¿Tarjeta única, o unidad y liderazgo?
En El Universal del día 22-6-09, Leopoldo López hizo tres planteamientos que merecen consideración de las fuerzas alternativas.
Debo confesar que el estilo político de López no es de mi agrado. Busca ser una especie de "Chávez bueno", con un discurso populista, y como buen populista, cree estar más allá de los partidos. López no pudo mantenerse en Primero Justicia, y su relación con UNT, es como una pareja que vive en la misma casa, pero duermen separados.
Ahora, el ex-Alcalde de Chacao plantea una dicotomía a mi juicio inexistente entre partidos y movimientos sociales, que rememora a los pensadores autoritarios ¿Para qué partidos, si son burocráticos, y lo que se necesita es un líder que tome decisiones? Algo parecido inspira a Chávez, y de ahí el parecido que encuentro entre López y Chávez. La tesis del "gendarme necesario", que es lo único a lo que parecen apostar buena parte de las elites del país.
Sin embargo, López planteó tres cosas importantes las que -como afirmó- es mejor que sean discutidas ahora, y no el año que viene o cuando se acerquen las elecciones. Puso el dedo en la llaga, y creo que sus planteamientos deben ser considerados, y no ignorados; respuesta recurrente de la dirigencia partidista cuando aparecen ideas que confrontan el status quo.
López sugirió tres cosas: primarias para escoger a los candidatos de la oposición; tarjeta única; y solicitar al CNE que organice las primarias de la oposición.
De las tres propuestas, estoy de acuerdo con todas, menos con la tarjeta única. Veamos.
Una primaria o un mecanismo que permita la participación de al menos 5,3 millones de votantes opositores, es necesario. Pretender hacer la selección de candidatos sólo con encuestas o conciliábulos políticos, es una desconsideración -por lo menos- a las millones de personas que han resistido la presión del gobierno, y que hoy la mantienen.
No se puede pedirle a la gente que participe sólo para marchar, pero luego decirle que no lo haga a la hora de escoger a sus candidatos.
Los partidos tienen que definir un mecanisno para consultar a la sociedad. Lo ideal sería diseñar unas primarias conjuntas para todos los partidos, con reglas y tiempo, para que haya una verdadera competencia y se seleccione a los candidatos que capten mejor el momento del público, y el momento político del país.
Esto no va a suceder. Hay razones para ello. De la sociedad, es que se va a organizar una consulta que no será primaria -que es una competencia entre opciones y entre liderazgos- sino una elección de base, que la ganará el favorito o el que tenga el mejor aparato, como sucedió en Aragua en 2008.
De los partidos, la idea no va a gustar a muchos, porque quita el control de postular a dirigentes, lo que significa la pérdida de poder.
Además, crea incertidumbre porque podría ganar alguien no conocido, que no sea controlable por las cúpulas del establishment político nacional.
Me gusta una primaria por varias razones. Me impresionan las primarias en los EE.UU. Creo que es una competencia lo más cercana a un juego justo. En segundo lugar, ayuda a macollar menos y a fajarse con la gente. La política venezolana es muy conservadora, muy de salón, y de acuerdos cocinados quien-sabe-donde.
Finalmente, porque soy de una generación que considera que con los actuales mecanismos políticos, no tendrá una participación política relevante, sino secundaria.
Confieso que me quita el sueño ver pasar los mejores años de nuestra generación bajo la opresión de unas estructuras políticas que jamás van a permitir la renovación, y no decir nada sólo porque uno es de la oposición. Betancourt supo deslindar, y escribió el famoso, "Con quien estamos, y contra quien estamos". Sabía que con los viejos generales liberales y conservadores, no sería posible el país moderno que era la meta en ese entonces. Tuvo que romper, incluso con personas de la talla de un Román Delgado Chalbaud. Nuestra generación tiene que tener el valor de hacer el deslinde necesario -incluso dentro de la oposición- y pueda ser evaluada no por un cogollo de conservadores, sino por el país.
