Obama y Raúl


Cuando esta entrada esté publicada, imagino serán muchos los artículos que examinen el anuncio de Obama y Raúl Castro, de normalizar relaciones entre Cuba y los EUA, rotas hace más de 50 años.

Sin embargo, quiero aportar a la discusión la arista política del acuerdo y qué lecciones puede tener para Venezuela, a la luz de lo que los venezolanos vivimos en nuestro país.

Me enteré de la noticia en un terreno en donde produzco, cuando estaba recogiendo aguacates, y próximo al almuerzo navideño con los trabajadores del terreno. En un momento, abrí el tuiter. Leí una información sobre el hecho. No la creí al principio. Me extrañé, pero a medida que bajaba en los tuits; sí, sí, es verdad!….y comencé a hacer RT y escribí un corto tuit, con la mirada puesta en Venezuela.

Es innegable que las conversaciones Cuba-EUA tendrán efectos en Venezuela. Quedará a los expertos precisar cómo y la dirección, pero me alegré al leer la noticia. Sentí que el peso existencial se hizo más liviano. Me sentí con menos inquietudes. Disfrute más el almuerzo navideño, mientras pensaba sobre los posibles efectos en nuestro país.

La alegría no es gratuita. No solo por el pueblo de Cuba y las familias de la isla que están fuera, y que anhelan unas relaciones normales (anhelamos, diría), sino porque pienso que hoy día, la política venezolana y sus actores están agotados, ya no dan para más. 

Más allá de unas frases para el barrio o para los públicos "cautivos", tipo Fidel doblegó a los gringos o Raúl le montó cachos a Nicolás; más allá de ese “humor” ya pavoso (y malo); más allá de jugadas tipo House of Cards –vivimos en el realismo de los expertos en la real politik­- los protagonistas no son capaces de hallar una solución o, al menos, un bosquejo de lo que pudiera ser una solución al juego trancado en que está Venezuela.  

No solo el agotamiento físico es evidente en los rostros de los actores del gobierno y de la Unidad, sino el cansancio en ideas también es palpable.

La política en Venezuela hoy es solo jugar al desgaste del adversario, pero no hay creación o innovación. Solo “esperar” para ver si ocurre el desgaste o para ver si “pasa algo” –hace un mes, el default; hace 15 días, el precio del petróleo; hoy, las sanciones aprobadas por el Congreso de los EUA; mañana, veremos- que cambie las cosas que los actores no pueden o no quieren cambiar.

De aquí el ambiente de inercia, el sopor político que se respira; seguramente lo percibo más porque soy parte de una generación que está en sus mejores años productivos y que se formó tanto en el mundo civil como militar, para aportar al país, pero que siente que sus mejores años para aportar se le van en una guerra de desgaste entre grupos que ya viven de las rentas de la polarización.

Un amigo del tuiter, Edgar @curuncuncunio me envío el enlace de un artículo de la escritora cubana Wendy Guerra, escrito desde la cotidianidad del cubano. Muchas de las cosas que describe Guerra como la cotidianidad política cubana se me parecen a cosas que ya experimento con la política aquí en Venezuela.

Escribió algo que me resonó mucho:

"La vida política se ha enraizado en una eternidad desgarradora, honda, una eternidad infinita que ha vencido a mis abuelos, a mis padres y que puede, poderosamente, vencerme a mí y a los míos". 

Sí, así me parece la política nacional, una eternidad infinita y siento que los rodillos de ese trapiche que desmenuza generaciones llamado Venezuela, me atrapó las piernas. No puedo dejar que me agarre todo. 

Eso fue lo que pensé durante la comida de Navidad: caray, a lo mejor esta corajuda decisión de Obama y Raúl, influye aquí para ver si el juego político cambia, para ver si los actores de aquí se ponen las pilas, para ver si por fin se puede romper la inercia, y podemos avanzar, hacia no sé donde, pero avanzar, salir de este sopor, de esta zona de confort que ya tiene muchos beneficiarios. Un empujoncito de afuera a lo mejor ayuda a destrancar esto aquí adentro. 

Mi lectura del acuerdo inicial Cuba-EUA y cuáles lecciones se pueden sacar para Venezuela, la sintetizo en dos.

Primera lección. La mejor manera de salir de la inercia es apostando a la incertidumbre.

Eso fue lo que hicieron Obama y Raúl, apoyados por el Papa Francisco y Canadá, y decidieron poner fin a un status quo y entrar en un curso de acción con resultados inciertos.

