¿La eventual violencia política es más organizada?


Artículo escrito el 28-9-24

Se me complica escribir mis análisis políticos. No porque no pueda, quiera, o tenga un problema para hacerlos. Es que los hechos van demasiado rápido y me sobrepasan. No termino de pensar en un tema, y aparece otro. Desde el punto de vista cognitivo, me sobrecargo de pensamientos y aparece la ansiedad y la tensión para escribir. A veces paraliza porque el organismo quiere salir del displacer de ver la hoja en blanco y el tiempo correr. Parálisis perniciosa porque no escribo nada y me quedo como inmovilizado viendo la pantalla con la mente en blanco.

En psicología social nos enseñan que una manera para llevar la tensión es tener un plan. Normalmente lo que escribo es lo que de repente me inspira por ser un tema relevante, porque considero que puedo aportar, porque valoro que lo domino, entre otras razones, pero no hacía planes. Ahora tengo que disciplinar la Musa. Comencé con una lista de temas tentativos. Igual no compensa la velocidad de los hechos. Más bien, los abordo con retraso, pero me ayuda a ordenar las ideas y a poner la tensión en control.

El tema de hoy es sobre una rueda de prensa -creo su primera- del ministro del interior, Diosdado Cabello, con fecha 14 de septiembre. La semana que viene aspiro a escribir sobre el documento firmado por EGU en la embajada de España. El lunes 14 de octubre sobre la carta de Capriles en la que anunció que se separó de la directiva de PJ.

Antes de este anuncio del exgobernador, en los Informes de la oficina trabajamos la hipótesis que la inercia y la ausencia de una estrategia de la oposición -sorprendida porque el quiebre post 28 de julio no se dio, al menos todavía- crea vacíos que comienzan a llenarse de muchas maneras. Desde el “Ya casi Venezuela” hasta acciones más formales como las de Capriles. Vamos a dejar esta hipótesis para el artículo del 14 de octubre y nos quedamos con la rueda de prensa de Diosdado Cabello del 14 de septiembre ¿Por qué me parece importante?

Hablar sobre Diosdado Cabello no es fácil. No porque sea “intocable”, asuste -en su programa del miércoles 25-9-24 señaló que un dirigente de PJ, “tiene un cable pelao conmigo”- o no le guste que se metan con él, aunque le agrada meterse con todo el mundo, sino porque es un personaje que sabe de política pero que al mismo tiempo la anula. Tal vez por la guasa que le gusta. Algo como “lo que hace con las manos, lo desbarata con los pies”.

No me muero por salir en su cartelera del programa como algunos de la “oposición de verdad” que se les sale en tuiter, “Diosdado me va a nombrar”, tuitean orgullosos. Cabello prestigia por lo visto. No, gracias. Menos mal que no soy “de la oposición de verdad” y de la que “no se dobla”.

Cabello me comunica una figura que quiere representar algo como un “esencialismo venezolano” y una suerte de “socialista utópico” con un estilo cercano que es apreciado por el chavista de base o por el público popular.

Vi un video en el que saludó a unos mototaxistas en La Guaira. El ministro tiene buen rapport con el público porque “entra por abajito”. Me llamó la atención la respuesta de los motorizados, lo que habla bien del pueblo de Venezuela. Respeto, pero distancia, no porque tengan algo en contra de Cabello. Lo atribuyo a la experiencia que a los venezolanos nos tocó vivir con la crisis económica. Un resultado es que las personas ganaron autonomía frente a la política. Saben que es importante, que les afecta, pero que, al final del día, su destino está en su trabajo, en lo que hagan. Saludan con respeto a un político, pero hasta ahí. Están al corriente que eso no cambiará sus vidas o destinos. La política forma parte del paisaje, pero ya no es lo central si lo fue. Si la política ofrece algo, bien, pero no es para morirse o quedarse esperando por ella.

De las cosas más cuestionables de “Diosdado” son dos. La primera, la “operación tun tun” que consiste en señalar personas como “objetivos”. Lo infame de lo anterior es que Cabello no es administrador de justicia, pero su palabra atemoriza y es una señal para la represión del Estado.