Prefiero ser un "don nadie" y decir estas cosas desde un blog, a estar a la sombra de algún peso político, en silencio, macollando para ver cómo surgir, y confiar en que algún día ese benefactor, me de la oportunidad para incursionar en algo, bajo su control. Así son las cosas, pero las cosas pueden ser diferentes. Considero que este tipo de relación hay que acabarla. Le hace daño al país, y a las generaciones que se han formado.
Vargas Llosa señaló que gente con capacidades se ha alejado de la política porque la consideran despreciable. Su lugar, lo llenan los vivos de siempre que construyen un discurso que la "política es para una clase determinada de personas", y excluyen a un buen número que pudiera estar en la política. Sin embargo, con el tiempo, uno se da cuenta que estos auto-designados políticos no son líderes, sino buenos escaladores. No tienen la estatura, y por eso creo en algún mecanismo abierto que permita mostrar de qué madera estamos hechos, y no que la respuesta a esto, sea el filtro de un grupo de personas más interesadas en cuidar un orden que en cambiarlo.
Hoy el peso para una selección es la capacidad para macollar y relacionarse, y no las capacidades individuales o las ideas. Quien no macolla, no tiene vida política en Venezuela. La primaria bien diseñada, equilibria la inevitable macolla, con la puesta en escena de las capacidades personales, y si llega a concretarse, permitirá que emergan otros liderazgos, más frescos.
Ya como está diseñado el sistema electoral en el país, es bastante excluyente si no se pertenece a alguna maquinaria. Si la ley electoral se aprueba tal como está, el sistema electoral será todavía más excluyente. Será el dominio de una verdadera oligarquía, en donde unos pocos serán los seleccionados -previa aprobación de las cúpulas- aunque se mantenga la figura del "iniciativa propia".
No es que en los gobiernos de AD y Copei el sistema fuera perfecto, pero indudablemente habían mecanismos -los diputados adicionales, por ejemplo- para oxigenar el sistema.
Quienes no entraban al sistema político, tenían la posibilidad de desarrollarse en la vida privada como profesionales. Hoy, también está posibilidad está amenazada.
Si se quiere avanzar en la vida privada, hay que tener algún tipo de relación con el gobierno. En Punto Fijo, a lo mejor no eras diputado, pero podías ser empresario. En la "revolución bonita", las posibilidades para ser diputado son pocas, y para ser empresario, hay que ser amigo de "Perucho" Torres Ciliberto, Arné Chacón Escamillo, o "Alito" Uzcátegui, entre otros "boliburgueses". En lo personal, no tengo interés en ser amigo de alguno de los tres caballeros mencionados o de otros prominentes "empresarios" del gobierno.
De manera que hay que cuestionar al sistema para abrir canales de refrescamiento. Si no, esto será un juego de unas oligarquías, como ya es, envuelto en un discurso sobre la "democracia protagónica", y algunas prestaciones básicas que se recibirán del gobierno. Más nada para el ciudadano común como uno. Una especie de "ciudadanía tapa amarilla".
La mesa de la unidad está muy bien, pero son las mismas caras de siempre, que no se quieren ir, y lo peor, que no hay mecanismos para hacer que se vayan.
Una primaria ayudaría a la "circulación de las elites", para usar el término politológico. Tal vez no sea garantía de escoger a los mejores, pero sí de abrir la competencia a un mayor número de personas interesadas en participar, pero que han sido desechadas por los filtros de los cogollos. No es una panacea, pero sin duda, ayudará a promover otros liderazgos, distintos a los actuales.
Propondría no hacer una primaria para el 100% del total de los cargos a elegir por cada partido, porque sería un sueño en estos momentos; pero planteo que un porcentaje de los cargos a elegir, sean por primaria. Algo como 80% seleccionado con los métodos tradicionales (acuerdos, encuestas, etc), y el 20% escogido a través de una primaria.
Es decir, si se suman principales y suplentes, se tienen 334 figuras a votar para la AN. De esta cantidad, 67 serían producto de una primaria, y los 267 restantes, por los medios tradicionales.
Es una idea incrementalista, pero más viable y realista, porque todo el mundo dirá sí a la primaria -para quedar bien ante la opinión pública- pero le pondrán peros, y la diluirán para no hacerla.
