Así comienza 2010
Antes de cada proceso electoral, siempre se dice, “esta es la última oportunidad”, “ahora sí”, etc. Creo que, en esta ocasión, esta expresión es cierta, en el sentido que las rutas por las que puede caminar Venezuela ya son visibles: una dictadura “a la cubana”, con los condimentos autoritarios del Siglo XXI; o un cambio hacia una democracia que será incierta, con riesgos y amenazas por parte de quienes hoy detentan el poder.
El 26 de septiembre de 2010, son las elecciones para escoger a la nueva Asamblea Nacional que sustituirá a la vergonzosa cámara –con honrosas excepciones- que tiene el país desde diciembre de 2005. Vergüenza que tiene su origen en la disolución de los poderes que ha hecho y hace el gobierno, y en un garrafal error estratégico de la oposición, que fue no concurrir a las elecciones de diciembre de 2005, y mucho menos, haber asumido la abstención –si ese era el camino- de manera militante. La suma de estas dos causas, produjo un parlamento que pasará a la historia como uno de los peores y el más sumiso que haya tenido Venezuela.
El año 2010 va a ser un año de definiciones, que va a influir de manera determinante en el destino político del país.
¿Por qué? Por una parte, se tiene un gobierno resuelto en imponer su dictadura de corte comunista y burocrático, y el 2010 luce como el año en que el gobierno estima consolidarla, proceso que arrancó luego de la derrota de la reforma en 2007. Ya van dos años en donde se impone por la fuerza lo que no se logró por los votos, y el gobierno parece urgido en terminar de cerrar el círculo dictatorial.
Por otra parte, se tiene un país más crítico, más conciente del peligro que representa el gobierno, pero ese estado en la opinión pública, es lo que no termina de cuajar como alternativa política, que es el trabajo de la oposición y que realiza, pero muy lento.
Sin embargo, el gobierno sabe que una opinión pública crítica se manifestará en contra, tarde o temprano, y eso ocurre hoy, a cuentagotas. El apuro del gobierno es evitar que esa manifestación ocurra de forma masiva y los desaloje del poder, y lo hace clausurando la democracia. De aquí su atore por aprobar leyes, controlar cada vez más espacios de la sociedad, para tratar de evitar lo inevitable: que el país opte por un cambio. Que va a ocurrir, y el gobierno se anticipa a ese momento.
La estrategia de “quebrar” a la sociedad como lo anunció Cabello luego de la enmienda del 15F, no ha funcionado. Si nos atenemos a los “bloques políticos situacionales” de Seijas-IVAD en su estudio del 30 de noviembre, el “Bloque no oficialista” tiene una aceptación del 44% y el “Bloque oficialista”, una adhesión del 42 por ciento. No ha habido tal quiebre, y eso que el gobierno durante 2009, ha hecho de todo para tratar de romper la voluntad de cambio de una parte importante del país, y lograr su sumisión.
La preocupación es que a este 44 por ciento, comienza a sumarse sectores del país que ven que las cosas no marchan bien en el país. No significa que sean de oposición –no lo son en su gran mayoría, y tal vez no lleguen a serlo- pero comparten que el rumbo del país no es el mejor, y critican al gobierno. Se rompen los criterios convencionales de clasificación, y la idea que, por ejemplo, la clase popular es exclusiva del gobierno cede a realidades más complejas, en donde en este sector, hay preferencias políticas diversas. El chavismo puede ser la mayoría –cada vez más pírrica- pero no es ya hegemónico o único.
Ese ha sido el cambio más importante en el país desde 2006, y es lo que el gobierno trata de evitar. Que cuaje en una alternativa política, en fuerza política. Se puede aplicar en este caso la frase que utiliza el gobierno, “Lo viejo no termina de morir (el gobierno), y lo nuevo no termina de nacer (un cambio)”.
La estrategia de Chávez parece descansar en cuatro grandes líneas de acción, orientadas a evitar ese cambio.
La primera, a nivel internacional, es abrocharse a Irán, a Cuba, a la Alba; en tratar de polarizar con el tema del clima, en la creencia que eso va a salvar al gobierno, al tener “dolientes” internacionales que generen disuasión.
