Me impido en lo posible opinar sobre las cosas
de la MUD. Entre 2009 –año en el cual se creó- y 2014, formé parte de la
Secretaría Ejecutiva que coordinó Ramón G. Aveledo O. Como instancia ejecutiva
de los partidos que crearon la Mesa, nos tocó apoyar sus esfuerzos para hacer
de la oposición una alternativa real de poder, y mejorar sus números
electorales, remontada que comenzó en 2006.
Tuvimos aciertos y errores, y
mucho se avanzó en el objetivo central de la Mesa; “Unir a toda la sociedad
democrática para lograr un cambio en Venezuela” (resoluciones de la reunión de
fecha 19-11-09). Pero también hubo déficits: están pendientes importantes metas
definidas en su manifiesto inicial de fecha 8-6-09, que no se lograron.
En 2014 los partidos decidieron
una nueva visión, estructura, y equipo para la Mesa. Por esa razón, me parece
poco elegante opinar sobre el trabajo de compañeros a quienes les toca una
época muy compleja y dura.
Sin embargo, en 2011, estando en
la Mesa, tomé la prevención de bajar la presencia en medios o foros porque
estimé había un conflicto de interés en tanto las invitaciones que recibía
eran a título de politólogo ¿Hablaría con la franqueza que me caracteriza a la
hora de dar mis opiniones, o como alguien de la Secretaría de la Mesa; cuál
cachucha me ponía; era posible la “solución venezolana” de “cobrar por las dos
taquillas” y “estar bien con todo el mundo”?
Chocaron dos valores: mi deseo de
ser lo más honesto posible con el público como trato de ser en las cosas políticas, contra la responsabilidad de estar en una instancia de la oposición
como la Secretaría Ejecutiva. Si tenía alguna crítica –como las tuve- a la
Unidad ¿Debía ventilarla en un medio como politólogo y ser honesto con el
público, o no expresarme con franqueza ante el público para respetar mi
pertenencia a la Mesa?
Como no pude resolver
satisfactoriamente ese choque, opté desde 2011 por bajar la presencia en medios
y foros. Lo he mantenido hasta la fecha y seguramente eso cambiará en algún
momento, pero no me parece que es ahora.
Sin tapujos: para las elecciones
de 2015, la Mesa decidió con base en sus procedimientos y normas los métodos
para seleccionar a sus candidatos, y eso debe ser acatado y respetado.
Si se ve en su propia medida, en
esta ocasión van a primarias más circuitos que en 2010, y la cantidad a elegir
-38 circuitos para 42 diputados, de acuerdo a la MUD- no es cerrada, puede
variar a más o menos circuitos.
La Mesa decidió y eso es lo
importante.
Pero entre la fórmula de consenso
y las primarias, opto por más de las segundas. Cuando el tema se planteó en el
seno de las fuerzas alternativas en 2009, escogí las primarias. Todavía
mantengo mi opinión.
La principal razón es que las
primarias son fuerza para cambiar, para inyectarle transformación e
incertidumbre –en el sentido que no hay ganadores “cantados”- a la política
venezolana; una política y una sociedad muy conservadoras –por más que ahora un gentío en
tuiter se las quieren dar de “liberados” y reclamen con sus “parejas” que no
“hay condones”- a las que les hacen falta nuevas visiones, maneras, estrategias,
ideas, modos de actuar. Es una sociedad muy reacia al cambio. A veces pienso
que Venezuela optó por un “suicidio a cuotas” a cambiar.
Observo en Venezuela –y también
en la región- que la política se mueve hacia una concepción patrimonialista del
Estado y oligárquica en sus grupos. Podrá ser progresista, pero es patrimonial
y oligárquica. Tal vez regresamos a una versión de las “oligarquías liberales”
del Siglo XIX; las “oligarquías progresistas” –no es un oximoron- del Siglo
XXI.
Tabaré se fue, Tabaré regresó.
Bachelet se fue, Bachelet regresó. Lula se fue, Lula quiere volver. La Sra. K
sucedió al Sr. K. Pepe Mujica se fue, pero la Sra. Mujica es candidata a la
alcaldía de Montevideo. La esposa de Daniel Ortega es “canciller en funciones”
de Nicaragua. Uno de sus hijos es ministro. Otros tres, son asesores. Todo en
familia o macollitas de partido o de amigos.
En Venezuela, la posibilidad de
postularse indefinidamente aprobada en 2009, ofrece incentivos para
oligarquizar la política: podemos tener un alcalde, gobernador, legislador, o
presidente para toda la vida, con sus grupitos o macollitas medrando de la
postulación indefinida
La tendencia es a que esto se
refuerce, no que afloje.