Tal vez comenzar con una cantidad pequeña de personas seleccionadas por esta vía, haga la idea más atractiva y manejable a los partidos.
Lo importante, es que la oposición está obligada a hacer algún tipo de consulta a la sociedad para la selección de los candidatos. Ya no bastan las encuestas o el consenso. Ambos métodos, mostraron severas fallas para la escogencia de los candidatos a las regionales de noviembre de 2008.
Lo segundo, la tarjeta única. Discrepo de este planteamiento. Principalmente, porque creo que es hacer una concesión indirecta a Chávez. El es rojo, entonces quienes somos de la oposición, tenemos que ser de otro color, pero de un único color distinto al rojo.
De verdad, ya estoy cansando de esa tendencia de las elites y buena parte de la sociedad a imitar a Chávez, aunque no lo digan. Especialmente en su arbitrariedad y vulgaridad. Si son cuñas, hay que poner siempre a gente popular, porque si se sugiere hacer otra cosa, no se acepta. Las cuñas siempre son sobre lo mismo: los “pobrecitos” que son objeto de cariño de parte de los más aventajados de la sociedad. El chavismo la oposición lo entiende como un elogio al “pobrecitismo”.
Considero que es fundamental diferenciarse de Chávez, porque éste es un mediocre, aunque sea el mandamás de Venezuela. La famosa popularidad que tanto se menciona para justificar las imitaciones de Chávez, hay que descomponerla. No todo lo que brilla, es oro.
De acuerdo al IVAD-Seijas (mayo 7, 2009), la aprobación del desenvolvimiento de Chávez está en 61,2 por ciento, pero de este porcentaje, el valor más alto está en “Regular hacia bueno”, con 26,6 por ciento. “Excelente” apenas opinó el 13,9 por ciento. Dos puntos por encima de quienes dijeron “Pésimo”, que sumaron el 11,1 por ciento. A Chávez lo empujan los regulares, y debe ser frustrante que se crea un “titán”, y el valor más alto de la gente que lo evalúa bien, está en “Regular” ¿Qué le pasa al “titán”? Realmente, el "arañero" como a él le gusta llamarse, es eso: un "arañero" que ha creado una inmensa telaraña de ineficiencia, burocracia, violencia, y corrupción, que está tejiendo y envolviendo a su propio gobierno.
De manera que hay que diferenciarse. Chávez quiere uniformidad, y hasta el PPT y el PCV luchan por la diversidad ¿Por qué no ha de hacerlo la oposición? Mientras Chávez homogeneiza, la oposición pluraliza. Eso lo ofrece las diversas tarjetas que conforman el arcoiris de la alternativa venezolana. Es una fortaleza ¿Por qué desecharla sólo para complacer a quienes buscan imitar al gobierno, en la creencia que así van a ganar?
También me parece desacertado afirmar que en noviembre de 2008 no se ganaron más puestos, porque faltó algo como la tarjeta única. No se obtuvieron más puestos sencillamente porque no hubo unidad, no por la existencia de muchas tarjetas.
La unidad es la condición suficiente y necesaria para hablar de lo demás, y si ésta no se logra ¿Qué sentido tiene hablar de la tarjeta única?
Entiendo por tarjeta única una sola opción para canalizar el voto opositor en cuanto a nombre y color.
Lo importante es la unidad, no la tarjeta, y aquélla se puede lograr perfectamente, al margen de la tarjeta única. Si no ¿Cómo ganó Ledezma, Capriles, Pablo Pérez, Morel, Ocariz, entre otros? Ganaron porque fueron candidatos de la unidad, y la gente sufragó por ellos.
Además, la tarjeta única quita el incentivo a los partidos para construir su identidad y también diferenciarse.
Entiendo que López es el promotor de la onda de los “movimientos sociales” y no los partidos, aunque las dos tesis no se excluyen. Pero que los partidos puedan competir por el voto de las personas, es una buena medida del liderazgo político que tienen, y es un buen incentivo para que los partidos se diferencien sobre la base de candidatos y programas, y no sobre una tarjeta unicolor, que no dice nada, más allá de querer revivir en la oposición, el populismo que Chávez promueve dentro de sus filas, y en las que hay resistencia de los partidos aliados, y de los intelectuales del gobierno.
