La república como piñata




En 1937, Rómulo Betancourt escribió un ensayo que luego sería parte de su Magnun opus publicada por primera vez en 1956, Venezuela, política y petróleo (VPP). El ensayo en cuestión se llamó Una república en venta. El texto trató la "entrega de una gran porción del subsuelo nacional a los consorcios extranjeros del petróleo por el despotismo de Juan Vicente Gómez: 1908-1935" (VPP, edición de 2007 de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales). 

Aunque esta "entrega" se superó cuando el país agarró el manejo de su industria principal, simbolizado con la nacionalización de todas las fases del negocio petrolero el día 1-1-76 -el balance de esta política es otro asunto- tomo el título del escrito de Betancourt para hacer un juego con el presente, y hablar de la República como piñata. 

El nombre por una nota publicada por VOA con fecha 28-7-20  -que pasó por "debajo de la mesa", como muchas cosas importantes en el país- en la que reseñan las palabras del asesor jurídico del Departamento de Estado de los EUA, Joshua Simmons, quien habló acerca de las demandas que hay sobre activos de la república en tribunales del mundo. Dijo el funcionario que, “Es una situación realmente complicada porque hay dos gobiernos que presentan puntos de vista en los tribunales de EE.UU. y hay un solo país, el real, así que creo que uno de los desafíos para Venezuela es llegar a un acuerdo

Si no leí mal la nota de VOA, el asesor jurídico del Departamento de Estado dejó ver que las demandas que hay sobre activos venezolanos tienen vida propia y que escapa a la política, porque hay “dos gobiernos y un país”. 

Lo que interpreto de lo expresado por el asesor es que los EUA esperaban una salida rápida de Maduro y quizás por esto se adelantaron todas las demandas, en la idea que Maduro saldría y serían resueltas a favor del “gobierno de transición”. Pero como no ocurrió así, las demandas tienen su propia dinámica y están en el mundo de la justicia, que no es controlado totalmente por la política, al menos en ese nivel, ni en los EUA o en otros países. 

La “normalidad” también se observa aquí: si el conflicto no se resuelve, las demandas siguen y los jueces deberán decidir con base a derecho, y no con base en las preferencias políticas de gobiernos o grupos, que a lo mejor pudo ser si Maduro salía pronto. Es el mensaje del funcionario de los EUA. Por eso dijo que al final, si estas demandas se quieren resolver, hay que llegar a un acuerdo. Lo interpreto como que el gobierno y la oposición deberán negociar o conversar porque son "dos gobiernos y un país" (en mi caso, no estoy en la tesis del "gobierno interino"). 

Si la palabra de este asesor vale, los EUA asumen que tampoco controlan la demandas, y un juez puede decidir a favor de la Asamblea Nacional o no, en el caso de Crystallex y de otras. La justicia también tiene su propia ratio, y las demandas siguen su curso, al margen del conflicto político venezolano. Ya hay decisiones judiciales en los EUA que no favorecen la posición de la AN, más allá si Guaidó es el presidente reconocido por los EUA. Por ejemplo, una decisión comentada en un tuit por el economista Francisco Rodríguez, en la que explicó que un juez en los EUA decidió proteger la identidad de un "testigo experto" por acoso del equipo jurídico del "gobierno interino".  

Con las demandas pasó algo parecido al tema de los emigrantes. Los países receptores calcularon que Maduro saldría pronto del poder, y dieron algo como “puerta franca” a la migración venezolana, en la idea que regresarían luego de la caída de Maduro. Al no salir, los Estados comenzaron a adoptar medidas más restrictivas para el ingreso de personas. Con las demandas es igual: demandas, pero ahora que el conflicto se estancó, Venezuela puede perder sus activos porque los demandantes esperan decisiones con base a derecho, y no con la lógica del conflicto venezolano. A los plaintiffs no les importa si es Guaidó o Maduro, sino recuperar sus inversiones o hacer valer sus derechos. El tiempo fortalece esta posición de “demandas con vida propia”. Es otro “efecto no deseado” del estancamiento del conflicto político venezolano. 

Esta semana, un juez decidió que tres ex-secuestrados por las FARC pueden cobrar una indemnización que vendrá de fondos decomisados por los EUA a personas de Venezuela acusadas de corrupción. 

Una empresa de defensa de los EUA solicitó ser incluida en la demanda de Crystallex contra la república, al reclamar deudas de Venezuela. Finalmente, Owens Illinois solicitó en Singapur el embargo de un tanquero con capacidad para 2 millones de barriles, que cuesta $24 millones, aunque Owens reclama a la república $500 millones, de acuerdo al portal Noticiero Digital. 

