El encuentro de la oposición



Es positivo y una buena señal, el encuentro que ocurrió entre figuras de la oposición el día 19-7-18. Positivo, porque parece que la iniciativa vino de los mismos dirigentes, lo que comunica que en ellos, hay preocupación por la inercia en la que está la oposición, y que hay que hacer algo, o –es la razón que me gustaría- hayan concluido que la política seguida por las organizaciones de la MUD desde 2014 –con la excepción de la elección para la AN en 2015- de “Cada quien en lo suyo” no ha tenido ningún resultado positivo si se ve lo global. Posiblemente, algunos partidos de la alianza hayan tenido pingües beneficios, pero a un costo muy alto: todos están estancados y desmantelados; algunos con sus cuadros directivos descabezados.

Salvo la imprudencia del grupo de Falcón al comentar lo tratado allí, no se sabe realmente qué hablaron los asistentes. Imprudencia porque imagino es una reunión exploratoria, donde cada partido dirá lo que piensa de forma libre, y eso debe quedar en secreto. Pudieron designar un vocero ad hoc que bien puede ser alguno de los dirigentes o el anfitrión de la cita, para que ofreciera el tradicional general statement. Son detalles que deben corregirse, porque en esta etapa de acercamiento y exploración, tal vez la forma y el método sean más importante que el contenido. 

¿Debió asistir Machado, Velásquez, y Ledezma? Honestamente no tengo una respuesta, porque Venezuela es un país totalmente inelástico, ilógico o a-lógico. Desde 2014 también ocurre un deslinde que no termina en nada, sino en costos y fracasos, al igual que la política de “Cada quien en lo suyo”. 

Los “libertarios” lograron tomar la MUD –simbolizada con la salida de Aveledo en julio de 2014- pero tampoco construyeron una organización o desplazaron a los “colaboracionistas”. Sólo se limitan a chantajear en redes sociales “monetizando la desesperanza” –uso la expresión que leí a un tuitero “libertario” a propósito del caso de una tuitera que decidió quitarse la vida- para que cualquier iniciativa que no tenga su visto bueno, naufrague. Es decir, “ni lavan ni prestan la batea”. Y son muy exitosos en el chantaje digital –muchos le tienen pavor a algún tuit de las luminarias de la pureza opositora- pero a un costo muy alto: no tienen alguna organización política de peso, a pesar del tremendo apoyo internacional (y seguramente financiero) que exhiben; en su reino de twitter, Soy Venezuela tiene apenas poco más de 35 mil seguidores y Vente 116 mil. Tampoco su meta de salir de Maduro se ha cumplido: desde 2013 anuncian que “faltan días y horas” para su salida, pero el calendario apunta a 2019 con Maduro en la Presidencia. Son buenos en el chantaje y destruir, pero incapaces de construir. 

Sin embargo, pienso que ese sector debe asistir para que exponga sus puntos de vista, porque son reuniones exploratorias, con la salvedad que son reuniones que no comprometen, al menos inicialmente. Tal vez la metodología puede incluir etapas; una etapa de exploración, una etapa de recoger propuestas y ordenarlas, una etapa de analizar el papel inicial (luego de un cooling off); una etapa de decisión, y una etapa de acuerdos y puesta en práctica. También debe asistir el grupo de la oposición en la AN. Me parece que la actual directiva tiene una lógica interesante, pero como todo, los esfuerzos son muy dispersos, sin disciplina, y si dan resultados, será a mediano y largo plazo, pero creo que la AN apunta en la dirección correcta: representar intereses, los del “ciudadano de a pie” y no de las elites o “las grandes voces de Venezuela”, limitadas a pedir que un gobierno salga. 