Argumentar que la tarjeta única es mejor porque el voto se facilita, también es engañoso. En el municipio Sucre hubo cerca de 15 votos, y ahí ganó Ocariz. La gente no es tonta: si hay un buen candidato unitario, votará por esa persona. Creo que hay que dejar de subestimar al pueblo.
Esa es la debilidad de los populistas. Su discurso siempre es "el pueblo", pero lo tratan como a un menor de edad. Sólo sirve para plebiscitar, pero no para deliberar y decidir. El populismo es insoportable, y más el "populismo posmoderno" (presencia en medios + discurso sobre lo popular + candidatos fashion).
Los partidos lo que deben es definir reglas para la competencia entre ellos, que reduzcan los incentivos para jugar “el dilema del prisionero” –puede ser con el criterio geográfico, ya que los partidos tienen sus áreas de influencia- y definir un programa básico o mínimo que les de una identidad a todos, pero que puedan diferenciarse más allá del mínimo. Un Punto Fijo y un no Punto Fijo al mismo tiempo. Es, por el programa mínimo. No es, porque acepta la diferencia, cosa que Punto Fijo no promovió por la tesis de la “democracia mínima”, importante en los días de la consolidación democrática de 1958, pero no ahora. Los tiempos cambian.
Considero que los partidos deben mantener sus tarjetas, y lo que hay que promover son las reglas de selección y cómo los partidos interactuarían entre ellos, con un continuo que va de la cooperación a la competencia. La tarjeta única los anularía, y los haría depender de un “líder carismático” –que es lo que busca López- y se estaría repitiendo el mismo patrón de Chávez, pero sin Chávez.
Venezuela requiere de institucionalización, no de más personalismo, así sea de la “gente bien” y tenga “rostro humano”. La gran lección de la Generación del 28 y la del 58, es que la clave del progreso de una país está en institucionalizar la política. Lo demás, “es pendejada”, como dice la gente en la calle.
Lo propio ahora, es que los partidos hagan un balance crítico de las fallas que hubo para lograr la "unidad perfecta" en noviembre de 2008, y aislar las variables que impulsaron la desunión en algunas partes. Analizarlas. Ordenarlas. Entenderlas. Superarlas, para lograr que en el futuro esos factores no sean obstáculos. En fin, una auto-crítica para asumir lo que no funcionó, y arreglarlo.
Finalmente, que el CNE organice las primarias de la oposición, me parece una idea aceptable.
Si el organismo electoral organiza las elecciones del PSUV ¿Por qué no hacerla con las organizaciones que representan a una parte respetable del país?
Así, el CNE se vería obligado a definirse. Si dice que no, su credibilidad se pondrá en entredicho. Si acepta, tal vez retome el camino de ser el árbitro electoral que el país espera y merece.
Desechar esta idea sólo porque “es el CNE de Chávez”, es infantil, y refuerza la minusvalía de la oposición. Que es la otra debilidad de la que hay que salir, junto a la de imitar “inconscientemente” a Chávez.
Es una realidad que el gobierno reprime, y ha creado el clima de indefensión. Pero hay que combatirlo. Una manera de hacerlo es exigiendo. Exigiendo al CNE que sea imparcial, y ayude a la oposición en su escogencia.
Mucha gente se cohíbe de exigir por temor, que es válido, pero no debería ser así. En muchas partes, escucho gente que dice que fulano de tal fue a un CDI pero es de la oposición, como diciendo que no debería ir porque eso es para los del gobierno. Están equivocados. No sólo como venezolano cualquiera tiene derecho a ir a Barrio Adentro –soy de la oposición, y he ido, y no me acompleja, y vivo "en el este"- sino porque todos pagamos un IVA del 12%
-en mi caso, aparte de esto, pago dos ISLR- de donde sale dinero que se lo roban lo regalan, pero algo irá a los servicios que todos merecemos, y a los que hay que recurrir sin complejos y sin pedir permiso.