Es decir, las demandas internacionales crean una suerte de precedente bajo el principio del alter ego de la república con sus empresas. Cualquier empresa que tenga una deuda con un ente público de Venezuela, expondrá el precedente de Crystallex y reclamará su pago. En criollo, los fondos de Venezuela serán una “piñata” en la que todos creerán tener derecho a sus “caramelos”. Quizás esto es lo que advirtió el funcionario de los EUA, y que lo anterior no podrá ser controlado ni siquiera por ese país, dado que la justicia es independiente. Los jueces decidirán con base a derecho a pesar de la influencia de la política en estos casos, como la carta que Abrams envió al juez del caso Crystallex en la que expresó que decidir la subasta de esa firma complicaría la política de los EUA con respecto a Venezuela. Los abogados de Crystallex respondieron que eso “no es un argumento legal”, según nota del portal Argus. 

También por lo anterior, el asesor jurídico del Departamento de Estado de los EUA afirmó que para abordar estos litigios, "cada parte debe asumir sus responsabilidades para poder superar los retos de forma negociada". 

Por las demandas que cursan contra la república, es claro el motivo para negociar: definir una estrategia conjunta para no litigar entre venezolanos como ocurre con Citgo y el oro en el Banco de Inglaterra, porque las querellas entre personas de un mismo país debilitan la defensa de los activos nacionales. No obstante, no soy optimista en lograr una negociación para una estrategia única de Venezuela. Si a duras penas se logró un acuerdo gobierno de Maduro-AN de Guaidó para firmar un convenio vía OPS para tratar el coronavirus, y tarde porque ya los casos diarios se acercan a 1.000, a pesar que cuando comenzó el virus en marzo grupos y personas en carta pública pidieron ese acuerdo, que fue rechazado y ridiculizado por los que hoy "se tiran al piso" por el acuerdo con la OPS, veo más complicado acordar una estrategia común para defender los dineros de la república, que los dos grupos se pelean en su lucha por el poder. 

En psicología social, para explicar casos de violencia colectiva -como es el conflicto venezolano- hay una teoría que sugiere que el motivo central para los conflictos civiles es "quedarse con la plata", pero como no se puede decir directamente porque no es "polite" y "se ve feo", hay que adornar esta meta de controlar el dinero, con afirmaciones excelsas de lucha ("la soberanía" o "la libertad". Disculpen si se interpreta como que hago la "equivalencia moral" entre el gobierno y la oposición, que no es el propósito). A veces me da la impresión que esta teoría encaja en el caso Venezuela, pero analizar esa "papa caliente" será para otra entrada. 

Salvo decisión final del juez en el caso Crystallex, hoy el precedente es que quien quiera demandar a la república, puede hacerlo ya que las deudas contraídas por cualquier instancia pública son de la república, por el principio del alter ego.

No voy a entrar en la eterna historia de "los responsables", que si "antes de las sanciones, ya existía una crisis" o "no hay gasolina por el bloqueo". Son las respuestas esperadas, para quedar bien con las corrientes de opinión y venderse como "sensato", que es la moda ahora. 

Es claro que el gobierno es el primer responsable de la crisis. Que PDVSA esté en el suelo, es su única responsabilidad. Al mismo tiempo, es evidente que las sanciones potencian el deterioro (palpable en los esfuerzos de los EUA para evitar que llegue gasolina al país, y ver si "se prende el peo" que produzca el esperado "quiebre" o "forzar a Maduro a negociar", aunque no se diga así). No es que "como ya estabas muerto, no importa que te remate", que es la lógica de los defensores de las sanciones. No. Importa. Pero ese no es el punto. El gobierno permitió una corrupción que hoy es motivo para sanciones, pero la AN empleó una defensa con severos conflictos de intereses -Crystallex y la tesis del alter ego, por citar la más visible- que hoy se le devuelven a la nación y, por supuesto, no hay responsables o, ni siquiera, se examinan los méritos de esa estrategia. Solo el "control de daños" cuando ya es tarde y "de eso no se habla". 

Al leer lo que expresó el funcionario de los EUA, pienso lo generosa que ha sido Venezuela y lo inconsecuente de nosotros "sus hijos". La transferencia de riqueza de la nación a los particulares -de forma legal e ilegal- fue colosal. "Ordeñamos" al país, y todavía Venezuela da. A pesar del maltrato de los gobiernos de Chávez y Maduro a Guri, por ejemplo, todavía alumbra a Venezuela. Qué país tan generoso, que todavía da a pesar de estar bien golpeado. Algún día habrá que hacerle un desagravio. 

Lo lamentable es que desde afuera se ve al país como una piñata. Mientras aquí se nos va la vida física, emocional, y moral al lidiar con una crisis, en el exterior querellan para sacar hasta el último centavo que puedan, que se necesitarán para superar la situación o, si en algún momento hay acuerdos políticos, invertirlos en el país para su despegue. 

De la república en venta a la república como piñata. Yo aspiro a una república de pie. 

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