Lo segundo poner la lealtad por encima de la capacidad que lo llevó a apoyar a personas como Hugbel Roa. En descargo del ministro, esta segunda vale para toda la política venezolana. En la oposición, los inútiles “leales a la causa” son aplaudidos en tuiter y celebrados por los políticos, aunque los lleven al fracaso.

Cierta oposición tiene una relación amor-odio con el ministro. Hasta no hace mucho “Diosdado” era algo como la “última esperanza para el quiebre por arriba” porque, como se decía cuando cierta oposición lo cortejaba frente a Chávez, “Diosdado no ha ido a Cuba”. Tal vez la acidez y lo burlón del dirigente del PSUV es para compensar tanto casquillo que le echaron durante la época del comandante en la búsqueda del quiebre, que es el Santo Grial de la oposición (todavía sigue pegada a esa fracasada teoría bajo la idea que hoy se dará porque “hubo una elección que ganamos”).

Veo su programa de los miércoles hasta la cartelera nacional, aunque ahora cambió la estructura del programa y es más tedioso para verlo. Antes era más dinámico. Cuando no se pone irónico, Cabello me comunica una persona que realmente sabe de política. Tiene el defecto de los chavistas con poder -aunque es un yerro de la política venezolana en general en tiempos recientes- que es una inmensa arrogancia de manera que puede saber de política, puede ser un buen negociador, puede ser un hombre de palabra -la cultura venezolana del honor en la que el ministro cree- pero siempre asumirá una postura superior, de perdonavidas. Nunca se asumirá en igualdad frente a un no chavista. A veces hago política ficción y pienso cómo sería un “acuerdo para la transición” entre el gobierno y la oposición cuando lo que domina es la prepotencia y un sentido de moral superior en los dos grupos.  No me lo puedo imaginar porque es un imposible.

Esa prepotencia lo lleva a no distinguir -común en el chavismo- entre Estado, sociedad, y partido. Para el ministro, las tres son la misma cosa de manera que no hay conflictos de intereses. Por ejemplo, que sea ministro y mantenga el programa de los miércoles es un conflicto de interés. Cabello lo sabe, pero lo resuelve como se hace en Venezuela. Restarle relevancia, un chiste o una joda, “tengo un amigo que es ministro” dice “Diosdado” en el papel del amigo cada miércoles mientras lee lo que se va a comer “el maracucho” ¡Qué sabroso es mandar en Venezuela, así sea con apagones e hiperinflación!

¿Por qué es importante la rueda de prensa de Cabello del 14 de septiembre? Tengo una hipótesis de entrada que posiblemente desarrolle más en el artículo acerca de la carta de Capriles para separarse de la dirección nacional de PJ. Esta carta junto a una intervención de Pedro Sánchez me hizo ver lo que creo está de fondo. Pero lo dejo para el artículo previsto para el 14 de octubre. Lo que me hizo ver, rápido, es que es no hay que confundir estrategias que parecen iguales que hoy se confunden. De manera intencionada o no. Lo explicaré en ese texto.

La hipótesis es la siguiente: al fallar las iniciativas negociadoras y de “presión” para “convencer a Maduro que mejor le conviene irse” -aunque se mantiene la esperanza que de aquí a enero “pase algo” porque “suceden cosas que no vemos” por lo que “foco”, que es el nuevo mantra, ya no la “templanza”, aunque las dos expresiones son pavosas- el vacío comienza a ser llenado por diferentes iniciativas que van desde “Ya casi Venezuela” hasta la carta de Capriles.

Aquí pueden entrar iniciativas que justifiquen la violencia política porque regresan las explicaciones sobre el momento político centradas en “los secuestradores”, “los malandros”, y la “estructura criminal” que encantan a cierta opinión opositora para mostrar “que están corridos en 500 plazas” de la vida e impresionar no sé a quién, será a tuiter. Ese complejo venezolano de mostrarse como los “arrechos”, los “venecos”, que han vivido, pero como dice el refrán muy venezolano -que imagino todos deben conocer, porque las historietas hoy son “venir de abajo- ese estilo es “luz para calle y oscuridad para la casa”.  