Igual con el PPI. Es un programa del gobierno. Postulé para el mismo, y quedé. Y exijo los beneficios de ese programa. Y soy de oposición. Es mi derecho como venezolano a pedir las prestaciones que me correspondan, y a no sentirme mal o culpable por ello. Me sentiría mal si estuviera haciendo negocios con los "boliburgueses", a pesar de la repartición de dólares que debe haber allí.
Hay que emplazar, entonces, al CNE a que retome su papel de árbitro, y una manera de hacerlo, es exigiéndole que ayude a la oposición en su proceso interno, si éste llega a realizarse.
Hay que lanzarle la pelota al CNE, y no asumir la postura parcializada del organismo, y decir, “no lo pido porque no lo va a hacer, ya que responde al gobierno”. Actuar así, es reforzar la profecía que se auto-realiza. El CNE bien puede responder no, pero que no se adelante la oposición a la respuesta. Que sea el CNE. Y para eso, hay que solicitarle la ayuda.
Es importante que estas tres ideas sean analizadas y debatidas en el seno de la oposición, y no desecharlas sólo porque las planteó una persona con las que hay acuerdos, pero también divergencias. Olvidar al mensajero, y centrarse en el mensaje.
En Venezuela, todos nos conocemos, y ya uno conoce la línea de López. Al menos, en mi análisis la veo clara: tratar de lograr un liderazgo como el de Chávez, pero que no sea visto como que es de Chávez. La fórmula que ha fracasado en estos 10 años: carisma y populismo, con un agregado que es el discurso básico “de los derechos”.
De manera que entiendo lógica política de la propuesta de López: bypasear a los partidos, apelando a “las masas”, para tratar de construir la relación líder-pueblo, sin mediaciones, sólo un discurso y unas acciones "populares". Está bien. Es válido. Discrepo, pero es su derecho a plantear su estrategia en esos términos. Cree que le va bien porque sale favorecido en las encuestas.
Lo que hay que hacer es definir mecanismos para validar ideas o propuestas, y un comienzo es prestar atención a los planteamientos que se hagan, aunque uno pueda discrepar de ellos y también de quien los hace.
De parte de López, se espera que promueva una invitación a debatir de forma seria, y los planteamientos que hizo no sean parte de "un juego de guerra", orientado a ganar el favor de la opinión pública -que indudablemente favorecerá una primaria, por ejemplo- para crear un punto de tensión con los partidos, y quedar como el que quiere participación, en oposición a los partidos, construidos como entes vetustos. El "populismo comunicacional": la gente versus los partidos.
Construir un discurso de la diferencia a partir de un debate crítico, es otra manera de separarse del estilo Chávez, que ya luce muy marcado en la sociedad.

Comentarios

- dijo…
Ricardo;
Muy correcto tu análisis. El tema está claro, estamos viviendo una especie epidemia de desubicación en todos los ordenes; hasta en el mundo politico se han perdido las referencias, siendo que precisamente son quienes deben marcarlas. Creo que la raiz del problema es que los partidos y sus líderes no encuentran su identidad, sus objetivos y a veces pareciera que se sirven de los "partidos" o sus nombres como herramientas que le permite tener aparición pública a algunos personajes para satisfacer sus necesidades tarimericas (de tarima). ¿Será que los partidos no existen? (como le escuchamos a un apreciado amigo común en una oportunidad)
Me parece que en la practica es así, los partidos; los que se dicen partidos, son unos entes de intercambio público que en este momento y desde hace mucho tiempo no tienen nada que proponer al público, solo critica: y si no propones, sino debates, sino te mercadeas , sino diferencias , sino promueves, sino constrastas, sino tienes acción constante en todas partes, sino te basas en principios politicos y los promueves, sino tienes iniciativa, sino renuevas tus caras, sino buscas recursos. !No existes! porque no tienes ningún valor para tu mercado, solo andas dando vueltas en circulos.