Parte del problema de Venezuela
son concepciones agotadas de políticos muy honorables –jóvenes o menos jóvenes-
pero que se formaron en otras escuelas –la de AD-Copei del “centralismo
democrático” y la "obsesión por el consenso", o en la escuela de la “vieja izquierda” de las discusiones
interminables sobre el mismo punto- quienes no parecen estar a la altura de lo que pasa, evidente
en que no atinan una respuesta a la situación del país, más allá de las
“jugadas de rutina”. Y no hay respuesta porque sus “esquemas cognitivos” son de
otro momento. Tampoco son personas muy dadas al cambio porque “yo subo cerro,
en cambio tu eres un filósofo ¿Cuántas elecciones has ganado tu?”.
Esa es la principal debilidad que
veo al consenso. Es un mecanismo de cooptación que depende de la percepción de
quienes deciden el consenso. Si perciben que tal persona tiene las aptitudes y
actitudes x, esa persona entra. Si no, queda fuera aunque tenga cualidades.
Lo anterior alimenta el “coco” de
la política en términos de organización, identificado por Michels a comienzos
del siglo pasado: “la ley de hierro de la oligarquía”.
O estás dentro de la estructura
de los partidos –lo que es válido, si haces carrera allí, aunque igual la
posibilidad de ser marginado o excluido existe- eres un proyecto de algún poder
fáctico, que te dará la publicidad para que “te conozcan”; o tienes que ser “de
las caras que le dicen algo al país”, para que te consideren. Esto me luce una
vía angosta y menos democrática que una primaria para optar a posiciones políticas.
Sin libertades no hay democracia,
pero sin renovación o transformación tampoco.
Por eso creo en primarias. Las
veo como una forma de refrescar una política conservadora y ejercitar en la sociedad la
democracia con el voto.
Por supuesto, las primarias no
son la panacea para evitar la oligarquización de la política. Se requieren
otras iniciativas de tipo político e institucional, pero democratizar la
competencia ayuda a que los partidos se renueven y a que la sociedad tenga una
“mayor oferta” de personas, propuestas, y doctrinas.
¿Qué en una primaria posiblemente ganen “las
maquinarias” y el “más conocido” (o la más)? No lo dudo, pero también puede
suceder lo contrario, y esa es otra de sus fortalezas: introducen una sana
incertidumbre al juego político. No hay “juego cantado” y pueden “ocurrir
sorpresas” ¿En 2007, cuántos pensaron que Obama ganaría a la “maquinaria”
Clinton? Pensé –y aposté- a que Clinton ganaría.
¿Qué si las primarias dividen
porque hay ganadores y perdedores?.....pero ¿En una elección no hay un ganador
y un no ganador, sea primaria o de otro tipo? Si es así ¿Por qué no eliminar
cualquier elección y todo se decide “por consenso” de los entendidos, para
evitar las divisiones?
Luego de la caída de Pérez
Jiménez en 1958, no se logró la candidatura unitaria para las elecciones de
diciembre de ese año. Compitieron varios candidatos. Ganó Betancourt ¿Significó
eso una ruptura con los perdedores? Punto Fijo pudo avanzar con líderes que no se
tenían total simpatía entre ellos. Se promulgó la Constitución de 1961 y la Ley
de Reforma Agraria en 1960, por poner ejemplos de “consensos”, aunque hubo
ganadores y perdedores en lo electoral.
¿Las primarias dividen? Pueden,
pero más divide el orgullo en política ¿Qué somos humanos y tengo mi “honor que
no permitiré que mancillen”? Está bien, buenísimo, pero eso no es lo relevante
en política; cuida más la conciencia y menos el honor, parafraseando a
Montaigne ¿Es menos “digna” Daw Suu quien comparte una curul en el parlamento
de Birmania con militares que la encerraron por más de 20 años y responsables por
omisión de la muerte de su esposo, quien falleció de cáncer? ¿“Dignidad” es
decirle o tuitearle “cuatro vainas” a “Nicolás”, hacer una barricada, y ya?
La pregunta no es si las
primarias dividen sino ¿Qué domina en Venezuela: la política o el orgullo?
Una ventaja adicional de las
primarias es que pueden debilitar las matrices de opinión entubadas. Por
ejemplo, la opinión “salidista” y la opinión extrema (la que se hace llamar
“resistencia”), son las que dominan el clima de opinión en la oposición –que si la “dignidad”, la
“transición”, los “colaboracionistas”- y persuaden que las opiniones moderadas
–en las que creo- son para pendejos o “colaboracionistas”…..¿Por qué no “nos
contamos” para ver qué piensa el elector?....aunque “salidismo” y “resistencia”
parten con ventaja en la opinión, dudo que “quieran contarse” y poner en riesgo
dejar de ser algo como “señores –y señoras- feudales de la opinión pública”.