En redes sociales personas apuestan a una salida con armas y presentan los escenarios cómo se daría. Como se indicó, si no se perciben salidas políticas, personas justificarán la violencia política. De aquí que este escenario no debe ser descartado.

No lo veo con fuerza -más luego del recule de los promotores del “Ya casi Venezuela” que ahora dicen no ser tales; comenzaron las denuncias de estafa, y luego del anuncio de la fiscalía de una investigación a este movimiento, más de un “cuatriboleao” de tuiter se asustó, “pasará agachao”, y veremos los recules del recule- pero tampoco lo descarto por la simple lógica de si se cierra la vía política, la vía armada está abierta. Chávez citaba una frase de Kennedy sobre este punto. No sé si realmente el expresidente asesinado en 1963 la dijo, pero la frase citada por el comandante más o menos dice así, “cuando la vía política se cierra, queda la violencia”. Por eso no descarto ese escenario. Hoy, la vía política y electoral parecen cerradas a la oposición para ganar y producir la alternancia o un poder respetado por el gobierno, no condicionado.

No pienso un escenario lucha armada tipo los años 60 sino la lucha armada del siglo XXI tipo las guerras del Siglo XXI de Mary Kaldor: contratistas PMC, tecnología, operaciones quirúrgicas, desestabilización, terrorismo focalizado, espionaje, drones, “pagers”, y cosas en ese estilo.

Con base en la rueda de prensa de Cabello, la impresión que me comunicó es que la violencia política de ahora es más organizada, con presencia internacional y articulada con movimientos políticos sean partidos o gobiernos.

Tiene un legitimante muy importante si se da, “la oposición jugó con las reglas, ganó la elección, la robaron, hizo todo lo posible ¿por qué no considerar la violencia política u opciones de presión política distintas a las usadas hasta ahora?”. Es una justificación muy poderosa. Si la oposición hizo todo ¿por qué no evaluar todas las opciones “sobre la mesa y por debajo de la mesa”, ahora sí?

Mi análisis de la violencia política durante el gobierno de Maduro entre 2019 y 2023 las caractericé como “tirar la parada” -parte de la historia de Venezuela, “tirar paradas” para ver qué sale, las “revoluciones” durante el Siglo XIX y durante la época de Gómez - sin articulación con movimientos políticos formales.

Son acciones de “los tipos arrechos” de Venezuela pero que no impresionan a nadie, solo a tuiter que aplaude, para variar. Aspirantes civiles a caudillos improvisados con contactos el mundo militar, principalmente jóvenes tal vez golpeados por la crisis de los años de la hiper y de la escasez, quienes optaron por insurgir o abandonar a las FAN. La época de las deserciones para buscar una vida o conspirar desde afuera para tumbar al gobierno de Maduro principalmente de oficiales jóvenes, pero no hubo vínculos orgánicos con la política. Más bien, los jóvenes militares revelaron el prejuicio dominante hacia la política, “es algo sucio” o “los políticos no son confiables”.

La impresión que tengo, a partir de la rueda de prensa del 14 de septiembre, es que las conspiraciones de ahora son más organizadas y con articulación política, principalmente afuera de Venezuela.

Se repite el patrón de 2018 en 2024: cuando el centro político de Venezuela se debilita -como es el caso ahora con una plataforma unitaria que no tiene fuerza- los centros externos que creen en vías insurreccionales y en conspirar se fortalecen e influyen en la oposición. La votación en el parlamento de España es una señal de esa disputa.

Aunque en 2019 grupos similares promovieron un acuerdo para reconocer a Guaidó, en 2024 las diferencias son visibles por la manera cómo se votó en los parlamentos. Ganó el sí, pero hubo votos negativos, a diferencia de 2019 cuando el apoyo al interinato fue mayor. En otras palabras, hay polarización y menos unanimidad. Al menos en los parlamentos de Europa. Lo anterior para afirmar que el centro político no es fuerte y los sectores con propuestas extremas ganan espacio como se nota con la vuelta del lenguaje sobre la “estructura criminal” y el “Estado narco”.