Al radicalizar, Chávez hace lo que mejor sabe hacer: chantajear. Algo como, “si no me aceptan, crearemos un caos mundial”. Así puede interpretarse la expresión del Presidente de Irán, de “ir juntos hasta el final”, cuando vino a Venezuela, o el regreso del cuento del “huele a azufre” para referirse a Obama, en la reciente Cumbre del Cambio Climático. También, el viaje relámpago a Cuba hecho por Chávez en noviembre. Sabe que viene un momento de inflexión, de giro, de cambio. En el fondo Chávez no se dirige al país; ni a la oposición, ni a los “chavistas moderados”, sino a los “chavistas radicales”, que quiere compactar.
El país tomó una dinámica que ya escapa a Chávez, a la oposición, y a los “ni-ni”, y esa dinámica es que se buscan nuevos horizontes. Chávez sabe eso, y su primera acción, es abrocharse internacionalmente para evitar cualquier sanción, acción, u opinión sobre su gobierno, al decir algo como, “el uranio de Irán también es mío. Tengo una bomba atómica virtual”. A esto se agrega, la mal llamada “V Internacional”, con lo que se espera sumar a partidos –se sumó, por ejemplo, el FMNL de El Salvador- para ponerle precio a cualquier llamado internacional al gobierno, cuando se plantee desconocer los resultados del 26S, si es el caso. Venezuela, junto a Cuba y Malí, votó en contra de las sanciones de la OAI a Irán por su programa nuclear. El apoyo a Irán que Chávez esperar cobrar cuando esté en aprietos. Igual hizo en Copenhage, al tratar de llevar la “voz de los pueblos del Sur”.
Chávez regresa a lo que era su estrategia internacional en 2005: apostar a una gran revuelta mundial. A un 27F global. La diferencia, es que su situación internacional hoy es más débil -Colombia, Honduras, un Piñera que ganó en la primera vuelta, un Serra en Brasil adelante en las encuestas, u Obama- y la opinión que Chávez tiene en la región es muy mala. Con decir que, de acuerdo a Latinobarómetro, Fidel Castro -quien tradicionalmente es muy mal visto en la región- tiene mejor evaluación quje Chávez.
Esta revuelta "de las multitudes" la argumentó Juan Barreto (El Nacional, día 26-11-09): la carta de los proletarios hoy son las multitudes, no la lucha de clases.
Con estas acciones, Chávez revela que ya no controla muchas variables, y que radicalizarse, es la opción que lo va a salvar, al tratar de chantajear al mundo.
Lo segundo, hacia lo interno, es aplicar la misma lógica con la que hace la milicia ¿Cuál es? Chávez desconfía de las FAN porque lo sacaron el 11 de abril. Ese miedo todavía lo tiene, y la forma que halló para bajarlo es crear a la milicia, y decirle a las FAN, “Si hacen otro 11 de abril, habrá enfrentamientos”, que es lo mismo que decir, “El Chávez pendejo de 2002 no existe”. Si se leen leyes o proyectos de leyes o acciones -LOT, consejos comunales, planificación, participación “popular”- la lógica es la misma. Promover una toma progresiva de la sociedad con cuerpos para-militares y para-estatales, para generar disuasión, al promover escenarios de conflictos.
Así, en la reforma a la Ley de Consejos Comunales –ahora es orgánica- se crean “comités de defensa integral”.
En el acto del día 28-11-09 con la Policía Nacional, Chávez indicó que este cuerpo debe tener una “ideología revolucionaria y socialista”, e instó al PSUV a crear “comités de defensa ciudadana”, que recuerdan a los CDR de Cuba. Se anunció que Freddy Bernal será el “enlace” entre el PSUV y esta policía del gobierno (El Nacional, día 29-11-09). Este diario (día 22-12-09), informó que las bases del PSUV tendrán peso a la hora de escoger a los funcionarios de la Policía Nacional.
Por eso el gobierno confisca más, y al mismo tiempo a lo que confisca, le mete su “cuerpo de combatientes” para decirle al país, “¿No quieren que Chávez siga mandando? Habrá enfrentamientos, entonces. Lo tienen que aguantar, aunque no les guste”, para lograr la sumisión del país por medio del temor al caos.