Lo insolito es que pareciera que muchos no saben que toda actividad que busque objetivos serios (incluidos los partidos) debe ser tomada como profesional: nutriendose de conocimientos, escuchando puntos de vista, admitiendo errores y ajustandose para su mejoramiento,definiendo objetivos y opciones. En fin debe poseer una dinamica que le permita ir logrando metas para un objetivo final. Pues bien creo que allí reside el problema principal, los partidos y sus lideres no terminan de entender la necesidad de estructurar orden de trabajo en algo distinto a lo electoral, y es que se han convertido en "organizaciones" donde el clientelismo interno ha suplantado al trabajo natural que se debe realizar para que se pueda llegar a algo. Solo piensan en ver como se retratan, donde y como se colocan y ya, eso es la politica aquí hoy en día. Es algo que se ha convertido en un estilo natural de vida que se admite como lo que hay que hacer para sobrevivir y realmente es algo que escapa a todo orden de dignidad.
¿Será que a estas alturas pocos saben que significa un partido politico y cual es su objetivo?
¿Se habran dado cuenta que la dinamica de hoy en día es diferente a la de 1980 y 1990 y 2000 y 2005 e incluso 2008?
Lo que vivimos estimado amigo, forma parte de un ciclo muy doloroso, de esos que se llevan generaciones, conocimientos y el bienestar de paises enteros y que no considera el esfuerzo de muchas personas pues estamos en manos de "lideres" que no asumen su responsabilidad, ni disponen de visión para saber que sin la politica no existe nada y sin los partidos no hay politica.
Vendrá entonces la autocombustión para que vuelva a retoñar algún dia lo que ya no existe por falta de cuidado, ignorancia y desinteres (mas bien interés).
Saludos
Carlos Guevara Jurado
Carlos:
Hola. Gracias por el comentario. Está muy acertado, y bien argumentado y mejor planteado. No tengo nada que agregar, sólo que estamos conscientes de la importancia de los partidos, pero los dirigentes de los partidos parecen no estarlo. Y no quieren asumir su importancia, porque significa cambiar. En fin, que estamos en una suerte de juego inmovilizado: un gobierno tiránico, y una dirigencia opositora que no quiere cambiar. Tal vez esta situación promueva nuevos liderazgos, variados, capaces de renovar la política con instituciones. Es la apuesta
- dijo…
Mientras estos señores abren los ojos o se abren nuevos liderazgos, que dedicarse al intercambio comercial puro, insensible y simple...
- dijo…
Precisamente ni eso se puede.
Estimado Profesor,
Estoy muy de acuerdo con lo planteado en su post, pero no me queda claro quienes conformarían el padrón electoral de una elección primaria, de ser esa la opción elegida por la dirigencia de la oposición. Usted colocaba como ejemplo las elecciones primarias de los Estados Unidos y estoy de acuerdo con la lectura del impacto de esos comicios en los liderazgos partidistas, pero creo que es importante resaltar que las elecciones primarias se dan al interior de partidos políticos y es su militancia quien le da vida.
Tal y como se infiere en su artículo, y es una postura con la que también coincido, los partidos políticos son hoy por hoy cascarones vacios, es decir, Dirigencia = Partido, ya que la militancia está mermada y subordinada a los cogollos y líderes de los partidos, quienes a su vez se encuentran subordinados a los intereses de los grupos de presión y financistas de sus actividades; por esta razón veo muy complicado que esa sea la opción ganadora para la elección del candidato único.
A pesar de lo arriba expuesto, me muestro optimista con la posibilidad de renovación de liderazgo o de refrescamiento de elites, debido a que los partidos están recibiendo de forma continua una infusión de gente joven, que quienes como yo creemos en los partidos como entes políticos-sociales de vital importancia para la democracia, y que deben ser más que meras maquinarias electorales.

Saludos;

Jemirson Ramírez
Jemirson:
Hola. Gracias por el comentario. Tocas un punto clave ¿Quiénes participarían en una eventual primaria? Dado que el artículo sugiere que sea toda la oposición, parece difícil hacer un registro para este grupo ¿Cómo identificarlos? Además, si se hace, es algo excluyente. Si no me considero de oposición, pero quiero votar, no podría hacerlo.
