”.
A lo anterior, se añade que Chávez realmente ha asumido el arquetipo trágico de Bolívar –morir traicionado- y busca evitar un destino similar, de manera que ceder lo ve como un tránsito hacia un Paéz o hacia un nuevo “Tratado de Coche”, éste último existió en alguna medida en el país con Chávez, pero de las elites hacia Chávez, y no al revés, aunque sí contó con su anuencia.
Ahora, un “Tratado de Coche” es visto como Chávez como una traición, y esta percepción se deriva en que en su círculo ocurre el proceso grupal de “falso consenso”, por medio del cual todos se refuerzan el radicalismo, y muchos quieren ser “más papistas que el Papa”.
De otro lado, la disonancia cognosctiva que produciría el negociar o dialogar -¿Para qué, entonces, luchar 10 años, para terminar en un nuevo Punto Fijo, es la cognición que se genera en el gobierno- se resuelve con comportamientos radicales del tipo “quemen las naves” para cerrar la disonancia –"es que la oligarquía no tiene solución"- y se agregan nuevas cogniciones, “Dios está con el proceso”, que puede explicar el carácter religioso de Chávez; no es más que una manera de cerrar la disonancia y justificar una orientación dictatorial, “porque así lo quiso Dios, para sacar del templo a los impostores con el látigo”, o cosas por el estilo.

Este dogmatismo también tiene una rezón política: evitar que se repita un 11 de abril, que es el fantasma que persigue a Chávez. Es su “coco”. Para bajar el miedo, creó todo un sistema paralelo y de control, que disuade o controla. Para evitar un paro, controla toda la industria de alimentos. Para evitar un 11 de abril, crea instancias militares paralelas, con Chávez a la cabeza de todas. Si una no funciona, otra sí lo hará, y así con lo demás, que es “paralelo”.
d.-Tendencias internas en el gobierno. Es obvio que en el gobierno hay tendencias internas que en un proceso de paridad electoral se expresarían, y obligarían a Chávez a justificarse o a explicarse por qué no un diálogo con la oposición y dentro de sus propias filas. Si aquélla ha jugado con las reglas y dejó el “golpismo y el abstencionismo” ¿Cuál razón dar para no hablar con ella?
En estos días, Chávez y Carrizález han dado las razones: el enemigo es interno, por lo que hay que acelerar el control. Dialogar para Chávez representa no una concesión hacia la oposición realmente –aunque lo es- sino que abre la puerta a demandas internas y a interlocutores dentro del gobierno que le piden diálogo. En otras palabras, si Chávez se abre a la oposición ¿Por qué no dialoga con los trabajadores de Guayana, por ejemplo? También, implicaría reconocer como iguales al PPT y al PCV, no como ahora, como meros actores de un reparto burocrático-electoral, sino como actores en firme, es decir, con peso político para definir la orientación estratégica del gobierno, que estos actores buscan que sea colegiada y no unipersonal.
De aquí el reclamo de Rafael Uzcátegui del PPT, “a nosotros nos llaman para las tarimas, pero luego Chávez sale con fu familia en el balcón del pueblo”. El mensaje es claro: una dirección colegiada en oposición a una dirección familiar-personal del “proceso”.

Radicalizar también cierra demandas, paradójicamente, radicales. El PCV considera que los trabajadores deben controlar las empresas. Que esa propuesta la haga el PCV y no Chávez, cuestiona un poco la “fidelidad revolucionaria” del último, por lo que expropiar con fuerza, es un mensaje: “¿Ustedes creen que son más radicales que yo?”, con lo que la demanda radical se canaliza: “sí, vamos a los consejos de los trabajadores, pero al ritmo del gobierno, no del PCV”.
Aceptar dialogar, hubiese significado que la magia de Chávez se desvanecería porque hubiese surgido dentro de su corriente no una autocracia sino, en términos de Bobbio, una policracia.
Es decir, el gobierno dejaría de ser autocrático para ser democrárico; y dejaría de ser monocrático para ser policrático. Esto, abriría las puertas a la democratiazción y al surgimiento de líderes alternativos dentro del PSUV, aunque exista la reelección indefinida, y Chávez podría tener competencia interna. Tal vez esto explique la preponderancia de Diosdaco Cabello ahora. Es el mensaje para no competir. Quienes no lo hagan, serán premiados con poder y prebendas. Así ¿Qué sentido tiene competir? Y si hay diálogo ¿Qué sentido tuvo la “consagración” de Chávez, cual dios el día 27-2-09? Simplemente, es un hombre superior, y sólo queda seguir sus directrices o “líneas”, que comunican su infinita sabiduría. Con los dioses, no hay diálogo, aunque se hable con ellos.
e.-El mundo. Las cosas cambian. Los recientes cambios ministeriales en Cuba que pueden tener diversas explicaciones, pero ninguna excluye que hay un juego de gestos entre el gobierno de Cuba y el gobierno de los EE.UU. Es claro que Obama quiere otro enfoque hacia Cuba –de aquí el “informe Lugar”- y la isla también quiere superar la etapa del bloqueo, y los movimientos de Raúl Castro pueden ser un gesto compensatorio al anuncio de los EE.UU de evaluar permitir los viajes a Cuba una vez al año y no una vez cada 3 años, y al pago diferido de las importaciones de Cuba, y no al contado como es ahora.
La visita de varios presidentes de la región a Cuba, puede significar un mensaje a Washington: queremos que Cuba regrese al sistema americano, pero para ello, es menester que los EE.UU y Cuba se entiendan en puntos fundamentales.