Por lo dicho por Falcón creo en el programa de César Miguel Rondón –no la imprudencia de su equipo- y es otra señal positiva, luce que en esta etapa de la oposición, si hay una unidad, se construirá sobre la diferencia, muy distinta a la MUD de 2009 –alianza que no existía en 2008, ni tampoco es la continuación de la Coordinadora Democrática, como he leído en medios y columnistas que, en teoría, “deberían saberlo”- que se hizo sobre la base de coincidencias. Ahora, no es en qué coincidimos, sino en qué nos diferenciamos, para a partir de la diferencia, buscar lo que une o las coincidencias. Si esto es así, pienso que los dirigentes que se reunieron abordan bien el problema de la oposición porque lo que hay hoy son diferencias. Por eso, es que no es tan fácil “pasar la página” como lo piden las grandes voces de la sociedad política. Hay demasiados agravios en el camino, y lo sensato es asumirlos, decirlos, procesarlos, evaluarlos para, entonces, “pasar la página” si es posible y si no, entonces, la famosa “separación ordenada”. Confío en lo primero, porque la Venezuela del futuro -guste o no- tendrá que construirse a partir de la diferencia, y así deberán ser sus instituciones. Ya no será el “modelo populista de conciliación” explicado por Juan Carlos Rey, sino algo como un modelo para conciliar las diferencias o las diferencias que puedan conciliarse. 

En mi caso, no me siento identificado con la postura de los “libertarios” –una salida de fuerza que tampoco se atreven a llevarla a cabo, que no sea en tuits y encendidos discursos populistas- ni con la tesis de la “fractura” que asumieron la MUD y el FA. Me identifico con las políticas que Falcón llevó a esa reunión, aunque su puesta en escena y voceros me parecen muy flojos, porque una política así tiene que ser encarnada con convicción y no de ruedas de prensa semanales. 

En todo caso, la tarea de los dirigentes es explorar posibles convergencias entre tres políticas divergentes: la “libertaria”, la de la MUD-FA, y la de la Concertación para el Cambio. 

Lo anterior escapa a esta entrada del blog, y son los políticos los entitled para hacerlo y dar respuesta al público, afirmativa o negativa. En mi caso, veo el problema de la oposición en dos niveles.

El primero, de visión, estratégico, y que he tratado en otras entradas, por lo que es algo repetido, pero para mi, esencial ¿Cómo la oposición se engancha nuevamente con la política? Si lo logra, eso le dará fuerza a la oposición, fuerza de verdad, no de twitter. Aquí hay tres respuestas: asume de forma abierta y busca la intervención militar o “humanitaria” –ponga el lector el nombre que le genere menos urticaria- se anota con un paro para ver si gremios pueden lo que no se ha podido desde 2014 que es “fracturar a la coalición dominante”, o las elecciones. Las tres son excluyentes, o una antecede a la otra. También creo que para la oposición, se agotó la etapa de “mascar chicle y caminar al mismo tiempo”. Ahora masca o camina, y luego podrá hacer las dos, si aplica. 

Opto por la última. En todo caso, en mi visión, la “fractura” es un resultado, un producto, una consecuencia, no una meta, objetivo, estrategia, y mucho menos una receta que creo es el error de los “fracturólogos” de la academia y la política: pusieron la carreta (la “fractura”, la receta) delante de los caballos (la organización política para producirla o el contexto para aplicarla). Es decir, una elección puede producir una “fractura”, pero no es lo que se busca, no es “cosificar” o instrumentalizar una elección que es lo que se ha hecho en Venezuela: hacer una “fractura” para ir a una elección, aunque ahora los teóricos y promotores políticos de esta tesis “remiendan el capote” hacia el primer sentido. 

En las elecciones, a su vez, puede haber tres tipos de elección con potencial político (bajo, medio, y alto). Las que menos tienen potencial político, son las de concejos municipales -por cierto, iré a votar para que el alcalde de mi municipio tenga apoyo en el concejo municipal; y votaré con “ese CNE”- otra elección, la planteada por Cabello sobre revocatorios a diputados –que tampoco es una decisión fácil para el gobierno, como lo dejó ver el mismo Cabello cuando habló de “la decisión política”- que tiene un potencial medio, porque si el gobierno toma la “decisión política”, luce serán revocatorios parciales o focalizados. Igualmente, si se hacen estos revocatorios, iré a proteger a la institución de la AN con mi voto o firma. En lo personal, no me gustó la gestión de Ramos y Borges como presidentes de la AN, me agrada más la de Barboza, aunque es muy dispersa; ni tampoco estoy satisfecho con los diputados de mi circuito y estado, pero iré a defender a la institución contra ese intento de anular a la AN de Cabello, y a que esos diputados estén allí, a pesar de mi insatisfacción con su trabajo. 