Aunque la exposición de Cabello fue interesada para los objetivos del gobierno -empleó un tono formal, nada de lo arrabalero que puede y le gusta ser para descalificar a adversarios- porque fue una rueda de prensa para el público externo -solicitó precisiones a los EUA y a España por las relaciones que estableció con los detenidos de ambos países- y para mostrar credibilidad, lo que supuso emplear una ruta central como se afirma en psicología social. Es decir, con elementos para analizar.

El ejecutivo comunicó que ante una “nueva conspiración” que puede tener sus antecedentes en Gedeón, las de hoy parecen más organizadas y de mayor alcance y participación de grupos, incluido sectores malandros que es otro tema para el que he escrito para este blog. Examiné lo que llamé la violencia proto política de grupos malandros que, si las evidencias del ministro tienen base, las de hoy son con mayor nivel político en el sentido de construir un “amigo-enemigo” que antes era menos nítido. Existía la intuición, pero hoy el discurso malandro emplea ese clivaje de manera más precisa. Ya no es una violencia proto política sino una violencia política en clave delincuencial.

También puede explicar la consolidación de la narrativa “contra el fascismo” del chavismo.

Durante el “congreso antifascista” el 11-9-24 se aprobó crear una “internacional antifascista” con sede en Caracas. No es casual que haya sido así. El ejecutivo busca insertar las conspiraciones internas dentro de un esquema geopolítico internacional para que no quede solo como un asunto de Venezuela. Lo hace por política y también como propaganda. Venezuela es a 2024 lo que la república en España a 1936, es la propaganda. Con la diferencia -es la propaganda- Venezuela derrotará a los “Franco” de adentro y de afuera.

El ejecutivo se refuerza no solo diplomáticamente sino con un discurso político para audiencias de los “camaradas” internacionales. Tampoco es casual la venida de influencers cercanos al mundo oficial que graban un país normal y feliz, que llegó al cuestionable y vergonzoso reportaje de Michelo en El Helicoide.

No me molesta que influencers del gobierno vengan a grabar la “normalidad” de la vida caraqueña. Por una sencilla razón. Quienes promueven como punto de honor lo de “Venezuela se o no se arregló” tanto en el gobierno como en la oposición -no me interesa si molesta la “equiparación”- son sectores que llevan grandes vidas que exponen en tuiter, que van desde la Filven en la “plaza de la juventud” hasta conciertos en “la concha”. Son los privilegiados del conflicto que llevan tranquilas existencias que les produce disonancia y la quieren cerrar con un tema de “Venezuela se o no se arregló” para no sentirse tan culpables de tener glamorosas vidas a las que no van a renunciar.

No vi todo el video de Michelo en El Helicoide -uno de casi 9 minutos- pero me pareció que banaliza la represión del Estado. No le hace un favor al gobierno sino queda como uno más cruel. Para Arendt, la “banalidad del mal” se inicia cuando se pierde la capacidad para pensar. Por eso el “stop and think”. Hay que detenerse para pensar, para activar el “pensamiento controlado” o la “ruta central”.

Al hacer de las críticas al Helicoide una burla, Michelo se banalizó a sí mismo y, aunque no lo quiera, desacreditó al ejecutivo al ponerlo como uno autoritario pero banal, que es la peor forma. A Arendt le impresionó lo burdo de Eichmann, pero lo letal que fue. Con las diferencias entre una situación y otra -no estoy en el grupo que compara a Venezuela con la Alemania nazi, la Italia de Mussolini o la Argentina de Videla- lo burdo de Michelo en su propaganda a favor del chavismo, pero letal para justificar la represión del Estado.  

Tampoco es casualidad lo sensible y las rápidas respuestas del gobierno para denunciar y apoyar en los casos de Honduras y Colombia. En ambos países sus presidentes han revelado planes para golpes de Estado o para derrocarlos. El ejecutivo nacional no deja pasar estas denuncias, apoyó a Castro y a Petro, e insertó el caso venezolano dentro de una geopolítica ideológica que no es democracia/libertad versus autoritarismos sino pueblos versus fascismos. Es el clivaje que el gobierno quiere legitimar y hacer visible.  