Reitero que no objeto el consenso,
sino su proporción en la fórmula. Respeta la soberanía de los partidos y eso es
importante. Al fin y al cabo, la Mesa es creación de los partidos. Mi punto es
que a estas alturas de lo que se juega en el país y de la complejidad de la
sociedad venezolana, que no se haya institucionalizado una fórmula y
procedimientos que combinen primarias y consenso, es decepcionante, sabiendo que íbamos a llegar a donde llegamos. Nadie puede decir que "está sorprendido" con lo que pasa, porque desde que las curvas electorales comenzaron a moverse en perjuicio del gobierno y a favor de la Unidad, pronosticar un endurecimiento de la política, no era iluso. De hecho, se hizo (el llamado "Escenario Irán" de 2009).
No obstante, con esta explicación
a favor de las primarias, mantengo la opinión inicial del artículo que la Mesa
decidió bien, por dos razones del momento, que son muy importantes y colocan el
argumento a favor de la MUD y menos en lo que creo, que son las primarias.
La primera razón, la ambición y
orgullo de los “salidistas” y la falta de visión y lentitud de los “no
salidistas”, entre otras consecuencias, se tradujo en una fractura de la
opinión opositora –separación que se observa en el bloque político no
oficialista, IVAD al día 17-10-14- que no se va a arreglar tan fácilmente
porque la ruptura es profunda, no es solo una diferencia “técnica” sobre cómo
hacer la oposición, o cambiar un gobierno, o la “transición”; sino de
concepciones de vida, de la política, de sujetos de la política –para quién se
hace- y de grupo en sí y para sí –cuáles intereses se representan y cómo- que
puede ser percibida con mayor o menor intensidad por las personas.
Seguramente los dirigentes
“salidistas” y “no salidistas” se acordarán para las parlamentarias, pero
dejaron esa –su particular “legado”- fractura en la base. “El tiempo es el
mejor bálsamo”, decía uno de los mejores jefes militares que tuve. No dudo que
aquí pueda funcionar, pero será a mediano y largo plazo.
Para decirlo más sencillo, no
siento un gran ambiente para hacer primarias. Cuando se anunciaron –en momentos
de la detención de Ledezma- mi percepción es que el anuncio no generó mayor
cosa a pesar del momento en el cual se anunció; más allá de la conformidad
inicial.
Ese ambiente que se siente pesado
y desgastante está –en mi opinión- causado en buena medida por la fractura
dentro del ánimo opositor.
Seguramente en los estados la
reacción será diferente porque la política se siente y se hace de forma
distinta a Caracas. Sin embargo, hay que ver los hechos para corroborar lo
anterior.
La Comisión Electoral de la MUD
anunció inscripciones para las primarias hasta el 17-3-15, y la campaña
arrancará el 31-3-15.
Esto será un indicador para
acercarnos al “ánimo hacia las primarias” y evaluar si mi percepción tiene alguna
base en los hechos.
La segunda razón, es que las
primarias suponen unas instituciones, no son un capricho o resultado del
voluntarismo del “ahora quiero primarias” y se llaman a unos “técnicos” para
trabajar en eso, “porque es para ayer la cosa”. La “Gerencia Burda e’zumbá”
típica de Venezuela, que cree que todo es voluntarismo.
Una primaria para que sea
primaria “como debe ser”, no se improvisa. El punto es que la Unidad no trabajó
a tiempo para construir o actualizar la institucionalidad para las primarias, y ahora tiene que hacerlo, contra reloj ¿Qué el venezolano se crece cuando actúa corriendo
contra reloj? Chévere; pero una primaria requiere de un diseño cuidadoso.
Se quieren primarias, no
plebiscitos o “ratificaciones de territorios”. Tal vez Obama ganó a Clinton
porque fueron unas primarias de 21 meses, no de 6 semanas. A lo mejor en 6
semanas, la “maquinaria Clinton” se hubiese impuesto.
Las primarias producen un ganador
y un perdedor, pero en un “fair play”; y un juego justo requiere preparación, tiempo, e
instituciones que respalden el inmenso esfuerzo y costo de hacer primarias.