¿Busca el gobierno un escenario parecido al de 2002, con la diferencia que toma progresivamente a la sociedad?
Lo cierto, es que la estrategia parece orientada a crear una suerte de “sociedad paralela” que controle a la sociedad formal, al incorporar en las leyes figuras como “comités”, que en el fondo son aparatos de vigilancia del Estado. Ir cercando a la sociedad con un “muro de comités” que tengan un efecto disuasivo, y evite que se manifieste la protesta del país, y controlar los resultados electorales de 2010 y los demás. Así puede interpretarse el llamado que hace el PSUV a su militancia a que se integre a las milicias (El Nacional, día 24-11-09). Es meter al partido en todas las estructuras de la sociedad y del Estado.
En fin, es jugar con la amenaza de un conflicto nacional e internacional, si no se acepta la dominación de Chávez, con un “Estado paralelo” que controla y reprime a la sociedad.
Lo tercero, compactar la base de apoyo del gobierno. Esto da resultados, de acuerdo a los números de Seijas-Delphos (noviembre 2009). En general, la opinión del Bloque oficialista se compacta, y en algunos casos atrae a los “chavistas moderados”, aunque no siempre es así.
La idea de un Estado fuerte, sugiere que el chavismo se compacta y mejora dentro de su propia fuerza, pero no parece atraer a otros segmentos de la sociedad. Al contrario, si se compara con septiembre, aquellos segmentos que se vinculan a la oposición, se alejan del chavismo. Por ejemplo, en septiembre, el 20% de la clase AB se auto-definía como chavista. En noviembre, bajó al 14 por ciento. El 22% de esta clase decía pertenecer al PSUV en septiembre, pero en noviembre, la adhesión cayó al 10 por ciento (Seijas-Delphos, noviembre 2009). Los del Bloque oficialista culpan más “al pueblo” de los problemas del país en un 26% mientras que los del Bloque no oficialista lo responsabilizan en un 10,8 por ciento.
En Seijas-IVAD, se tiene que en los Bloques políticos estructurales (sin incluir la distribución de los No alineados), entre el estudio del 4 de noviembre y el estudio del 30 de noviembre de 2009, la separación entre los bloques Oficialista y No oficialista aumenta, a favor del gobierno. En noviembre 4, la distribución era 35% Oficialista, 23,5% No oficialista, y 41,5% No alineados. La diferencia entre los dos primeros fue del 11,5 por ciento. En el estudio del 30 de noviembre, la distribución fue 33,2% 21% y 45,8% respectivamente. La diferencia entre los dos bloques subió a 12,2% con una diferencia de 0,7% a favor del bloque oficialista entre el 4 y el 30 de noviembre.
En otras palabras, el gobierno se compacta en su base, la oposición se reduce un poco, y aumentan los no alineados. Esto cambia cuando se coloca las preferencias de los No alineados. Aquí los bloques se emparejan (los bloques políticos situacionales en Seijas-IVAD), lo que indica que los No alineados se mueven hacia el Bloque no oficialista preferentemente.
El público del Bloque no oficialista es mayormente Pro oposición (24,5%), mientras que en el Bloque oficialista, el público más grande es el Oficialista (33,2%). De nuevo, el gobierno compacta su base más convencida, al precio del alejamiento del “chavismo moderado”, mientras que la oposición crece en el segmento de los “opositores moderados”.
Pero en los Bloques situaciones y “pelo a pelo” –la base de cada uno- la del gobierno es más alta: 33,2% versus 19,6 por ciento. Una diferencia a favor del primero del 13,6 por ciento, que es lo que esta estrategia de radicalización del gobierno busca reforzar.
En resumen, compactación de las opiniones –más radicales en los “chavistas duros”- y externalización de los problemas en figuras como el pueblo, o las tesis sobre conspiraciones externas o internas, definen el momento actual del chavismo.
Esto puede impulsarse por la purga interna con los bancos, que aleja a grupos no chavistas del gobierno, pero que hacían negocios, y sólo queda espacio para los convencidos. Igualmente, el caso de la jueza Alfiuni, comunica un mensaje a la estructura del Estado: quien no ejecute las órdenes del poder, será severamente sancionado.
El propósito parece ser aglutinar la base del gobierno para la “tercera fase de la revolución” anunciada por Istúriz.