Lo razonable sería que sea una competencia dentro de los militantes de todos los partidos de la oposición. Se agregarían todos los registros de los partidos para esta competencia, y votarían. No es la mejor solución, pero al menos tiene un criterio más justo: militante y no militante. Yo no estoy inscrito en ningún partido. Sacrificaría el no votar en una primaria, si ésta es seria, si es una buena competencia, y si los candidatos se involucran en debates con el electorado, aunque no vote luego porque no es de algún partido.
Gracias y bueno que creas en los partidos. Son muy necesarios,
Ricardo
Estimado Ricardo,

Saludos cordiales. Coincido con tus planteamientos punto por punto; incluso en la poderosa desconfianza que me genera Leopoldo López. A estas alturas veo con desencanto y decepción --y a veces hasta con repulsión---, esa manía hipocondríaca de renegar de Chávez, pero seguir su cartilla con el deleite de quien pretende mejorar la receta de la olleta de gallo de Scannone.

Por otra parte, me parece que es importante insistir en que lo importante es diferenciarse. Nunca, ni siquiera en el primitivo mercadeo --político o no--, que puedan experimentar países como Haití o Bután, un competidor ubicado en el segundo puesto, ha destronado al que está en el primero, repitiendo exactamente lo que éste hace. Me pregunto yo: ¿en qué momento los militantes de derecha --muchos más de los que la gente imagina; por ejemplo, todo el razonamiento tras el análisis que provee la prensa económica del país es de derecha, entendida ésta como una postura económica, no política--, se dejaron meter ese strike de que la mera palabra "derecha", se use como improperio?

(Aprovecho para hacer una digresión: ¿Por qué Marcel Granier, tan activo en los años postreros de CAP en hacer "patente" que los partidos ya no servían, y que era la hora de la "sociedad civil", no aprovechó el mar de fondo del cierre de RCTV para enarbolar la bandera de la derecha? Chacumbeles hay muchos).

Y lo de las primarias, bueno... Veo tan difícil que se hagan, que temo ociosos los esfuerzos en promoverla. Tu criterio para determinar el padrón me parece más que razonable, pero veo al país muy crudo --no sólo a la oposición. Ojo--, con respecto a ceder la responsabilidad de esa decisión a los demonizados partidos.

Auguro un primer tercio de ese período que nos separa de las elecciones con Leopoldo López en el rol de Enrique Mendoza --aquel no es tan viejo como éste, pero igual, "latirá echao'"--: promoviendo la unidad, pero sólo si yo soy el candidato.

ya para terminar, una consideración personal. Recién hoy me inauguro como seguidor de tu blog, cuyo descubrimiento llega justo en el momento cuando pongo a Unión Radio en el mismo saco que Venevisión, por lo que me tendrás aquí por un buen rato, buscando los argumentos y razonamientos donde estén.

Un gran abrazo.

Nelson Matamoros
¡Hola Nelson!
¿Cómo estás? ¡Un placer tenerte como lector del blog! Todos tus argumentos están bien sustentados, y compartimos el punto de la "manía hipocondríaca" de imitar a Chávez, y no buscar una diferencia. Y creo que hay que buscar una, para poder ser alternativa. Tal vez Granier en el fondo no quiso ser alternativa, y cuando llegó el momento de mostrar una diferencia, no lo hizo. Sin embargo, reconozco que uno de los pocos ejemplos éticos que he visto, fue el comportamiento de RCTV cuando fue atacada por el gobierno. La cerraron, cierto, pero su ejemplo es muy inspirador. Hubo coraje, cosa que no abunda mucho en Venezuela.
Todavía no descartaría una elección de base. Vamos a ver cómo se plantean las cosas, aunque el pasar de los días sugiere que las posibilidades de esta acción se hacen remotas.
Y es verdad, hay más gente cercana a la derecha de lo que uno se imagina. Y una idea seria. Nunca he entendido cómo no emplean esa realidad, quienes están allí, como idea política. Creo por los complejos sociales, que hacen que una corriente política no se aproveche en el país. Somos un país primitivo.
Gracias,
Ricardo