A lo mejor, resulta en lo que dijo el Senador McCain, que la normalización It is about the appeasement of autocratic dictators, thugs, and adversaries, diminishing America's influence in the world. Is it any wonder that under President Obama's watch our enemies are emboldened and our friends demoralized?

Tal vez, pero también puede resultar en la apuesta de Obama –en la que me incluyo- que la normalización facilite la apertura gradual del sistema político de la isla; cosa nada fácil, porque hay que superar una inercia de más de 50 años, a la velocidad cubana, es decir, indescifrable.

Cuando me refiero a incertidumbre, no es que no existan preferencias o escenarios, sino –a la manera del politólogo Adam Przeworski- que no hay resultados determinados previamente, ex ante.

La noticia de la normalización –informan los medios- estuvo precedida de conversaciones durante 18 meses, y luego el gesto de intercambiar presos políticos.

La impresión que me causó el pliego de peticiones de la Casa Blanca al gobierno cubano, es una lista que no es maximalista, y supongo que es así, para que las conversaciones prosigan, y no se tranquen en puntos principistas. Tal vez comenzar con lo económico –el texto de la Casa Blanca tiene mucho de eso, e interesa a los dos- para llegar, al final, a temas de principios, no es una mala ruta.   
  
Lo políticamente relevante de la decisión Obama-Castro es que decidieron poner fin a una zona de confort con muchos beneficiarios.

Pudieron no hacerlo. Era lo más cómodo y tal vez lo socialmente aceptado, pero al terminar ese orden, asumen un costo político alto, y eso es a lo que los analistas se refieren como coraje. Eso sí es coraje de verdad. Atreverse a cambiar un orden hacia algo incierto, eso sí es valor.

Por supuesto, el costo político mayor –ya se ve- lo asume Obama porque forma parte de un gobierno democrático y plural, a diferencia de Castro, que encabeza una longeva y agotada dictadura, pero dictadura al fin.

Castro, también, asumirá sus costos. Hasta el momento de escribir esta nota, Fidel no ha dicho algo sobre la conversación, y sería el único capaz de hacer un check and balance sobre Raúl. Quizás por eso Raúl vistió el uniforme de General de los Ejércitos para anunciar la normalización, como una manera de auto afirmarse y afirmar su autoridad, en proceso de autonomía del manto de Fidel.

Con Obama, luego de las elecciones de mitad del período en la que el partido demócrata no salió bien y a los días Obama lanzó la propuesta para la inmigración, me puse a pensar qué pasó con Obama. Un cambio de 180 grados, de un Obama que no era al Obama que es, al Obama del Audacity of Hope: claro, con una visión, y consistente.

Me luce que lo que lo hizo regresar a sus principios fue un cierto clima de mofa hacia él, que lo noté en medios de comunicación y conversaciones, luego de que Putin comenzó a tomar territorios de la antigua URSS.

Los medios en su tradicional simplificación y banalidad, pintaron a un Putin tipo macho alfa y a un Obama como el negrito de la cabaña del Tío Tom. Eso fue como en junio de 2014. Objetivado en la imagen de Putin con un tigre, Obama con un perrito.

Luego vino la burla a la familia de Obama, y más tarde, se pasó a chistes racistas, como se descubrieron en los correos de los ejecutivos de Sony Pictures. Resulta increíble que a estas alturas de la vida, personas mantengan prejuicios de ese tipo, más si son gurúes de los media.

Los nunca bien ponderados pundits y analistas del system, muchos concluían, luego de las elecciones de mitad del período, que “a Obama solo le queda escribir sus memorias”.

Incluso, aquí en Venezuela, asistí a reuniones de políticos los que, de acuerdo a periodistas de la fuente política, tienen burdel, y se referían al Presidente de los EUA, “es un bolsa”, dicho con la prepotencia y banalidad con la que usualmente se habla en Venezuela. No sé qué pensarán ahora.

Mi hipótesis es que Obama evalúo ese clima y terminar una presidencia opacado por chistes racistas y comentarios sobre “ya no tiene nada que hacer” –cuando todavía tiene 24 meses para hacer- políticamente no sería el mejor legado del primer mandatario negro de los EUA. 

Si Obama fracasa, los que vienen atrás: mujeres, latinos, transexuales, minorías, les será cuesta arriba o imposible llegar a la Casa Blanca. Llegarán los de siempre. The Big People. Si mi hipótesis tiene base, es un motivador muy fuerte para tomar acciones arriesgadas como las que tomó Obama luego de las elecciones de mitad del período.