Los “motores” del gobierno parecen ser tres hoy: esta base del 33 por ciento, la estructura oficial de control y legalización de la dictadura (las dos “Luisas”, la Ortega Díaz y la Morales), y el aparato de los esbirros (sean las fuerzas oficiales y las para-oficiales, tipo Lina Ron o las bandas armadas).
La gran estrategia oficial parece ser construir una especie de “botón” que permita paralizar al país, cuando éste exprese su deseo de cambios, que vendrá ese momento, mediante un catalizador (una decisión del gobierno, las elecciones, una reacción interna de grupos del gobierno, o acciones exteriores como el conflicto con Colombia, Irán, con la advertencia que hizo Hillary Clinton la semana pasada; etc).
Este “botón” es el entramado legal que se construye y la represión, y Chávez espera tenerlo a punto para usarlo cuando el país se le encarate. Venezuela está entre el conformismo de Cuba o las protestas de Irán. Entre que la oposición sea purgada como hizo Fidel o se movilice como hace en Irán.
Finalmente –lo más reciente- es regresar al estilo comunicacional usado para la reforma de 2007. "Acciones populares” –por ejemplo, la inauguración de una “arepera socialista” el día 22-12-09, o nuevamente, la propuesta que quienes vivan alquilados deben ser propietarios del inmueble en donde viven, como propuso Barreto en 2005; o el teleférico gratis en navidad- que buscan mostrar un “rostro humano” del gobierno. Seguramente, en el calor de la campaña, Chávez sacará la nueva versión de "Por amor".......quiero ser dictador.........Y tal vez algunos le "compren el mensaje", pero no lo suficiente para revivir la gloria de 2006. Ese es su problema: está venido a menos. Sólo le queda, principalmente, la represión.
Al mismo tiempo, el gobierno coloca una apuesta alta al competir en el sector comercial, con el anuncio que tendrá venta de carros, de electrodomésticos, de tiendas; en fin, entrar al detal para “ganarle a la especulación”. Al menos, el plan luce ambicioso, y curiosamente y en negación con sus críticas al consumismo, el populismo se reinventa: de Misiones a bienes de consumo, como carros, TV, neveras, muebles, etc.
Un populismo, si se quiere, “focalizado”, lógica de los programa sociales del Consenso de Washington. Un gobierno que usa las prácticas del capitalismo en la creencia que lo va a acabar así. Quiere acabar con el consumo, impulsando un “consumo socialista”.
El populismo se reinventa, y ahora es “segmentado de acuerdo al target”, como una manera de compensar las carencias en políticas públicas generales y para todos, de un Estado que ya no tiene capacidad. Parece más fácil regalar una arepa que resolver el problema de la escasez de productos alimenticios o la inflación, que devora los ingresos de los sectores populares y medios.
Es más fácil regalar un carro, que tener un buen sistema de transporte público, que beneficie a todos por igual. Es más fácil dar un crédito al 6% que crear las condiciones para que la inversión prospere en el país, y que muchas PYME abran, y no cierren, como indican las cifras más nuevas del INE.
Esta parece ser la nueva etapa del gobierno “arepero”: populismo ya no “al mayor” –no hay para eso- sino “al detal”, para tratar de crear la ficción de bonanza, que en 2006 creó un barril a 120 dólares.
¿Y la unidad? El 2009 ha sido un año favorable para la unidad, aunque muchos no lo vean así.
Por una parte, aumentó su caudal de votos entre noviembre 2008 y febrero 2009, al pasar de 4,6 millones a 5,3 millones. También, se creó la Mesa de la unidad, que comunica que el tema de una oposición unida es importante. Esta instancia produjo lo que es uno de los mejores documentos políticos, que fue el comunicado del día 19-11-09 sobre las reglas de juego para la selección de los candidatos a la AN. Este comunicado, a su vez, se tradujo en unos reglamentos aprobados el día 9-12-09, tal como lo prometió la Mesa. Una buena señal en cuanto a consistencia y persistencia. Seriedad.
Finalmente, la oposición, si bien crece lentamente en la opinión pública, ha tenido más éxito en bajar la opinión negativa hacia ella. El desagrado baja más rápido que el agrado. Es algo, y muchos de los que expresaban opinión negativa, ahora son Ns/Nr. Queda el trabajo para convertirlos en opinión a favor, pero se detuvo la "hemorragia" de opinión pública negativa.