En el programa del presidente Maduro del 16-9-24, desarrolló más esta idea acerca de cómo “los fascismos” se articulan a nivel mundial. Un hecho que el chavismo tomará para su percepción es el anuncio que Ecuador revisará la prohibición de bases militares en ese país, acordada durante el gobierno de Correa.

En sencillo, se abre la puerta a que la base de Manta pueda activarse otra vez. El gobierno lo asumirá como parte de una estrategia para cercarlo o asecharlo porque ya no es una “lucha local” con apoyo internacional, sino que los términos cambiaron: la lucha ya es internacional con manifestaciones locales.

Por supuesto, el ejecutivo venezolano a la cabeza en contra de “los fascismos” y ser el factor de contención regional. Es la jugada geopolítica en la que el chavismo anda. Ya no es tanto el eje nacionalista durante Chávez que fue contra el imperialismo y a favor de la “patria grande” sino ahora es contra el fascismo que es “el virus de Occidente”.

En el fondo del contenido de la rueda de prensa, el nuevo ministro del interior avisó de un decomiso de armas que se usarían para promover una insurrección. Los operadores serían malandros y mercenarios de afuera. Cabello habló de dos españoles detenidos vinculados a la inteligencia de ese país, de los que todavía no se sabe dónde están por lo afirmado por el canciller Albares (lo que, de paso, tumba el video de Michelo en El Helicoide; es tan feliz ese “parque” que, si te llevan allí, nadie lo sabrá, “un parque para perderse en sus recovecos”, puede ser el eslogan del “mundo feliz” de Michelo). Los relacionó con una reciente declaración de la ministra de la defensa de ese país en la que afirmó que el gobierno de Maduro “es una dictadura”. Junto a los españoles, hay detenidos de los EUA y de la república checa.  

Lo que Cabello expresó es que se arma una operación tipo Gedeón entre los EUA y España, entre la inteligencia de ambas naciones.

Una cosa que llamó la atención es que el gobierno no se las sabe todas -los jefes de bandas malandras que tenían teléfonos en las cárceles, por ejemplo, a pesar de la “revolución carcelaria”- pero una vez que tiene una pista o intuición, la sigue y la exprime como parece ser este caso. Por lo dicho por Cabello, el ejecutivo sabía algo, pero no tanto como ahora.

La rueda de prensa ofreció informaciones de peso, que no parecen inventos. Por supuesto, Cabello las presentó para favorecer al gobierno, pero comunicó nombres, sitios, estrategia, etc. La hipótesis que desmantela un grupo insurreccional puede tener peso por los hechos presentados.

Peso que otorgo a las afirmaciones dadas por Maduro en una entrevista en Telesur el 25-9-24. Habló del caso Pegasus en Colombia. Para mi artículo, lo importante de ese caso es que complica la solución política venezolana. Hay una paranoia del gobierno para justificar su represión, sí, pero hay hechos que me parecen ciertos como lo afirmado por el mandatario sobre Pegasus. Y mientras los cara’cortá influyan en la oposición, no habrá solución política al conflicto venezolano.

La pregunta que surge, si se asume que la denuncia de Cabello es plausible ¿justifica robarse una elección solo por la seguridad del Estado y de la nación; una “razón de Estado”? Claro que no lo justifica. Ese punto no se discute. El asunto es cómo la oposición -realmente no la oposición, sino la sociedad opositora en general- logra comunicar la centralidad de la política, aunque hoy parece cerrada luego del 28 de julio, por la que aparecen los cara’cortá para llenar el vacío de la ineficacia política que no es atribuible exclusivamente a la oposición porque el gobierno reprime y la hace ineficaz.

El tema que plantea la rueda de prensa de Cabello es cómo mantener lo central de la política para que los grupos que apuestan a la violencia política -si aparecen- no tengan nada que ver con la oposición política y esta mantenga su legitimidad como fuerza para el cambio en Venezuela.

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