La consulta que creo tiene importante potencial político es la de la constitución Maduro, que debe hacerse, en mi criterio. El gran problema aquí no es sólo jurídico y político si el gobierno la hace o no –puede decidir no hacerla, y el TSJ decidir al efecto- sino cuál estrategia asume la oposición si esa consulta se hace. Esto, porque el No tiene el potencial de llevar al gobierno a dialogar o a una crisis interna, pero si eso se hace explícito –como la oposición hizo con la “fractura”- el gobierno hará todo a su alcance para quitarle el potencial político a ese posible referéndum. Así que la oposición tendría que definir una política de “vamos pero sin profundizar mucho en el cómo”. Para ponerlo en términos del gobierno, la oposición tiene que adelantar una lógica parecida a la de Chávez en 2004: un “movimiento retrógrado o retardatriz”, para que –si se da la consulta- la oposición tenga éxito y el gobierno dialogue o catalice una crisis interna en la “coalición dominante” que lleve, entonces, a la tan esperada por el público opositor, “fractura”. 

Lo otro, fuera de estas tres opciones, es promover un diálogo con el gobierno. Algunos cambios en el mundo pueden favorecer que se ayude al diálogo, con otros interlocutores internacionales. El gran problema que veo aquí es que no noto en el gobierno incentivos para dialogar, porque lo que la oposición puede plantear no es viable hoy: una elección presidencial, construir el revocatorio para dentro de tres años, o negociar en la próxima AN que se elige en 2020 que ésta haga una consulta al país sobre el mandato presidencial o elecciones presidenciales, que abra la consulta al pueblo. Y francamente, si fuera del gobierno, tampoco vería incentivos para hablar con la oposición, que no sean generalidades, pero cosas sustantivas no se ven posibles. La causa de esto es que el gobierno poco a poco construye su “mundo internacional” –nada nuevo, es lo que revela la teoría de las sanciones- y la oposición no tiene fuerza política. Esas conversaciones quedarán en nada y a discreción de lo que el gobierno quiera, es decir, no serán paritarias ¿Dónde está la ayuda humanitaria que vendría, anunciada por Bertucci luego de reunirse con Maduro? Pero no por lo anterior, no debe intentarse el diálogo. En mi caso, soy favorable al diálogo, pero hoy no le veo mucho sentido porque “no hay con qué” o, mejor dicho, la oposición “no tiene con qué”. 

El segundo nivel es organizacional, tampoco nuevo en la oposición. Leí un artículo de Eduardo Fernández en el cual propone que la oposición tenga la famosa “sala situacional”; o lo dicho por Ramos Allup, sobre la capacidad de respuesta de la MUD cuando ocurre un evento, que es lenta; el famoso grupo de “respuesta rápida” que es eso, sólo una meta o algo que no ha funcionado o lo hace a ratos. Mi opinión allí es que mientras los políticos no deleguen en los técnicos cierto nivel de decisión o de respuesta, no habrá “grupo de respuesta rápida que valga”. Si esto no es posible, los políticos deben delegar entre ellos para tener un “equipo de respuesta rápida” que responda rápidamente, sin tanta burocracia o aprobaciones. Las dos alternativas, suponen confianza. Y la confianza supone compartir una estrategia. Y ésta, una visión también compartida. Con lo que se llega al primer nivel ¿Cómo la oposición se engancha nuevamente con la política?

Pero lo anterior son asuntos técnicos que tienen solución. Lo relevante aquí es la organización a escala humana que deben tener los partidos de la oposición. Es decir, su constituency, pero no sólo electoral, sino social, que es lo que falta. Los grassroots que es lo que pueden darle vida a una estrategia o acciones de la oposición. Por ejemplo, el PSUV reclama que tiene precisadas más de 200 mil calles en Venezuela, que son cerca de 40 mil comunidades ¿Y la oposición, que no sea el “Buró de profesionales y técnicos”? 

En todo caso, celebro el encuentro de este grupo de dirigentes, consciente que no hay salidas rápidas al conflicto venezolano –nunca las ha habido- con la expectativa que se puede construir algo unitario desde la diferencia, que es la situación actual de la oposición.

-->

Comentarios