La oposición se percibe con menos desagrado, cierto, pero como dicen muchos expertos, “no capitaliza el descontento”.
En los estudios de Datos, se constató que entre septiembre y noviembre, la opinión negativa hacia la Mesa bajó 12 puntos, al pasar de 47 a 35 por ciento; también bajó la opinión negativa dos puntos (de 30 a 28%), y subieron los No sabe/No responde, que pasaron de 21 a 34 por ciento.
En Seijas-Delphos de noviembre, se halló algo parecido. Baja discretamente la opinión de quienes opinan que la oposición no es alternativa, pero suben los Ns/Nr.
Un 52,4% expresó que lo que hace la oposición no supone alternativa al gobierno. Un 23,9% dijo que sí. Cerca de uno de cada 4 dijo no saber. Con respecto a septiembre, la opinión que la oposición no es alternativa, bajó 3,3 por ciento. La opinión No sabe subió de 19,5% en julio a 23,4% en noviembre.
Sin embargo, lo que hacen los partidos de la oposición es lo que menos efectos positivos tiene sobre el país. Un 81,3% (Septiembre: 80,2%) dijo que “poco” o “nada”. Esta valoración en los partidos del gobierno es de 68,6% (Septiembre: 67,1 por ciento). Los dos aumentan entre septiembre y noviembre, aunque más los partidos de oposición. Esta tendencia viene creciendo desde julio en Seijas-Delphos.
La adhesión a los partidos de la oposición bajó entre el 4 y el 30 de noviembre. Para la primera fecha, la suma de todos los partidos de la unidad que lista Seijas-IVAD fue del 22,9%. El 30 de noviembre, la suma fue del 19,6 por ciento. Una baja del 3,3 por ciento. Los del gobierno también descienden, pero a una velocidad menor que la de los partidos de la unidad: 34,5% a 33,2% el 30 de noviembre, con una caída de 1,3 por ciento.
También en la intención de voto hay cambios que la Mesa debe analizar. En Seijas-IVAD, para noviembre 4, la intención era la siguiente: chavismo 32,4%, oposición 24,8%, independientes 31,2% y Ns/Nr 11,6 por ciento. En noviembre 30, la relación es la siguiente: 29,8%, 19,6%, 33,8%, y 16,8% respectivamente.
En tres semanas, la diferencia entre la intención de voto hacia el gobierno y hacia la oposición aumentó a favor del primero, al pasar de 7,6% a 10,2 por ciento. En ese lapso, la oposición perdió 5,2% de intención de voto, y el gobierno 2,6 por ciento. Aumentó ligeramente la intención hacia los independientes en 1,6% y la que subió más, fue Ns/Nr en 5,2 por ciento.
Una hipótesis tentativa es que la manera de hacer las cosas de la oposición que también emplea la Mesa y que es tradicional en aquél sector, que es “estar en silencio mientras se arma el rompecabezas” (en criollo, no inmiscuirse mucho en lo que pasa en el país, y dedicarse a construir las alianzas políticas para las elecciones, o una lógica que hay también, “hay que esperar a que maduren las condiciones, y eso ya pasa, y lo que hay que hacer es esperar”), parece que ya tocó techo.
Si la Mesa no revisa su posicionamiento estratégico, lo que puede ocurrir es una declinación en los valores comentados o, en el mejor de los casos, un estancamiento. La Mesa debe preocuparse cuando personas migran de la oposición a la condición de Ns/Nr. Lo más probable es que regresen a la oposición –Bloques políticos situacionales- pero pueden no hacerlo. Algo de esto pasó el 15F. Al final, los Ns/Nr se fueron con el Sí de forma mayoritaria, luego de un ir y venir hacia el No (en Seijas).
Ya la etapa de “hacer política sin meterse mucho en lo que pasa en el país”, parece haber finalizado, y se le demanda a la Mesa un cambio en la manera de hacer las cosas, porque la situación cambió. Se le pide más visión, compromiso, y liderazgo. La unidad es un objetivo muy importante y estratégico, pero ya no parece suficiente, dado el nivel que el gobierno ha impreso a la política hoy.