Lo que parece es que todas estas acciones buscan preparar y darle legitimidad a un acercamiento Cuba-EE.UU, cuya primera señal será la Cumbre de las Américas en Trinidad en abril de 2009. No obstante, hay expertos que aseguran que no es así, y que los cambios apuntan más a necesidades domésticas del “raulismo” para tener un equipo más eficiente, pero autoritario (El Universal, día 4-3-09), que a una expectativa por el cambio de la relación con los EE.UU.
Si hay un cambio de peso en Cuba, esto afectará la relación con Venezuela, indudablemente. Los dos sacrificados –Lage y Pérez Roque- eran “el otro yo del doctor Merengue” (Fidel), por su casi presencia en Venezuela y en el ALBA. Estos cambios deben desconcertar a Chávez, de manera que su puente a Cuba es exclusivamente Fidel, ya que Raúl lo recibe, pero no se ven cosas en común entre ambos –aunque los dos presiden tiranías- comenzando porque Chávez y Fidel son “buenos cuenteros”, y el “tío Raúl” es escueto y parco. Esto ya dificulta una comunicación con Chávez, que se va a complicar por el cambio EE.UU-Cuba, en donde Brasil tiene participación preferente para promover este acercamiento. Sin embargo, otros expertos en el tema, afirman que el cambio en Cuba contó con el “aval” de Chávez (El Nacional, día 6-3-08).
Esta sensación de aislamiento, puede que lleve al gobierno a radicalizar, al sentir que si no lo hacen, “la última esperanza de un socialismo verdadero, el legado de Fidel, se evaporaría”. Cuba tal vez se integre un poco más, y Venezuela se aísle, también, un poco más.
En síntesis, la orientación estratégica del gobierno se mantiene –una hegemonía y control total de la sociedad- pero dos variables coyunturales llevan a que el gobierno modifique la orientación de “comprar el socialismo” a través del “pacto de los dólares” y, ahora, quiera “imponer el socialismo” mediante el “pacto de las bayonetas”: el crecimiento político de la oposición –que se quiere negar, tanto en el gobierno como en la oposición- y el ajuste económico mundial, que comprometió la “variable esencial” en términos eastonianos del gobierno: la renta petrolera, sobre la que se montó todo un proyecto de control social, en la esperanza de precios petroleros a $200.
Que no se haya cumplido la meta petrolera, derrumba la “ilusión de la hegemonía por consenso”, y ahora ésta se quiere imponer por la fuerza. En términos menos académicos, como dice la caricatura de Zapata (día 5-3-08), “no es que nosotros producimos petróleo, sino que el petróleo nos produce a nosotros”.