Unos cuantos de los políticos de
la oposición que hoy hablan de las parlamentarias, hasta no hace mucho las
despreciaban. Recuerdo que en 2013 cuando se planteaba el tema de las parlamentarias,
la respuesta era “que no es el momento” -¿cuándo será el tiempo para el
momento?- si se planteaba en 2014, la respuesta era “¿y tu eres de los que
dices que hay que esperar? ¡No se puede esperar a enero de 2016! ¡Imagínate a
Bolívar esperando!”; si se planteaba hasta no hace mucho en 2015, la respuesta
era, “es inmoral hablar de las parlamentarias cuando hay presos políticos”.
Ahora que parece “moral” hablar
de la elección para la AN, la institucionalidad que debe respaldar el esfuerzo
no se nota o lo hace menos. Se observa que las cosas se hacen sobre la marcha.
La crisis, la escasez; machete, pero para eso existe algo que se llama
planificación ¿Qué había que esperar a ver qué pasaba con “La salida”; que si
en la Mesa hubo cambios? Pepiao, pero pudiste nombrar tu comisión ad hoc para
adelantar todo para cuando llegara la hora, que llegó, y que iba a venir, con
“salida” o “sin salida”. No es que íbamos a llegar a otra cosa, y de repente
aparecieron las parlamentarias “por descarte”. Ah, que las instituciones de la
Mesa no pueden con las ambiciones y estrategias de quienes
forman la MUD; ah bueno, eso es otro problema.
A pesar que la real politik habla que “el gobierno va a suspender las elecciones” –imagino que con la
declaración de Lucena el día 10-3-15 y la “habilitante anti-imperialista”, esta
percepción se refuerza- soy de los que piensa –como en 2013- que vamos a llegar
a las parlamentarias (como creo vamos a llegar a las presidenciales de 2018; no
me acompleja escribirlo o decir, “sí, creo que hay que esperar el cumplimiento
del calendario electoral”). En 2013, las parlamentarias ya estaban cerca. Hoy,
miran de frente ¿Qué no hay que descartar ningún escenario? Excelente, trabaja
en los escenarios y ten tus “protocolos para actuar”, pero también prepárate para una
elección que pareciera será entre septiembre y diciembre de 2015.
Así, entonces, con estos antecedentes, parece adecuada la
decisión de la Mesa, que no quiere decir que deba ser así siempre. Uno espera
que el expediente de la excepcionalidad se cierre, y que se diseñen instituciones para promover la
competencia en la Unidad, para darle fluidez al tráfico en la
política; a que el agua política no se estanque, como está ahora. Estancada
porque no hay movimiento, sino lo mismo –y los mismos- una y otra vez.
Queda a la Mesa informar más
sobre su decisión y su fórmula acordada, el por qué de las mismas; la
perspectiva comparada con 2010, y lo más importante, crear el ambiente para que
nos metamos en las primarias y en el clima parlamentario en general. Tratar que
ese ambiente sea lo más independiente del día a día de la política, para que la
fórmula consenso-primarias destaque. Finalmente, despejar los “gallos” del
consenso –imagino que será luego de las primarias, dado el “inestable equilibrio”
de la decisión tomada, y que los partidos “salidistas” y “no salidistas” estarán
bregando su mejor ubicación en la “maqueta” candidatural- hacer un acto
unitario con los escogidos para presentarlos a Venezuela; y mostrar los equipos, programas, consignas, estrategias. En
dos platos, meternos en el agua electoral, sin tanto protocolo o “bomba”.
A futuro, sugeriría normar e
institucionalizar una combinación consenso-primarias mandatoria para la Unidad,
con la preparación debida para que los métodos combinados funcionen en su mejor
capacidad, que no dependa del capricho de dirigentes -no estar sujetos a cuando es "moral" o "inmoral" hablar sobre algo- y menos de las circunstancias.
No dudo de la sapiencia de
notables de los partidos y sus amigos, pero me parece más democrático presentarse
al pueblo y que éste decida, más que lograr ser atractivo a los jefes
políticos o a un poder fáctico, para poder aspirar o estar en posiciones de
representación.
Mantengo mi confianza en el
pueblo. Como dijo Betancourt –en un tono paternalista del cual difiero- pero hago mías sus palabras cuando promulgó la Ley de Reforma Agraria el 5-3-60, “(…)Si
algo ha sido aliento y estímulo en mi vida pública, es la fe sin desmayo que he
mantenido siempre en la capacidad de raciocinio de los venezolanos, y en su
aptitud para ser conducidos por el buen camino cuando quienes los conducen han
demostrado una inveterada consecuencia a la causa popular”.
¿Qué tal si hoy, 55 años después,
validamos la “inveterada consecuencia a la causa popular”, institucionalizando para el futuro una combinación consenso-primarias que supere el decepcionante momento de hoy?
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