En fin ¿Dónde estamos al comienzo de 2010?
Ante un gobierno que avanza hacia una forma de gobierno autoritaria, sin ningún tipo de límites.
Una oposición que se articula lentamente, pero que todavía no se percibe como alternativa al modelo político vigente.
Y una sociedad cada vez más crítica hacia el gobierno, pero que no halla algún referente institucional al que otorgarle liderazgo.
El gobierno ya encontró su eje de acción, que es compactar a su base, y confiar en que el control institucional y represivo hagan la diferencia para ganar en 2010.
El escenario más probable es que lo refuercen. Aquí cabe todo, aunque hay que relativizar las opciones del gobierno.
Se espera una constituyente, pero no parece ser la primera opción, no sólo porque es riesgosa –hay que elegir a constituyentes- sino porque es más complicada, y el gobierno no la ha necesitado para agarrarse al país con un golpe de Estado en cámara lenta., como hace ahora. Eso les ha servido ¿Para qué arriesgarse, en un momento en que el país está moviéndose? Es probable, entonces y como lo revelan los hechos, que sigan con la “línea Carlos Escarrá”: seguir aprobando leyes como lo vienen haciendo para el control institucional, y dependiendo de los resultados, en 2013 preferiblemente, presentar una reforma constitucional que legitime la “República Bolivariana Socialista de Venezuela”.
Lo nuevo, es que hay que esperar actos y eventos muy simbólicos. Este es un gobierno que cree en brujos, la cábala, astrólogos, y demás especies, por lo que el aspecto mágico es esencial, y consideran que están en un momento estelar del “proceso”, por lo que querrán revivir el “espíritu de 2002”, para tomar fuerza. Si es así, esto supone que desde enero, Chávez hará actos simbólicos –el inicio del Año Bicentenario, o cosas por el estilo- y también anuncie “su declaración de guerra y el comienzo de la campaña admirable”, de manera de agarrar el ritmo desde el comienzo, como hizo en enero de 2002, con el “anuncio de la guerra” desde el Táchira. Los primeros días de enero de 2010 pueden traer actos de este tipo.
Ahora le toca jugar a la unidad. Creo que su acciones hasta ahora han sido exitosas, pero ya tocaron techo. Para ganar se requiere un cambio, y más compromiso. Un cambio que suponga involucrarse más con el país, y en arriesgar, si es el caso.
¿Qué hará la Mesa si no hay elecciones el 26S? ¿Qué hará la Mesa si se convoca una constituyente con “delegados corporativistas” (Fausto Masó, El Nacional, día 19-12-09)? ¿Qué hará la unidad si el gobierno “detiene preventivamente y por su seguridad” a integrantes de la Mesa? ¿Cómo va a reaccionar si el gobierno hace un blackout informativo el 26S?
Lo único que le queda a la Mesa, si hay un desconocimiento de los resultados o el famoso "golpe a la lámpara", es organizar una respuesta desde la calle, una respuesta internacional, y denunciar el desconocimiento. Pero para eso, hay que articular a muchos grupos sociales y de base, que hoy actúan por su cuenta. En otras palabras, hay que articular una respuesta para que cuando Chávez oprima el “botón” para apagar al país, no funcione y sea sólo click, click, click......
Nunca como antes, el destino del país está tan en juego como ahora. Tal vez 2010 no sea la última oportunidad, pero si será políticamente definidor y decisivo.
¡Feliz 2010!

Comentarios

Saludos Ricardo.
Leí buena parte de tu análisis sobre Rafael Caldera para enterarme de tu perspectiva sobre personaje nacional Un detalle: somos muy infieles en internet. Las notas deberían ser más cortas y tener mucho dato duro, como algunos de los que incluyes en tu escrito.
Saludos Carlos:
Gracias por leer el trabajo. Siempre me hablan de lo extenso de los artículos. En fin, que trato de reducirlos, pero a veces no se puede. Igual con los datos duros. A veces hay, y otras veces uno expresa su opinión. Lo bueno de Internet es que siempre se reinventa, y no es un cartabón. Seguiré apostando a la infidelidad del Internet, por lo que veo.
Un abrazo