En resumen, tanto Obama como Castro rompieron un orden para avanzar hacia algo nuevo, incierto. No es poca cosa en la política, donde lo “normal” es la inercia, como la que se respira en Venezuela.

Segunda lección, para romper con la inercia se necesitan personas de calibre político. No es quien quiera, sino quien tenga la estatura.

No me refiero al héroe carliano o al “gran hombre” de Plejanov, sino de hombres conscientes de realidades y de lo que hay que hacer, y que tienen el valor, la autoridad para dar el primer paso.

Personas no convencionales. Un Papa que afirma que “los perros van al cielo” como Francisco, indudablemente es la persona para aventar un acuerdo como el de Cuba y los EUA. Un Papa más convencional, seguramente se va por lo tradicional: comisiones, una declaración, una promesa. Las “jugadas de rutina”.

Estamos en tiempos no convenciones. Este clima es el semillero de liderazgos transformadores, o "no convencionales". 

Un presidente negro como Obama cae en este grupo. Tiene más autoridad para avanzar en soluciones innovadoras que un "Presidente convencional". 

Como viene de un grupo objeto de prejuicios en su país, eso le da un leverage para tomar decisiones que rompan con el status quo. De hecho, la expectativa hacia Obana en 2008 era esa, expectativa no satisfecha en su totalidad, que también explica por qué Obama cayó en el afecto de muchos -la famosa "popularidad"- y contribuyó al clima de “a Obama se lo tragó el sistema”, que dio pasó al ambiente de burla y chistes racistas, como una manera de penalizarlo, en una sociedad todavía con prejuicios como revelan los EUA a partir del caso Ferguson.

¿Y Raúl Castro? Solo puedo decir, como Plejanov -un autor marxista para un dirigente marxista- “Está dotado de particularidades que le convierten en el individuo más capaz de servir a las grandes necesidades sociales de su época”, parece ser la persona en Cuba para dar ese paso hoy. El hombre para el momento "histórico" actual. Es de la Nomenklatura, de lo más alto, es Castro Ruz, y parece dispuesto a abrir la economía de su país, lentamente, pero abrirla, como lo muestra el documento presentado en 2010 y aprobado en 2011, sobre las transformaciones económicas al modelo cubano, que comento en la entrada Las reformas de Raúl, que escribí el 27-11-2010. 

Las personas cuentan. Sin De Klerk, Mandela no hubiese sido Mandela. Si hubiese continuado en el Apartheid una persona tipo P. W. Botha, tal vez el fin de la segregación en el país del continente africano hubiese tardado más o Mandela hubiese fallecido en la cárcel, a la espera de la apertura. Nos hubiésemos privado del ejemplo de su estatura, humildad, y magnanimidad, que nos inspiran a muchos.

Pero sin Mandela, De Klerk no hubiese sido De Klerk. Tal vez sus deseos de apertura los hubiesen obstaculizado los extremistas del Apartheid, al no tener un interlocutor para hablar con el “régimen”; dicho sea de paso, fue Mandela quien pidió hablar con el “régimen”, no que éste se “venía abajo” y por eso decidieron abrir el diálogo con el CNA. 

También ocurrieron sanciones de los EUA a Suráfrica, pero el primer paso lo dio Mandela, lo que nos dice de la estatura y calibre político de esta persona, en par con De Klerk, un hombre blanco, quien tuvo la autoridad y capacidad para abrir el sistema de Apartheid, en el cual creció y lo llevó al poder, a pesar de las críticas. Los dos, en su momento, rompieron el status quo.

Lo mismo pudiera decirse de la dupla Walessa-Juan Pablo II o Reagan-Gorbachov. 

Apostar a la incertidumbre y tener estatura, calibre político; las dos lecciones que deja el anuncio de la normalización de las relaciones entre Cuba y los EUA, para el caso venezolano, con una inquietante pregunta ¿Queremos salir de la inercia y tenemos calibre político? Hoy, mis respuestas son: no y no. 

Al momento de escribir esta entrada, apenas comienza la sesión de la AN para designar a las vacantes del CNE, TSJ, y a los integrantes del Poder Moral.

Ojalá la tardanza para arrancar sea un coletazo del clima que trae el anuncio de Obama y Raúl. Que esa sesión tenga la estatura para romper la inercia en la que está Venezuela, y abracemos la incertidumbre de la democracia, hacia algo que desconocemos, pero que podemos bosquejar con nuestras acciones; que el país respire porque la política fluye, no está estancada. 

El destino final de la incertidumbre de hoy, nos tocará decidirlo a los venezolanos con nuestros votos en 2015.

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