El “nos-otros” es la típica estrategia dicotómica del gobierno: dicotomizar, ahora menos con el discurso externo sino interno –los empresarios egoístas, y trabajadores contra trabajadores- de manera de, en la coyuntura económica, aprovechar para darle mayor solidez al proyecto de control político y social del país, y lograr el fondo de todo: la presidencia perpetua. Morir mandando en la cama. Todo esto se espera legitimar -si las cosas salen bien- en las elecciones de 2010, en la que se quiere ganar con, al menos, el 80% de los votos. De cumplirse esto, Chávez considerará que el objetivo se cumplió. Venezuela dejará de ser Venezuela, y será algo como Egipto, Bielorrusia, Zimbabue, o Cuba, dependiendo de cuál vertiente tome la hegemonía.
¿Qué hacer? Creo que la clave la ofreció un lector de este blog -se le agradece- al comentar en el post Buenos Aires. Dice Guillermo Aveledo:
"Creo que hacer énfasis en el mensaje policlasista (no populista, sino policlasista, y eso que nuestra disciplina -por hacerle ecos al leninismo- los confunde) es importante. Hay que mostrar más que 'pobres agradecidos': hay que hacer énfasis en gente con poder, poder de gente: votando y cambiando las cosas. Participando en su comunidad. Trabajando. Haciendo cosas que el gobierno no desea que hagan sin una completa referencia o adhesión a éste. Emancipándose, pues (el atrévete de Rosales, llevado a la práctica vital). Ciertamente, el momento se ve crítico: los factores que apuntalaron al chavismo se han alejado paulatinamente de su visión sobre el país ¿Tenemos desde la oposición una visión alternativa? Sí y no; es decir, defendemos una tradición con raíces en el venezolano: la aspiración a una modernización democrática. Carecemos, sin embargo y todavía, de una visión alternativa al rentismo. Hay que pensar en el país post-petrolero, el país de la 'Tercera independencia': donde nuestra producción e industrialización nos libere, ya no de los imperios políticos o económicos, sino del estancamiento. Lo curioso es que 'esa' es también la visión de los políticos de 1936-1983. Pese a su práctica y su ineficiencia, mucho se logró entonces en ese sentido".
Complemento lo que apuntó Guillermo Aveledo, y aunque la situación es complicada y Chávez luce como atornillado –que está- no es menos cierto que sus acciones radicales despiertan la conciencia de los grupos, y es el momento para aglutinar y organizar un gran movimiento social que reivindique el discurso de los valores que usó la oposición al comienzo del tema de la enmienda, y durante el “paquetazo de las 26 leyes”, que luego abandonó por el discurso netamente electoral. Un verdadero movimiento policlasista, de carácter nacional.
Ahora, luce el momento para ir más allá de los intereses sectoriales y avanzar en una propuesta de respeto a la Constitución, a la legalidad, a la democracia, que trascienda los grupos, y sirva como paraguas para articular a diferentes grupos de la sociedad, que no tienen interlocutores, incluyendo a varios del gobierno, que ahora reciben la represión, porque el gobierno quiere imponer un plan centralizado, que sólo dirigen unos burócratas. Es el momento de darle cabida al descontento que hay en el país, de darle canal político, de representarlo. Ya la tarea no es sólo representar a 5,2 millones de personas, sino también a valores, a personas, y a grupos, que seguramente no se sienten representados ahora por el gobierno, y sí amenazados o inquietos.
Como se dijo, esto requiere que la oposición se reúna, que escuche a todos los sectores del país, que también dialogue. Me conformaría con ver a la oposición discutiendo, analizando, escuchando, haciendo propuestas, debatiendo posturas doctrinarias, ofreciendo declaraciones conjuntas; es decir, que muestre que se mueve. Creo que sería un excelente mensaje para el país, y ayudaría a darle cauce a ese gran movimiento policlasista nacional en contra del autoritarismo.
Hoy, el poder de gente es reclamar sus derechos, atreverse a hablar sin miedo –que ya se ve- organizándose, no para tumbar a Chávez, sino para detener su autoritarismo. Hacia una emancipación del autoritarismo, que pasa por promover la organización de los grupos, estar al lado de quienes luchan por los derechos, hacer políticas públicas para todos los sectores, manejar un discurso de los derechos y de los valores y, ahora, desafiar y no tenerle miedo al gobierno.
Quien tiene que justificarse es quien reprime, no quien lucha por una bandera. El gobierno trata de convertir la lucha por los derechos en algo subversivo, y eso hay que evitarlo a toda costa. Si la oposición cede aquí, sencillamente no habrá espacios para la lucha política. Algo como, “Venezuela de pie por la defensa de los derechos de todos los sectores” o una campaña en cuñas, “Pana, no es por una ideología, sino por tu derechos”, o cosas por el estilo. La gente ya lo ha asumido, en pequeños actos cotidianos de "desobediencia civil": apoyar el contra-flujo a pesar de la presencia amenazante de la GN, o de pagar para entrar a Marina Grande (95% pagó), ambos hechos registrados en El Universal (día 9-3-08), o la manifestación en apoyo a los cañicultores en Aragua (Globovisión, día 9-3-09). Los partidos deberían, mientras se organiza el policlasismo, acompañar todas estas acciones de la gente. Un "acompañamiento activo en la defensa de los derechos".
Aunque no lo parezca, hoy es el momento para construir un gran movimiento policlasista en contra de la dictadura y del autoritarismo.
En su afán por controlar todo, Chávez puede dar el motivo para que el país se una, pero eso no ocurrirá de manera automática, y ese es el papel de la oposición: unir y darle estructura, a lo que parece desunido y sin posibilidades de unirse.
Contra el miedo, hay que movilizarse. Sería el primer paso, y luego organizarse, para enfrentar al gobierno, y considerar todos los terrenos: desde el electoral -incluyendo la abstención- hasta el artículo 350 de la Constitución.

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